Una Ley de Servicios Profesionales incompatible con el anonimato del ingeniero

El nuevo borrador de Ley de Servicios Profesionales sigue suscitando debates, especialmente entre los arquitectos. Diréis que les concedo mucha importancia, y diréis bien, por aquello de “las barbas del vecino” y porque durante muchos años se han sabido promocionar mejor que los ingenieros y eso es algo que conviene valorar. Y de valoraciones quería hablar yo, porque el otro día en uno de esos debates se dijo una cosa interesante: “tenemos que conseguir que la gente valore que su casa esté hecha por un arquitecto”.

He aquí un factor común entre sectores, el problema de la autoría ante el público, el problema de saber “quién ha hecho qué”.

No me refiero a obras o edificios famosos, hablo del día a día. ¿Sabemos el nombre del arquitecto que ha hecho nuestra casa? Alguien dirá que si, en poblaciones pequeñas o viviendas unifamiliares, pero a nivel urbanita no serán muchos. Hay arquitecto porque la ley obliga a ello, pero su presencia es tan desconocida como la de los ingenieros que han proyectado las carreteras, puentes, túneles y líneas de metro y ferrocarril que usamos todos los días, desconocida salvo para acordarnos de ellos cuando algo falla o no nos gusta.

Vivimos en un mundo bipolar: anonimato o fama; o no sabemos quién lo ha hecho o si lo sabemos y es muy famoso. Aquí no hay grises, sólo blancos y negros.

Guardaba este estudio de HISPALYT sobre “La calidad de la vivienda en España” (pdf – 2.766 KB) desde hace tiempo, por esta pregunta, precisamente: ¿Cuáles son los aspectos más valorados en una vivienda?

HISPALYT - Aspectos valorados en la vivienda

Dice el estudio:

Tanto el prestigio de la constructora como la reputación del arquitecto son los dos aspectos que menos contemplan los posibles compradores de una vivienda. Probablemente influye en ello el hecho de que, en numerosas ocasiones, ni siquiera se informe de estas cuestiones en las memorias de calidades de los edificios.

Es de 2007 y alguien podría decir que está desfasado, pero no lo creo, esta es la realidad y hoy sería incluso peor. Si tienes un solar bien situado, comunicado, soleado y tranquilo puedes construir lo que quieras, se va a vender, lo firme un arquitecto o lo firme un ingeniero, igual que nadie valora quién ha proyectado una carretera o un puente, lo usan sin preguntar, nos guste o no.

Con una Ley de Servicios Profesionales que permite a todos «hacer de todo» más nos vale espabilar. Los ingenieros queremos que se reconozca nuestra labor pero nos escondemos en algo tan anónimo como “el servicio a la sociedad” y dejamos que sean los políticos quienes decidan sobre lo que deberían ser cuestiones técnicas meditadas, estudiadas y razonadas, ¿qué tal si empezamos a presentarnos como profesionales responsables?, ¿se ha planteado algún Colegio Profesional una buena campaña de publicidad?, no sería mala idea, teniendo en cuenta la cantidad de ingenierías que hay…


Un nuevo borrador de «Ley de Servicios Profesionales» para un viejo problema, el enfrentamiento entre ingenieros y arquitectos por una edificación ahora en crisis

Supongo que a estas alturas ya sabéis que el nuevo borrador (diciembre de 2012) del anteproyecto de «Ley de Servicios Profesionales» extiende la reserva de actividad de la edificación a las ingenierías competentes. Si, lo que lees, los ingenieros «vamos» a poder firmar edificación (y entrecomillo el «vamos» porque sigue siendo el segundo borrador de un anteproyecto, o sea, que no hay nada en firme todavía).

He aquí la presentación del borrador, de fecha 20 de diciembre (el archivo pdf está generado el 28 de diciembre, pero no parece una inocentada).

Las reacciones no se han hecho esperar. Según el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectura de España:

«extender la reserva de actividad de la arquitectura a todas las ingenierías […] conllevaría su práctica desaparición, así como la destrucción de la arquitectura en nuestro país.» [Fuente]

Mientras que el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales replica con un:

«[…] como si el uso al que va a ser destinado el edificio fuera relevante a la hora de establecer la complejidad técnica en la fase de proyecto o de ejecución.» [Fuente]

Ambas declaraciones son más que discutibles. Decir que la arquitectura va a desaparecer es alarmista y exagerado, aunque quizá sí tengan que hacerlo quienes viven de los que se dedican a la arquitectura (es complicado, pero sé lo que me digo, léelo despacio). Por otro lado, me parece poco afortunado el escrito del COII, una cosa es decir que el uso no justifica una reserva de actividad y otra afirmar que el uso no es relevante. No, tampoco es eso.

La persona humana que hay detrás de este blog (servidor de usted), ha trabajado algunos años en edificación, que no arquitectura. En control de calidad, un tema sobre el que se podría escribir mucho (no siempre bueno), y en geotecnia, haciendo estudios geotécnicos y peritaciones en todo tipo de patologías relacionadas con el terreno, vamos, que conozco la parte «subterránea» del sector.

He tenido la suerte de trabajar con buenos y malos arquitectos, lo que aumenta todavía más la percepción relativa de unos sobre otros. Enfatizar lo negativo sobre lo positivo es un sesgo cognitivo de libro, así que me limitaré a hablar de los buenos arquitectos, profesionales que han trabajado como negros (nunca mejor dicho) para otros arquitectos y una vez establecidos por su cuenta siguen discutiendo y peleando planos, cuantías y lo que venga, agobiados por una maraña de normativas y leyes contradictorias entre sí, ansiosos por utilizar técnicas y materiales que los constructores se niegan a colocar (mucho menos pagar) y conscientes de ser los responsables si pasa algo.

Y no sé los demás, pero los que yo he tratado están hasta las mismísimas narices de la dichosa fama de “artistas”.

Se atribuye a Billy Wilder la frase «Austria ha conseguido convencer al mundo de que Beethoven era austríaco y Hitler era alemán«. Con la arquitectura ha pasado algo parecido. Políticos y constructores han conseguido que todas las culpas recaigan sobre los arquitectos, quedando ellos libres de todo mal. Existen culpables, por supuesto, pero no es justo juzgar el todo por la parte. Presenta a un arquitecto y la gente verá un «artista», jamás un profesional puteado.

Mi intención era continuar esta entrada con una recopilación de lo que se estaba escribiendo sobre el tema para analizar qué preocupa a cada quién, pero «Con Sentido (y) Crítico» se me ha adelantado con cuatro completas y detalladas entradas sobre «Lo que se dice sobre la #LSP: La perspectiva desde la«:

Leídos los enlaces, yo sigo pensando que todo esto responde a una mera motivación económica llamada «visado», es más, no me quito de la cabeza esa conocida cita de Adam Smith, de hace más de 200 años:

“Gente del mismo oficio rara vez se reúne para alegrarse o divertirse sin que la conversación termine en una conspiración contra el publico o en alguna estratagema para subir los precios”.

Visto lo visto (y en caso de que no haya más borradores), creo que los arquitectos tienen Arquitectura (con A mayúscula) para rato. Si todos podemos hacer de todo, alguien sobrará, efectivamente, pero no serán los arquitectos…


«El Futuro de las Profesiones», para el CICCP lo importante es el visado

Crecen los enanos en el “Circo Mediático de las Noticias Asombrosas del Gobierno” (ríase usted del Cirque du Soleil, oiga). Esta vez el triple salto mortal de la pista central corre a cuenta del nuevo borrador (si, otro) de la Ley de Servicios Profesionales, que se atreve con la eliminación de las reservas de actividad para los arquitectos, lo dicho, un triple salto mortal… ¿sin red?, ya veremos, por ahora sólo es un borrador.

Curiosamente, unos días antes de conocerse el borrador el presidente del CICCP escribía sobre el tema en “Cinco Días” y ya dejaba caer la eliminación de las reservas de actividad, aunque parecía estar más preocupado por la pérdida del visado obligatorio. En cualquier caso, puestos a tener miedo, lo que de verdad asusta, y mucho, es esta frase:

“lo razonable es que el ejercicio profesional de las diferentes profesiones reguladas de ingeniería se fundamente en dicho marco”.

Atención al tema porque el “marco” al que se refiere es el plan Bolonia, si, el mismo marco que no ha sido capaz de homologar a los titulados de planes anteriores se pone ahora como ejemplo para regular el ejercicio profesional… Dios nos pille confesados si todo lo hacen igual de bien.

Señor Presidente, el cargo le permite hablar por los ICCP, pero eso no quiere decir que todos compartan su visión del asunto. Los ICCP estamos mucho más preocupados por el paro y la homologación del título #soymastereuropeo que por los visados de la Ley de Servicios Profesionales. Si tenemos que demostrar nuestra valía frente a otros titulados lo haremos, pero no juegue con nosotros…

 

EL FUTURO DE LAS PROFESIONES

La llamada Ley Ómnibus de 2009, transposición de una directiva europea de diciembre de 2006 relativa a los servicios en el mercado interior, fue un primer instrumento normativo para modificar y liberalizar el sector servicios y afectó de modo importante a las profesiones regladas, las ingenierías en particular. En concreto, introdujo 18 modificaciones a la Ley de Colegios Profesionales de 1974, preconstitucional por tanto, que había regulado hasta entonces el funcionamiento de dichas instituciones. Entre otras modificaciones, desaparecieron la colegiación obligatoria -que ya solo rige cuando así lo dispone una ley estatal-, la obligación del visado y la posibilidad de publicar baremos indicativos de precios de los diferentes servicios. El visado profesional quedó posteriormente regulado mediante el Real Decreto 1.000/2010, de 5 de agosto, que incluye la obligación del visado en la edificación y en ciertas obras relacionadas con explosivos y minería, pero no declara obligatorio el visado de ninguna obra pública, ni siquiera de aquellas de cuya solidez y estabilidad depende de forma muy obvia la seguridad de las personas.

En definitiva, se requiere certificación colegial para proyectar y construir un edificio de viviendas u oficinas pero no para diseñar y construir un puente o una presa. Aquella Ley Ómnibus disponía que en el plazo de un año se promulgaría una disposición también con rango de ley que determinase las profesiones para cuyo ejercicio sería obligatoria la colegiación. Y aunque circularon varios borradores del Gobierno anterior, aquella norma no llegó a promulgarse.

En septiembre pasado, el Gobierno aprobaba su plan estratégico de política económica, que habría de desarrollarse durante el primer semestre de 2013 y que incluía el envío al Parlamento de un proyecto de Ley de Servicios Profesionales encaminado a «fomentar la competencia en este segmento del sector servicios». El objetivo no es cuestionable, pero parece claro que hay que compatibilizarlo con otros designios tendentes a mantener la calidad de las prestaciones y de los servicios públicos a ellas vinculadas, y a preservar la buena salud y el elevado prestigio de nuestras empresas, en buena medida basado en la competencia irreprochable de los técnicos que trabajan en ellas.

Lógicamente, desconocemos los términos en que el Gobierno planteará su propuesta, pero algunas declaraciones todavía de carácter general y faltas de concreción han hecho cierto hincapié en la eliminación de la mayoría de las reservas de actividad, que se correspondían en el pasado con dominios de colegiación obligatoria. En este sentido, convendría prevenirse contra una excesiva desregulación de las profesiones técnicas, ya que, de un lado, es irreal asimilarlas entre sí como si fueran meras especialidades de una misma ingeniería -difícilmente las presas que proyecta el ingeniero de caminos podrán ser ejecutadas por el ingeniero naval, ni el buque que este construye podría quedar en manos de un ingeniero agrónomo-, y, de otro lado, la calidad de nuestros técnicos, que redunda en el ya mencionado e indudablemente reconocido prestigio internacional de nuestras empresas de ingeniería y de servicios, es consecuencia de la excelente preparación de nuestros ingenieros, clasificados por las especialidades que son usuales en la comunidad internacional.

En definitiva, y como ha manifestado la Unión Profesional de Colegios de Ingenieros, la regulación que finalmente se plantee de las ingenierías «no puede ser ajena a la reciente adaptación que se ha realizado en España de las titulaciones universitarias para su adecuación al Espacio Europeo de Educación Superior (Bolonia). Este nuevo marco (Real Decreto 1.393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales) ha definido con claridad qué títulos universitarios habilitan para el ejercicio de profesiones reguladas (con lo cual no existe problema para su identificación) y también ha establecido qué competencias se deben adquirir para ejercer determinadas profesiones. Por ello, lo razonable es que el ejercicio profesional de las diferentes profesiones reguladas de ingeniería se fundamente en dicho marco».

«Basta con un análisis de las diferentes órdenes que establecen los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habilitan para el ejercicio de las diferentes profesiones de ingeniero (aeronáutico, minas, navales, caminos, canales y puertos, montes, industrial, telecomunicación y agrónomo) para percatarse de que el núcleo general de conocimientos académicos es sumamente específico en cada una de las ramas de ingeniería. De esta forma, parecería absurdo que alguien que haya obtenido los conocimientos que le habilitan para ejercer una concreta profesión regulada de ingeniero -naval, industrial, de montes, etc.- pudiera disponer de atribuciones profesionales sobre un área ajena a sus conocimientos».

En lo relativo al visado, el citado Real Decreto 1.000/2010, de 5 de agosto, establece en el artículo 2 el visado obligatorio en los proyectos de ejecución de edificación, certificados de final de obra de edificación, proyectos de demolición de edificaciones y otros casos singulares relacionados con explosivos y con la minería. De nuevo hay que decir que es un sinsentido garantizar la idoneidad de quien proyecta un edificio y no de quien construye un puente, pongamos por caso. A nuestro juicio, el real decreto debería revisarse íntegramente con más ecuanimidad.

Por último, no cabe desconocer que el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos mantiene un seguro de responsabilidad civil que protege a todos los colegiados. Tal garantía para la sociedad solo tiene sentido en un marco regulatorio de reserva de actividad y de colegiación obligatoria. La desaparición del seguro dejaría desvalida en la práctica a la sociedad civil.

En suma, los ingenieros de caminos creemos que una mayor competencia en los servicios ha de ser positiva para la economía, pero no de manera desordenada ni exacerbada, si no queremos que la competitividad mal entendida termine deteriorando la solvencia de las prestaciones. Por lo mismo, nada nos agradaría más que poder participar con nuestro asesoramiento en la elaboración de las normas que ha de conjugar la liberalización efectiva de la economía con la preservación de la calidad de nuestras actuaciones empresariales y de la profesionalidad de nuestros técnicos, cuyo acomodo intelectual y personal en el seno de los colegios ha demostrado ser una salvaguarda para la excelencia.

Juan Antonio Santamera Sánchez
Presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Cinco Días, 14 de diciembre de 2012 (enlace)


El Título de Ingeniero de Caminos y el Máster

Hace unos meses, con motivo de las elecciones a la junta de gobierno del CICCP, se podía leer en ConstruCloud «el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos puede tener defectos o no, pero nos representa profesionalmente y con la que está cayendo no estamos para ir cerrando puertas«.

Es cierto, el colegio nos representa… y quizá demasiado. Estas últimas semanas, con motivo de la petición de firmas para la homologación del máster he estado hablando con muchos compañeros, y entre las muchas preguntas que surgían de la conversación destacaba siempre la misma: ¿Y qué hace el colegio?

Ayer, 17 de diciembre, el CICCP hizo algo, escribió esto en su web y en el Grupo de Ingenieros de Caminos de LinkedIn (las negritas son mías):

El Título de Ingeniero de Caminos y el máster.

La solución al problema del título reside en la transposición de la directiva europea que ya dispone la equivalencia al máster de los ingenieros egresados antes de Bolonia. A falta de dicha transposición, es innegable que la situación actual es anómala y genera indefensión e incertidumbre ya que, tras una carrera larga y con suficientes créditos, el título no tiene reconocida su equivalencia a máster.

Esta situación ejerce efectos en tres ejes fundamentales: uno, una falta de referencia académica de unos titulados que buscan empleo fuera de nuestras fronteras; dos, un agravio al no identificarse los méritos de los titulados pre-Bolonia y tres, una pérdida de competitividad de nuestras empresas en procesos de contratación con ingenieros de caminos de nuestro país.

El primer paso para resolver el problema y abarcar toda su complejidad normativa es identificar sus diferentes aristas en España y analizar las oportunidades, especialmente las vías abiertas en el ámbito del Espacio Común Europeo de Educación. Además, en Francia está plenamente transpuesta la Directiva de equivalencia entre títulos mediante un máster. L’École Nationale des Ponts et Chaussées aporta un modelo de éxito que debe servir como ejemplo, ya que el título menciona la ‘equivalencia al máster’ con lo que se elimina la inseguridad jurídica. Siguiendo este modelo en el ámbito europeo, en nuestro caso se debería añadir en el título un reconocimiento explícito de validez internacional que también expresara la equivalencia al Máster de Ingeniero de Caminos.

En este terreno, el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, desde su estructura nacional, trabaja con la premisa de que corresponde al Ministerio de Educación adoptar las medidas normativas necesarias, ya que es el órgano competente de la administración que tiene la responsabilidad del Estado en la homologación de títulos.

Por ello, el Colegio, como representante de la profesión, ha trasladado al Ministerio su inquietud sobre el particular, y le ha informado de los graves perjuicios e inconvenientes, individuales y empresariales, que se generarían en el caso de no encontrar una solución idónea.

Como consecuencia de las conversaciones mantenidas, el Ministerio se ha comprometido a estudiarlo con rapidez, y esperamos que se produzca el resultado deseado.

El objetivo prioritario es que nuestros profesionales que buscan una salida internacional puedan presentar un título homologable con equivalencia en la UE y reconocido en todo el mundo.

 

Después de decir que estaba todo hecho y al día siguiente decir que era imposible, y de ignorar una carta al director firmada por 240 colegiados, el CICCP ha hablado… 21 días después de iniciarse la discusión en LinkedIn.

La situación de los Colegios Profesionales, en general, no es precisamente buena:

El CICCP tiene en estos momentos una oportunidad sin igual de ayudar a sus colegiados (salvo que descubra cómo crear trabajo, que sería todavía mejor). El reconocimiento del máster es el primer paso para encontrar trabajo fuera de España, conseguirlo es primordial, y para ello cuenta con el apoyo y el respaldo de muchos colegiados -entre los que me incluyo- en sus conversaciones con el Ministerio de Educación… porque si todo esto sale mal y la única opción para tener el máster es volver a pagarlo, mucho me temo que el colegio tenga que consultar el artículo 68 (y último) de los estatutos

PD: Seguimos esperando un #soymastereuropeo en Twitter.

Actualización 8 de enero: La cuenta oficial del CICCP en Twitter ha utilizado el #soymastereuropeo.


 

Escudo CICCP


Mensaje navideño del CICCP: «nos hemos ido haciendo conscientes del problema»

Tenemos mensaje navideño del presidente del CICCP para 2012. Adjunto la versión completa, aunque a grandes rasgos, se puede resumir en:

  • «nos hemos ido haciendo conscientes de que nuestra carrera tropieza con un problema de titulación».
  • Las “intensas gestiones” efectuadas para lograr la homologación oficial con el máster van por buen camino.
  • Los certificados que emiten el Colegio y las Escuelas no sirven.
  • Lo importante de verdad es la ley de Servicios Profesionales.
  • Van a probar a usar Youtube y, ya de paso, a renovar la web.

Vamos, que seguimos igual. Eso si, ya son conscientes del problema, algo es algo («nos hemos ido haciendo«, atención a la forma verbal).

 

El texto completo, a continuación:

 

COLEGIO DE INGENIEROS DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS
EL PRESIDENTE
12 de diciembre de 2012

Estimados compañeros:

Me dirijo a vosotros en estas significadas fechas de fin de año para daros cuenta de lo realizado por el nuevo equipo de gobierno del Colegio, que me honro en presidir, desde que nos hicimos cargo de esta institución el pasado mayo.

La necesidad imperativa e inaplazable de adaptar el Colegio a las nuevas circunstancias -en especial la desaparición del visado obligatorio y la crisis económica, con su secuela de fortísimo desempleo para nuestra profesión- nos ha llevado a reestructurar la administración del Colegio y realizar un rediseño de su esquema de funcionamiento. Hemos conseguido así un modelo sostenible que ya ha alcanzado, de cara a 2013, por primera vez en varios años, el equilibrio presupuestario, a pesar de que estamos incrementando la prestación de servicios a los colegiados.

Conscientes de que en la actualidad el desempleo profesional sólo se paliará significativamente mediante la internacionalización de la oferta, nos hemos marcado como primero y principal objetivo una vasta acción en este sentido, así como en la búsqueda de nichos de empleo en actividades no tradicionales. Los resultados han empezado a verse y, con seguridad, se incrementarán en el futuro.

Al hilo de la internacionalización nuestra, y de nuestras empresas, nos hemos ido haciendo conscientes de que nuestra carrera tropieza con un problema de titulación: los ingenieros egresados antes de la reforma de Bolonia no poseen la titulación de Máster, pese a que la duración de los estudios y el número de créditos equivalen a tal titulación, que debería ser reconocida como tal por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Sin perjuicio de que las Escuelas y el propio Colegio puedan certificar la naturaleza de los estudios realizados, estamos efectuando intensas gestiones, que van por buen camino, para lograr la debida homologación oficial de nuestros estudios como Máster.

El Gobierno ha anunciado, asimismo, la inminente remisión al Parlamento del anteproyecto de ley de Servicios Profesionales, de la que depende la reserva de actividad de nuestra profesión y la obligatoriedad de la colegiación y del visado. También a este respecto estamos realizando intensas gestiones para divulgar la naturaleza de nuestro trabajo, la necesidad de garantizar la seguridad de sus destinatarios y de preservar el aseguramiento de responsabilidad civil que el Colegio proporciona a todos los colegiados.

Por último, deseo informar de que, por razones de eficiencia y de ahorro, todas las revistas y boletines del Colegio se refunden a partir de enero en una renovada Revista de Obras Públicas, que, sin perder su carácter técnico, incluirá análisis sobre la coyuntura, informará sobre las vicisitudes de la profesión, dará especial relevancia a la internacionalización de nuestros compañeros y empresas y servirá de vínculo de comunicación con nuestras administraciones. También hemos realizado un gran esfuerzo para que las jornadas que se celebren en el Colegio lleguen en directo a todos a través de videoconferencia por internet, amplificando de esta manera su difusión. Asimismo, en las próximas semanas se renovará la web del Colegio, que se vinculará a un boletín semanal que se remitirá a todos los colegiados.

Aprovecho gustoso esta ocasión para desearos unas felices fiestas y un año 2013 menos amargo y más esperanzador que éste que finaliza.

Juan A. Santamera Sánchez
Presidente