Soy un auténtico gafe de los trenes, cuando no se gripa la junta de la trócola, se escoña el sistema informático o atropella a alguien, ya sea un suicida o un despistado en un «paso vicioso», la cuestión es que siempre que subo a un tren ocurre algo.
¿Qué es un «paso vicioso»?, se estará preguntando alguno, pues bien, para entendernos, los pasos viciosos son esos pasos provisionales o simplemente «accesibles» (una valla rota que ahorra dar un rodeo, por ejemplo), por los que la gente se acostumbra -incorrectamente- a cruzar las vías, generando así un vicio (entendiendo como tal el hábito de obrar mal, en su cuarta acepción según la RAE).
Como decían en clase de ferrocarriles durante la carrera, lo malo no es que la gente se acostumbre a pasar, lo malo es que te juren y perjuren que ya el abuelo de su abuelo pasaba por allí… ¡¡ en trazados nuevos !! (lo cual demuestra que la estupidez es congénita, a veces).
Es por esta razón, precisamente, porque olvidamos muy rápido y nos viciamos todavía más rápido, que los pasos viciosos resultan especialmente problemáticos. Y justamente por eso, la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) del Ministerio de Fomento tiene en su web todos los informes sobre accidentes (casi 30 atropellos al año) con planos, fotografías y esquemas de lo sucedido, entre ellos el informe final sobre el accidente de Castelldefels de la noche de San Juan de 2010, con 12 muertos (pdf).
La próxima vez que quieras ahorrar cinco minutos usando un paso vicioso, recuerda que, en caso de error, además de morirte y dejar de cotizar (no sé qué es peor), estarás dando un montón de quebraderos de cabeza a los técnicos que tienen que hacer esos informes, hazlo por ellos, piensa en los técnicos, cruza por los pasos establecidos.
Y si te van los temas ferroviarios… ¡¡ ya tardas en visitar Geotren !!