Lo avisé en la última entrada, el próximo libro estaría dedicado a las estaciones geomecánicas. Bien, helo aquí, se titula «Manual de estaciones geomecánicas» y está escrito por Luis Jordá, Roberto Tomás, Manuel Arlandi y Antonio Abellán.
Como sabéis, cuando reseño o anuncio libros en el blog trato de ser imparcial. Si algo me gusta, lo digo, y si algo no me gusta, también lo digo (explicando por qué, eso si, que criticar es fácil).
Bien, pues con este libro voy a ser parcial, lo aviso desde el principio, básicamente porque los autores son amigos, me han enviado una copia firmada y dedicada (saben que me gustan esas cosas), salgo en la bibliografía y hasta me nombran en los agradecimientos. Vamos, que podría decir que soy imparcial, pero no me ibais a creer, ¿a que no?
Supe de la existencia de este libro (en aquel momento todavía un índice) en verano de 2013, en Perú, tomando una Cusqueña con el primer autor. Lo cierto es que ya lo había olvidado, y aunque hace unos meses estuve con el segundo autor (esta vez fue una Mahou, en Madrid), ni se me pasó por la cabeza preguntar, y resulta que ya estaba acabado.
Como su nombre indica, se trata de un completo Manual de estaciones geomecánicas para la descripción de macizos rocosos en afloramientos. Busca ser eminentemente práctico y gráfico, y creo que consigue ambas cosas. ¿Es gratuito?, no, cuesta ~30 €, ¿recomiendo su compra?, si, ¿por qué?, sigue leyendo
Los autores tenían el listón muy alto, porque ya había un libro en español de esta temática. En 1978, tratando de normalizar la manera de tomar datos de campo, la International Society for Rocks Mechanics (ISRM) publicó los «Suggested methods for the quantitative description of discontinuities in rock masses«. En 1999, el IGME tradujo parte del texto del ISRM, añadió un montón de fotografías con ejemplos y publicó su «Manual de campo para la descripción y caracterización de macizos rocosos en afloramientos«. Por cierto, siendo Luis González de Vallejo uno de los editores, el libro incluía su clasificación geomecánica, la SRC, tengo pendiente hablar sobre ella, algún día.
La idea de partida de este nuevo libro era hacer «una herramienta de consulta rápida» en la que estuvieran incluidas todas las tablas, gráficas y esquemas necesarios para hacer una estación geomecánica. Esto no quiere decir que te puedas plantar delante de un talud con este libro y hacer una estación geomecánica. Hay que tener una serie de conocimientos previos, pero todo lo demás está aquí (salvo, quizás, un estadillo o planilla para tomar notas).
Cuando llegó a mis manos no tenía ni idea de que el prólogo fuera de D. Manuel Romana, pero bastó empezar a leerlo para reconocer su estilo. Además menciona algo que estuvimos comentando, en petit comité, durante la Jornada 2016 de la Sociedad Española de Mecánica de Rocas, si en el futuro se seguirán haciendo estaciones geomecánicas como hasta ahora. Contesta D. Manuel que si y no, porque «el proceso de captación de datos se automatizará y mecanizará«.
Coincido, los nuevos métodos van a permitir extraer muchísima más información del macizo (el cuarto autor es un experto en el tema), y en mi opinión, en ese momento será más necesario que nunca saber hacer e interpretar los datos de una estación geomecánica, porque el día que se automatice el proceso pasará lo que ya ha ocurrido con otras áreas de la geotecnia… que veremos datos completamente imposibles justificados con «pues es lo que ha salido», y si en mecánica de suelos es peligroso, en rocas ya ni os cuento.
A fin de ser lo más completo posible, el libro se explaya bastante en la descripción de las discontinuidades, tratando con detalle brújula, esclerómetro, perfilómetro, JRC, ensayos de carga puntual, RQD, efecto escala, etc.
Por cierto, la foto del perfilómetro de la pág. 104 es de un servidor y ya había salido en el blog. El texto no lo indica pero está tomada en Jávea, Alicante, el día de la final del Mundial de Sudáfrica de 2010. A mi el fútbol me da igual, pero a los sondistas no, por eso recuerdo qué día era.
Dada la importancia de las estaciones geomecánicas en los túneles, el quinto y último capítulo (coordinado por el tercer autor, supongo) está dedicado al levantamiento de frentes de excavación. El libro concluye con cuatro apéndices dedicados a las clasificaciones geomecánicas más utilizadas: RMR de Bieniawski, SMR de Romana, Q de Barton y RMi de Pälstrom, aunque lo cierto es que las clasificaciones geomecánicas se mencionan en varios puntos del texto (muy interesante la comparativa pros-contras de cada una de ellas del apartado 5.5.1).
Para finalizar, que esto ya está quedando demasiado largo, creo haber encontrado una diminuta errata (bueno, yo lo llamo errata, mi chica lo ha definido como «frikada nivel 15»). En la página 72 se dice que el sistema Clar o brújula de cuadrantes «resulta más complejo y menos adecuado para los fines con los que se hace uso de la brújula en mecánica de rocas». Sin embargo, en la página 159 los autores se decantan por la brújula Freiberger.
Coincido al 100%, yo también tengo una Freiberger, aunque hay algo que no cuadra. La empresa VEB Freiberger Präzisionsmechanik (ahora FPM Holding GmbH) lleva años fabricando instrumental técnico en colaboración con la Escuela de Minas de Freiberg, la más antigua del mundo. Entre otros aparatos, fabrica las llamadas «brújulas tectónicas», con las que es posible medir dirección de buzamiento y buzamiento al mismo tiempo… de acuerdo al artículo de 1954 del profesor Eberhard Clar, de la universidad de Viena. Si, la brújula Freiberger es una Clar (de hecho, lo indica en las instrucciones).
Dicho todo esto, espero que esta reseña os sea útil. Si alguien quiere comprarlo, puede hacerlo en Amazon (estará disponible en unos días, hay que apuntarse a la lista de espera).
Eso es todo. Hasta la próxima.
Hola Quique! Me ha gustado mucho tu post, además que que también soy parcial por tus mismos motivos.
Sólo comentar lo de automatizar los procesos de llevar a cabo estaciones geomecánicas. Coincido contigo en que jamás debe de ser automático, como tampoco una estructura se debe de calcular sin saber si lo que da el resultado es aceptable o no. De hecho, todos los trabajos al respecto que conozco de investigadores centrados en ese campo destacan la necesidad de la supervisón. Los procesos de cálculo los hace la máquina (es materialmente imposible hacerlos mano), pero desde la adquisición de datos, los resultados intermedios y la aceptación o no de los resultados deben de estar realizados por alguien con un poco de experiencia y que sepa, al menos, qué está haciendo.
Creía que te vería en A Coruña. En alguna otra coincidiremos. Un saludo!
Excelente!
Libros como este, publicaciones sobre este tema me apasiona. Mil gracias!
Muy buen post. Comparto la misma opinión que vosotros. La toma de datos podrá automatizarse, de hecho ya queda muy pobre la toma de solo 10 o 20 medidas, pero siempre habrá que supervisar los resultados para que no nos encontremos en los informes cosas raras pero con colores muy vistosos.
Saludos