En el Art. 3.6.2.3.2 de la Norma de Construcción Sismorresistente para Edificación NCSE-02, al hablar de osciladores, modos de vibración y amortiguamiento, se establece que las características de la construcción deben determinarse «por alguno de los siguientes procedimientos, por orden de preferencia:
- Ensayos sobre construcciones de características iguales o semejantes a las que se considera.
- Ensayos sobre modelos de la construcción considerada.
- Procedimientos teóricos de la mecánica y la elasticidad.
- Fórmulas aproximadas o empíricas, […]».
Evidentemente, esa debería ser la secuencia a seguir en casi cualquier disciplina, «Realidad → Modelo → Teoría → Empirismo» pero, lamentablemente, no es el caso de la geotecnia, en la que el empirismo prima sobre la realidad hasta tal punto que podría decirse aquello de «nunca dejes que un mal terreno te estropee una buena correlación«.
Al final, ser más o menos estricto depende de las condiciones sísmicas de la zona, por supuesto, pero hay que reconocer que tener una «mesa vibratoria» como la del vídeo, en la que poder «marear» la construcción hasta su colapso, y comprobar así cómo y cuánto aguanta en realidad… es todo un lujo.
Es la «shaking table» de la Universidad de California en San Diego, mide 12,20 m x 7,60 m, y es la segunda mayor del mundo, detrás de la impresionante E-Defence de Japón, de 20 x 15 m² (aquí tienes un «listado de las «shaking table» que hay por el mundo, vía Wikipedia).
Recomiendo ver el vídeo en calidad máxima, a 720p, y comprobar cómo fallan los paños de ladrillo (min. 1:18) y aparecen las grietas de tracción en diagonal (min. 0:58 y 1:55), por no hablar del movimiento de los pilares.