Torres Cabrera, ¿licuefacción o socavación?

La vivienda, ubicada desde 2003 en la parcelación Atalayuela de Torres Cabrera (muy cerca de Córdoba), a unos 200 metros del río Guadajoz, se inclinó la semana pasada.

Según Canal Sur se trata de una socavación del río, pero según Diario Córdoba la inclinación se produjo tras un pequeño temblor de tierra.. me inclino por la socavación, valga la redundancia, aunque movimientos sísmicos tampoco faltan por aquellos lares (listado de los últimos diez días).


¿Necesitan informe geotécnico las naves industriales? Si

y por imperativo legal, además

Existe una creencia generalizada según la cual, las naves industriales no son edificación, ergo, no están afectadas por la Ley de Ordenación de la Edificación, ergo, no necesitan informe geotécnico.

A este razonamiento sólo le faltaría el quod erat demonstrandum si no fuera por un pequeño detalle, que los razonamientos inductivos, pese a su aparente lógica, dependen de la veracidad de las premisas y aquí falla la primera, eso de la “creencia generalizada”, porque una nave industrial sí es edificación, y además por imperativo legal.

Como se trata de una cuestión recurrente y circulan muchas versiones, voy a intentar explicarlo con detalle (si, hoy os toca leer):

Salvo excepciones (que las hay), las naves industriales no suelen ser muy complicadas. Normalmente se trata de estructuras ligeras, que transmiten cargas relativamente bajas a cimentación, toleran bien los asientos diferenciales y no tienen muchos problemas geotécnicos. Justamente por eso, porque no suelen tener problemas, hasta hace unos años sólo se hacían informes geotécnicos para naves industriales cuando había razones expresas para ello: zonas de marjal, rellenos compresibles o colapsables, muelles de carga, puentes grúa muy pesados, máquinas vibratorias, etc. (y no, no exagero, yo me he encontrado con naves industriales pilotadas).

Esta era, más o menos, la forma de actuar hasta 1999, año en el que entra en vigor la Ley de Ordenación de la Edificación [pdf, 72 KB] y, con ella, su ambicioso Artículo 2, que establece que TODO es edificación -naves industriales incluidas-, y que TODO necesita informe geotécnico. De repente, de un día para otro, y salvo justificación expresa, todas las naves industriales necesitan informe geotécnico, no sólo las problemáticas o complicadas, no, todas (¿quieres que la gente odie algo?, hazlo obligatorio, nunca falla).

La situación se mantiene así hasta 2007, momento en el que entra en vigor, por fin, el Código Técnico de la Edificación y se descubre que determinado artículo, el 2.7, “interpretado” de forma conveniente, permite “alterar” las clasificaciones de edificación establecidas por la LOE, liberando (otra vez) a las naves industriales de la tiranía del informe geotécnico, entre otras muchas cosas…

Esta “interpretación” funciona durante algunos años, básicamente porque las clasificaciones establecidas por la LOE no son muy concluyentes, pero existe un pequeño matiz legal que complica el asunto, que una norma de rango inferior no puede modificar una de rango superior, es decir, que el CTE puede desarrollar la LOE, pero no modificarla. Con la iglesia hemos dado, Sancho.

Se dicen muchas cosas sobre las leyes, que hasta que no entran en vigor no se puede saber si están bien redactadas o no, que las redactan personas que luego no las tienen que aplicar, que “hecha la ley, hecha la trampa”, etc., pero una cosa es cierta, la justicia es lenta, porque hasta mayo de 2010 no se resolvió este asunto, ¿cómo?, por la vía rápida, anulando el Artículo 2.7 del CTE.

El BOE con la anulación [pdf, 156 KB] es muy conciso, se limita a decir que queda anulado el artículo y ya está. La sentencia completa está aquí, en un texto farragoso pero de interesantes conclusiones, ya que el artículo anulado permitía también otras interpretaciones de la LOE sobre las titulaciones necesarias para proyectar determinadas estructuras, el polémico tema de las competencias, una vez más.

La sentencia tiene detalles curiosos, como esta frase, no exenta de cierta ironía:

No se trata de atajar ocultas intenciones de los redactores del Código Técnico de la Edificación tendentes a favorecer a una profesión en detrimento de otras, sino del empleo de una correcta técnica normativa que evite confusión y con ello una conflictividad desbordante.

Por supuesto que la finalidad de las normas es la guía esencial para su interpretación, pero, para conocer con certidumbre cuál es aquélla, los preceptos deben ser claros y, cuando se trata del reglamento ejecutivo de una ley, han de ajustarse a las expresiones y palabras de ésta con respeto por las clasificaciones que contenga, de las que no puede apartarse sin expresa delegación de la propia ley.

Resumiendo. Hoy por hoy, y de acuerdo a la normativa vigente (LOE y CTE), TODAS las naves industriales están obligadas a realizar un informe geotécnico. Evidentemente, tratándose de una cuestión técnica, si el autor del proyecto justifica que no es necesario hacerlo, puede ahorrárselo… pero sólo si esa justificación es válida técnicamente, decir «esto aguanta sin problemas» no es una justificación, es una completa estupidez.

Para saber más:

Colapso durante la prueba de carga de los pilotes, Singapur

Las cimentaciones profundas son peculiares. Transmiten cargas concentradas a zonas muy concretas que, dada su profundidad, no siempre se conocen del todo bien, de ahí que la mayoría de normativas y códigos recomienden hacer pruebas de carga in situ.

Normalmente, estas pruebas de carga arrojan resultados superiores a los obtenidos en los cálculos… pero no siempre salen como estaba previsto.

Ha ocurrido esta semana en Singapur, en la cimentación de un edificio de apartamentos de 34 plantas, bajo una carga de 2800 toneladas. La zona llevaba acordonada ya un par de días, desde los primeros movimientos sospechosos.

Visto en GeoPrac.net.

El colapso se ve en el instante 0:30 del primer vídeo. También hay una galería fotográfica en Asia One y más información sobre este tipo de pruebas en el blog de CFT & Asociados.

Fallo por carga de hundimiento en Nueva Zelanda

El fallo por carga de hundimiento es una cota superior. Normalmente trabajamos con el Estado Límite de Servicio de Deformaciones, por aquello de que, a partir de cierta deformación, la estructura deja de trabajar como estaba proyectada, mucho antes de hundirse y bla, bla, bla. Sin embargo, hay situaciones (y estructuras) en las que se trabaja con el Estado Límite Último de Hundimiento, situaciones en las que la carga presenta una cierta excentricidad, el plano de apoyo está inclinado, el terreno no es muy competente y, para terminar de arreglarlo, hay un talud cerca, ¿qué estructuras son esas?, pues las grúas móviles, oiga, que se meten donde haga falta.

Calcular la carga de hundimiento de una grúa no es complicado. Si alguien lo ha hecho alguna vez habrá comprobado que las grúas fijas son muy estables, el problema, como digo, son las grúas móviles, muy propensas a eso de volcar, como le ocurre a esta de 200 t en Waikato, cerca de Auckland, Nueva Zelanda, mientras intenta colocar una pasarela.

El hundimiento del apoyo empieza en el instante 01:01, aunque en 00:16 se aprecia ya una fisura junto a la rueda que al tipo del walkie no le hace mucha gracia.

Más información en The Landslide Blog y en Vertikal.net, de donde he sacado esta imagen previa a la rotura en la que se aprecia mejor la peculiar “solidez” del apoyo.

Fallo por carga de hundimiento de una grúa móvil en Nueva Zelanda

Y esta otra (evidentemente, posterior), en la que se puede intuir el ángulo a través del cual ha roto el terreno, que bien pudiera ser el talud natural del cauce original o, simplemente, la zona en la que dejaron de compactar, a saber.

Fallo por carga de hundimiento de una grúa móvil en Nueva Zelanda

Afortunadamente, nadie salió herido.


 

¿Qué son las Cunetas Ritchie para desprendimiento de rocas?

Los desprendimientos de rocas son fenómenos rápidos (ejemplo), localizados en una zona muy concreta, con mucha energía y, casi siempre, imprevistos (otro ejemplo), siendo esta “imprevisión” la que los hace especialmente peligrosos.

Como ya se dijo en la entrada del “método noruego de saneo de taludes con helicóptero”, el riesgo se puede reducir limpiando o “saneando” de forma preventiva los bloques inestables o más predispuestos a caer, pero existe otra alternativa muy útil cuando el mantenimiento del talud es complicado, dejar un espacio libre (cuneta) de modo que, aunque caigan bloques, no lleguen a la calzada.

Por supuesto, esta opción únicamente es válida si nos podemos permitir dejar una cierta anchura de cuneta, pero ¿qué anchura?, ¿cómo la hacemos?, ¿qué dimensiones debe tener para contener y detener las rocas?… bien, pues para eso están los trabajos de Ritchie.

Arthur M. Ritchie fue un geólogo del Washington State Department of Highways que, en 1963, tras varios años de estudio, publicó “The evaluation of rockfall and its control”, un trabajo en el que, entre otras conclusiones, proporcionaba unos ábacos para calcular las dimensiones de esas cunetas en función de la inclinación y altura del talud, de ahí que, desde entonces, estas soluciones se conozcan como «cunetas Ritchie» o «cunetones Ritchie».

El método de trabajo de Ritchie fue lento pero también seguro. Con la ayuda de marcas en el talud y grabaciones con una película de 16 mm, se dedicó a dejar caer rocas de distintos tamaños a lo largo de diferentes taludes, observando y delimitando las pendientes a partir de las cuales la roca dejaba de rodar (roll), empezaba a rebotar (bounce) o caía libremente (fall), anotando también las longitudes y alturas alcanzadas durante todo el recorrido, obteniendo así una envolvente de valores.

Hasta aquí, lo que se puede leer en cualquier texto. A partir de aquí, algo no tan habitual, un vídeo sobre los métodos de trabajo de Ritchie.

Por los títulos y la música podría pasar por una película de serie B de los años 50, pero no, es un interesante mini-documental de cuatro minutos de duración en el que se puede ver cómo dejan caer las rocas, las cintas marcando las distancias sobre el talud, los remolques utilizados como cunetas artificiales e incluso un coche que intenta pasar en el minuto 03:25 (yo pensaba que para estas cosas se cortaba el tráfico).

(El vídeo no tiene muy buena calidad, pero es lo único que he encontrado, si alguien sabe donde encontrar otro mejor que me lo diga, por favor).

Hoy en día ya sólo se prueban in situ las redes y barreras dinámicas y alguna que otra cosa muy concreta. Para todo lo demás se utilizan programas de simulación estadística (RocFall, mayormente), lo que permite tener en cuenta taludes de inclinación variable, probabilidades de superación, acumulaciones de material, coeficientes de restitución variables y muchas otras cosas… pero no es tan descriptivo, para qué engañarnos.