La homologación del título «para después de Semana Santa», según el Presidente del CICCP, en TVE24H

Juan Antonio Santamera, Presidente del CICCP (Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos), estuvo el viernes 22 de marzo en el programa «La tarde en 24H» de Televisión Española, en una entrevista muy breve (poco más de 7 minutos) con la periodista Inmaculada Gómez-Lobo.

La entrevista empieza con el (por ahora más mediático que efectivo) acuerdo entre Panamá y el Ministerio de Fomento, pasando después al problema de la homologación de los antiguos títulos pre-Bolonia de 5/6 años con los actuales grados de 4 años, tema que el Presidente explica más o menos bien, aunque la periodista no ayuda con sus comentarios, precisamente (no, no se trata de «que el Ministerio de Educación nos eche una manita«).

Santamera lleva preparada la lección y aprovecha la última parte de la entrevista para vender la ingeniería y el saber hacer de los ingenieros de caminos españoles. Resulta interesante el detalle de «desde el año 85 contamos con todos los dineros que vinieron de Europa«, quizá ese fue el germen de muchos problemas de la profesión, tanto dinero de golpe pero, bueno, ese es otro tema.

Además de eso, llaman la atención dos o tres cosas:

– El uso del término «ingeniero» de forma genérica, un error tan tonto como habitual que sólo sirve para restar credibilidad a la noticia («– Hijo, en la tele han dicho que Panamá busca ingenieros – Si mamá, pero es que los periodistas no se enteran, eso era para ingenieros de caminos y yo soy ingeniero ******* «, ¿le suena a alguien este diálogo?, pues eso).

– Se menciona el acuerdo de colaboración con Panamá destacando que los ingenieros españoles «andan muy necesitados de trabajo«… curiosa forma de decirlo, no se escucha mucho cuando hablan de algún otro sector en paro, la verdad.

– La periodista explica que Qatar busca 500 ingenieros, el Presidente le dice que sólo son 100. La periodista se asombra del sueldo y las condiciones y pregunta cuántos ingenieros han sido contratados ya, el Presidente le dice que todavía se están haciendo las entrevistas… alguien de la redacción no hizo bien su trabajo, preparando los datos.

Seamos prácticos. A nivel mediático son muy importantes los acuerdos internacionales, pero de poco sirven esos acuerdos si los títulos no son válidos fuera de España. Hoy por hoy, lo primero es la homologación del título pre-Bolonia con el Máster. Tras eso, salir fuera, trabajar duro, mostrar lo que podemos hacer y abrir camino a los que vienen detrás. Seamos solidarios por una puñetera vez, los que tienen experiencia deben abrir camino a los que no la tienen, en lugar de discutir sobre qué escuela era más difícil, joder, que parecemos tontos.

En resumen, que la homologación del título sigue en marcha y sin fecha, por mucho que nos guste ese «seguramente para después de Semana Santa…»


Una Ley de Servicios Profesionales incompatible con el anonimato del ingeniero

El nuevo borrador de Ley de Servicios Profesionales sigue suscitando debates, especialmente entre los arquitectos. Diréis que les concedo mucha importancia, y diréis bien, por aquello de “las barbas del vecino” y porque durante muchos años se han sabido promocionar mejor que los ingenieros y eso es algo que conviene valorar. Y de valoraciones quería hablar yo, porque el otro día en uno de esos debates se dijo una cosa interesante: “tenemos que conseguir que la gente valore que su casa esté hecha por un arquitecto”.

He aquí un factor común entre sectores, el problema de la autoría ante el público, el problema de saber “quién ha hecho qué”.

No me refiero a obras o edificios famosos, hablo del día a día. ¿Sabemos el nombre del arquitecto que ha hecho nuestra casa? Alguien dirá que si, en poblaciones pequeñas o viviendas unifamiliares, pero a nivel urbanita no serán muchos. Hay arquitecto porque la ley obliga a ello, pero su presencia es tan desconocida como la de los ingenieros que han proyectado las carreteras, puentes, túneles y líneas de metro y ferrocarril que usamos todos los días, desconocida salvo para acordarnos de ellos cuando algo falla o no nos gusta.

Vivimos en un mundo bipolar: anonimato o fama; o no sabemos quién lo ha hecho o si lo sabemos y es muy famoso. Aquí no hay grises, sólo blancos y negros.

Guardaba este estudio de HISPALYT sobre “La calidad de la vivienda en España” (pdf – 2.766 KB) desde hace tiempo, por esta pregunta, precisamente: ¿Cuáles son los aspectos más valorados en una vivienda?

HISPALYT - Aspectos valorados en la vivienda

Dice el estudio:

Tanto el prestigio de la constructora como la reputación del arquitecto son los dos aspectos que menos contemplan los posibles compradores de una vivienda. Probablemente influye en ello el hecho de que, en numerosas ocasiones, ni siquiera se informe de estas cuestiones en las memorias de calidades de los edificios.

Es de 2007 y alguien podría decir que está desfasado, pero no lo creo, esta es la realidad y hoy sería incluso peor. Si tienes un solar bien situado, comunicado, soleado y tranquilo puedes construir lo que quieras, se va a vender, lo firme un arquitecto o lo firme un ingeniero, igual que nadie valora quién ha proyectado una carretera o un puente, lo usan sin preguntar, nos guste o no.

Con una Ley de Servicios Profesionales que permite a todos «hacer de todo» más nos vale espabilar. Los ingenieros queremos que se reconozca nuestra labor pero nos escondemos en algo tan anónimo como “el servicio a la sociedad” y dejamos que sean los políticos quienes decidan sobre lo que deberían ser cuestiones técnicas meditadas, estudiadas y razonadas, ¿qué tal si empezamos a presentarnos como profesionales responsables?, ¿se ha planteado algún Colegio Profesional una buena campaña de publicidad?, no sería mala idea, teniendo en cuenta la cantidad de ingenierías que hay…


Un nuevo borrador de «Ley de Servicios Profesionales» para un viejo problema, el enfrentamiento entre ingenieros y arquitectos por una edificación ahora en crisis

Supongo que a estas alturas ya sabéis que el nuevo borrador (diciembre de 2012) del anteproyecto de «Ley de Servicios Profesionales» extiende la reserva de actividad de la edificación a las ingenierías competentes. Si, lo que lees, los ingenieros «vamos» a poder firmar edificación (y entrecomillo el «vamos» porque sigue siendo el segundo borrador de un anteproyecto, o sea, que no hay nada en firme todavía).

He aquí la presentación del borrador, de fecha 20 de diciembre (el archivo pdf está generado el 28 de diciembre, pero no parece una inocentada).

Las reacciones no se han hecho esperar. Según el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectura de España:

«extender la reserva de actividad de la arquitectura a todas las ingenierías […] conllevaría su práctica desaparición, así como la destrucción de la arquitectura en nuestro país.» [Fuente]

Mientras que el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales replica con un:

«[…] como si el uso al que va a ser destinado el edificio fuera relevante a la hora de establecer la complejidad técnica en la fase de proyecto o de ejecución.» [Fuente]

Ambas declaraciones son más que discutibles. Decir que la arquitectura va a desaparecer es alarmista y exagerado, aunque quizá sí tengan que hacerlo quienes viven de los que se dedican a la arquitectura (es complicado, pero sé lo que me digo, léelo despacio). Por otro lado, me parece poco afortunado el escrito del COII, una cosa es decir que el uso no justifica una reserva de actividad y otra afirmar que el uso no es relevante. No, tampoco es eso.

La persona humana que hay detrás de este blog (servidor de usted), ha trabajado algunos años en edificación, que no arquitectura. En control de calidad, un tema sobre el que se podría escribir mucho (no siempre bueno), y en geotecnia, haciendo estudios geotécnicos y peritaciones en todo tipo de patologías relacionadas con el terreno, vamos, que conozco la parte «subterránea» del sector.

He tenido la suerte de trabajar con buenos y malos arquitectos, lo que aumenta todavía más la percepción relativa de unos sobre otros. Enfatizar lo negativo sobre lo positivo es un sesgo cognitivo de libro, así que me limitaré a hablar de los buenos arquitectos, profesionales que han trabajado como negros (nunca mejor dicho) para otros arquitectos y una vez establecidos por su cuenta siguen discutiendo y peleando planos, cuantías y lo que venga, agobiados por una maraña de normativas y leyes contradictorias entre sí, ansiosos por utilizar técnicas y materiales que los constructores se niegan a colocar (mucho menos pagar) y conscientes de ser los responsables si pasa algo.

Y no sé los demás, pero los que yo he tratado están hasta las mismísimas narices de la dichosa fama de “artistas”.

Se atribuye a Billy Wilder la frase «Austria ha conseguido convencer al mundo de que Beethoven era austríaco y Hitler era alemán«. Con la arquitectura ha pasado algo parecido. Políticos y constructores han conseguido que todas las culpas recaigan sobre los arquitectos, quedando ellos libres de todo mal. Existen culpables, por supuesto, pero no es justo juzgar el todo por la parte. Presenta a un arquitecto y la gente verá un «artista», jamás un profesional puteado.

Mi intención era continuar esta entrada con una recopilación de lo que se estaba escribiendo sobre el tema para analizar qué preocupa a cada quién, pero «Con Sentido (y) Crítico» se me ha adelantado con cuatro completas y detalladas entradas sobre «Lo que se dice sobre la #LSP: La perspectiva desde la«:

Leídos los enlaces, yo sigo pensando que todo esto responde a una mera motivación económica llamada «visado», es más, no me quito de la cabeza esa conocida cita de Adam Smith, de hace más de 200 años:

“Gente del mismo oficio rara vez se reúne para alegrarse o divertirse sin que la conversación termine en una conspiración contra el publico o en alguna estratagema para subir los precios”.

Visto lo visto (y en caso de que no haya más borradores), creo que los arquitectos tienen Arquitectura (con A mayúscula) para rato. Si todos podemos hacer de todo, alguien sobrará, efectivamente, pero no serán los arquitectos…


«El Futuro de las Profesiones», para el CICCP lo importante es el visado

Crecen los enanos en el “Circo Mediático de las Noticias Asombrosas del Gobierno” (ríase usted del Cirque du Soleil, oiga). Esta vez el triple salto mortal de la pista central corre a cuenta del nuevo borrador (si, otro) de la Ley de Servicios Profesionales, que se atreve con la eliminación de las reservas de actividad para los arquitectos, lo dicho, un triple salto mortal… ¿sin red?, ya veremos, por ahora sólo es un borrador.

Curiosamente, unos días antes de conocerse el borrador el presidente del CICCP escribía sobre el tema en “Cinco Días” y ya dejaba caer la eliminación de las reservas de actividad, aunque parecía estar más preocupado por la pérdida del visado obligatorio. En cualquier caso, puestos a tener miedo, lo que de verdad asusta, y mucho, es esta frase:

“lo razonable es que el ejercicio profesional de las diferentes profesiones reguladas de ingeniería se fundamente en dicho marco”.

Atención al tema porque el “marco” al que se refiere es el plan Bolonia, si, el mismo marco que no ha sido capaz de homologar a los titulados de planes anteriores se pone ahora como ejemplo para regular el ejercicio profesional… Dios nos pille confesados si todo lo hacen igual de bien.

Señor Presidente, el cargo le permite hablar por los ICCP, pero eso no quiere decir que todos compartan su visión del asunto. Los ICCP estamos mucho más preocupados por el paro y la homologación del título #soymastereuropeo que por los visados de la Ley de Servicios Profesionales. Si tenemos que demostrar nuestra valía frente a otros titulados lo haremos, pero no juegue con nosotros…

 

EL FUTURO DE LAS PROFESIONES

La llamada Ley Ómnibus de 2009, transposición de una directiva europea de diciembre de 2006 relativa a los servicios en el mercado interior, fue un primer instrumento normativo para modificar y liberalizar el sector servicios y afectó de modo importante a las profesiones regladas, las ingenierías en particular. En concreto, introdujo 18 modificaciones a la Ley de Colegios Profesionales de 1974, preconstitucional por tanto, que había regulado hasta entonces el funcionamiento de dichas instituciones. Entre otras modificaciones, desaparecieron la colegiación obligatoria -que ya solo rige cuando así lo dispone una ley estatal-, la obligación del visado y la posibilidad de publicar baremos indicativos de precios de los diferentes servicios. El visado profesional quedó posteriormente regulado mediante el Real Decreto 1.000/2010, de 5 de agosto, que incluye la obligación del visado en la edificación y en ciertas obras relacionadas con explosivos y minería, pero no declara obligatorio el visado de ninguna obra pública, ni siquiera de aquellas de cuya solidez y estabilidad depende de forma muy obvia la seguridad de las personas.

En definitiva, se requiere certificación colegial para proyectar y construir un edificio de viviendas u oficinas pero no para diseñar y construir un puente o una presa. Aquella Ley Ómnibus disponía que en el plazo de un año se promulgaría una disposición también con rango de ley que determinase las profesiones para cuyo ejercicio sería obligatoria la colegiación. Y aunque circularon varios borradores del Gobierno anterior, aquella norma no llegó a promulgarse.

En septiembre pasado, el Gobierno aprobaba su plan estratégico de política económica, que habría de desarrollarse durante el primer semestre de 2013 y que incluía el envío al Parlamento de un proyecto de Ley de Servicios Profesionales encaminado a «fomentar la competencia en este segmento del sector servicios». El objetivo no es cuestionable, pero parece claro que hay que compatibilizarlo con otros designios tendentes a mantener la calidad de las prestaciones y de los servicios públicos a ellas vinculadas, y a preservar la buena salud y el elevado prestigio de nuestras empresas, en buena medida basado en la competencia irreprochable de los técnicos que trabajan en ellas.

Lógicamente, desconocemos los términos en que el Gobierno planteará su propuesta, pero algunas declaraciones todavía de carácter general y faltas de concreción han hecho cierto hincapié en la eliminación de la mayoría de las reservas de actividad, que se correspondían en el pasado con dominios de colegiación obligatoria. En este sentido, convendría prevenirse contra una excesiva desregulación de las profesiones técnicas, ya que, de un lado, es irreal asimilarlas entre sí como si fueran meras especialidades de una misma ingeniería -difícilmente las presas que proyecta el ingeniero de caminos podrán ser ejecutadas por el ingeniero naval, ni el buque que este construye podría quedar en manos de un ingeniero agrónomo-, y, de otro lado, la calidad de nuestros técnicos, que redunda en el ya mencionado e indudablemente reconocido prestigio internacional de nuestras empresas de ingeniería y de servicios, es consecuencia de la excelente preparación de nuestros ingenieros, clasificados por las especialidades que son usuales en la comunidad internacional.

En definitiva, y como ha manifestado la Unión Profesional de Colegios de Ingenieros, la regulación que finalmente se plantee de las ingenierías «no puede ser ajena a la reciente adaptación que se ha realizado en España de las titulaciones universitarias para su adecuación al Espacio Europeo de Educación Superior (Bolonia). Este nuevo marco (Real Decreto 1.393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales) ha definido con claridad qué títulos universitarios habilitan para el ejercicio de profesiones reguladas (con lo cual no existe problema para su identificación) y también ha establecido qué competencias se deben adquirir para ejercer determinadas profesiones. Por ello, lo razonable es que el ejercicio profesional de las diferentes profesiones reguladas de ingeniería se fundamente en dicho marco».

«Basta con un análisis de las diferentes órdenes que establecen los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habilitan para el ejercicio de las diferentes profesiones de ingeniero (aeronáutico, minas, navales, caminos, canales y puertos, montes, industrial, telecomunicación y agrónomo) para percatarse de que el núcleo general de conocimientos académicos es sumamente específico en cada una de las ramas de ingeniería. De esta forma, parecería absurdo que alguien que haya obtenido los conocimientos que le habilitan para ejercer una concreta profesión regulada de ingeniero -naval, industrial, de montes, etc.- pudiera disponer de atribuciones profesionales sobre un área ajena a sus conocimientos».

En lo relativo al visado, el citado Real Decreto 1.000/2010, de 5 de agosto, establece en el artículo 2 el visado obligatorio en los proyectos de ejecución de edificación, certificados de final de obra de edificación, proyectos de demolición de edificaciones y otros casos singulares relacionados con explosivos y con la minería. De nuevo hay que decir que es un sinsentido garantizar la idoneidad de quien proyecta un edificio y no de quien construye un puente, pongamos por caso. A nuestro juicio, el real decreto debería revisarse íntegramente con más ecuanimidad.

Por último, no cabe desconocer que el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos mantiene un seguro de responsabilidad civil que protege a todos los colegiados. Tal garantía para la sociedad solo tiene sentido en un marco regulatorio de reserva de actividad y de colegiación obligatoria. La desaparición del seguro dejaría desvalida en la práctica a la sociedad civil.

En suma, los ingenieros de caminos creemos que una mayor competencia en los servicios ha de ser positiva para la economía, pero no de manera desordenada ni exacerbada, si no queremos que la competitividad mal entendida termine deteriorando la solvencia de las prestaciones. Por lo mismo, nada nos agradaría más que poder participar con nuestro asesoramiento en la elaboración de las normas que ha de conjugar la liberalización efectiva de la economía con la preservación de la calidad de nuestras actuaciones empresariales y de la profesionalidad de nuestros técnicos, cuyo acomodo intelectual y personal en el seno de los colegios ha demostrado ser una salvaguarda para la excelencia.

Juan Antonio Santamera Sánchez
Presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos
Cinco Días, 14 de diciembre de 2012 (enlace)


El blog como «marca personal» del ingeniero

Me preguntan muy a menudo si tengo este blog para incrementar mi «marca personal» como ingeniero. La respuesta es negativa. Yo empecé a escribir cosas sobre geotecnia en mi propia web personal en 1998, y si decidí pasarme al formato blog fue simplemente por comodidad, cansado de modificar la web en html puro y duro…

… pero tengo que reconocer que si, que un blog incrementa la «marca personal» mucho más que una web normal.

La razón está en la forma en que Google valora la actualización del contenido, pero hoy no voy a escribir sobre eso, sino sobre blogs e ingenieros.

Se atribuye al gurú Tom Peters (que estudió Ingeniería Civil, por cierto) el concepto de «marca personal» («personal brand«) en 1997, pero la mejor definición sigue siendo la de Jeff Bezos, el CEO de Amazon, «marca personal es lo que dicen de ti cuando no estás delante» («cuando no estás en la sala», dijo exactamente).

Para entendernos, hoy por hoy, «no estar delante» quiere decir Internet.

¿Qué es lo primero que haces cuándo te nombran una empresa o una persona?, ¿buscar su nombre en Google?, ¿qué te hace pensar que no van a hacer lo mismo contigo?, ¿preocupado por lo que puedan encontrar?, ¿preocupado por no aparecer siquiera?

Bueno, pues si te preocupa tu «marca personal» necesitas un blog.

Si, Twitter, facebook, Tuenti, Google+, LinkedIn y demás redes sociales te pueden ayudar, por supuesto, pero no puedes confiarlo todo a las redes sociales. ¿Recuerdas MySpace? yo tampoco, pero en 2005 costaba 580 millones de dólares y movía más tráfico que Google, y lo mismo pasará algún día con facebook.

No puedes confiar en un servicio de terceros. Necesitas algo «seguro», un sitio que tú puedas controlar y dónde te puedan localizar, un sitio que los buscadores puedan indexar y recordar. Ese sitio es tu blog (y si es en tu propio dominio, todavía mejor).

El blog como "marca personal" del ingeniero

Durante años, los Ingenieros Civiles (y aquí incluyo Obras Públicas y Caminos, que al fin y al cabo estamos en el mismo redil) nos hemos excusado en un discreto anonimato. Puede que ese anonimato estuviera justificado en su momento, cuando todo dependía del Ministerio de Fomento y la promoción se conseguía por antigüedad, pero medio siglo después no sólo no tiene sentido, sino que nos penaliza, dándonos una apariencia de sector gregario, displicente y totalmente falto de autocrítica e iniciativa… y ojalá fuera sólo apariencia.

Afortunadamente la situación está cambiando, cuando empecé este blog tuve que soportar críticas de compañeros que decían que «un ingeniero de caminos no debía escribir un blog» (si, hay gente así). Lo penoso es que eran los mismos que presumen de que el primer Premio Nobel de España, de literatura, era ingeniero de caminos (presumir de glorias pasadas también es muy típico del sector, porque Echegaray ganó el Nobel en 1904, y anda que no ha llovido). Como digo, la situación está cambiando, y tenemos que felicitarnos por ello.

Atreverse a dar consejos sobre un tema debe estar cimentado en el éxito (estrategia a seguir) o en el fracaso (estrategia a evitar). En mi caso es un estado intermedio, estoy razonablemente satisfecho con el blog (y todavía más con sus lectores), pero no creo que pueda decir mucho de mi «marca personal». De una cosa si estoy seguro, mi manía de hacer experimentos y «tocarlo” todo ha provocado que «rompiera» el blog unas cuentas veces (y las que me quedan), así que tengo experiencia para opinar (hey, si nadie cometiera fallos el mundo sería un sitio muy aburrido, el fracaso es necesario para apreciar mejor el éxito).

¿Estás pensando en empezar un blog?, ¿quieres tener «tu sitio» en Internet? Perfecto, decide un título, los temas que quieres tratar y la estructura que va a tener. Apóyate en otros blogs que te llamen la atención, coge ideas, inspírate, pero sin plagiar, se nota mucho (todos leemos los mismos blogs, quedará de pena y perderás credibilidad).

Hazlo. Seguro que tienes algo que contar.