Juan Benet, ingeniero (“una profesión noble, no como otras”, en su opinión), tenía fama de antipático. Según algunos era una fama merecida, según otros, simple sinceridad, aunque el calificativo de cascarrabias no le desagradaba, tal y como se puede ver en este breve vídeo de poco más de 15 minutos, editado por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, descubierto hace unos días gracias a @Ing_Civ.
Dice el Benet ingeniero “cuando me autorizan a ello, me dedico a hacer obras públicas, alguna presa y algún que otro túnel”, añadiendo después el Benet escritor que para escribir no necesita autorización, quizá justificando así su peculiar estilo literario.
La prosa de Benet es difícil, retorcida y complicada, ¿vale la pena el esfuerzo? depende de cada uno (a veces, cualquier cosa es mejor que seguir estudiando). Personalmente me gustan más sus ensayos, pero si alguien quiere enfrentarse a sus novelas (y “enfrentarse” es la palabra), yo le recomendaría empezar con “El aire de un crimen”, finalista del Premio Planeta en 1980 (llevada al cine en 1988), que Benet escribió “un poco picado porque un grupo de amigos habían asegurado, ante mí, en una reunión, que yo no era capaz de escribir una novela digamos comprensible. Ni era lo mío ni era capaz, decían”.
Teniendo en cuenta sus trabajos anteriores (una de sus novelas no contiene ningún punto y aparte), no le costó mucho escribir algo, digamos, comprensible, tal y como le pedían. Tras quedar finalista con una novela escrita en poco más de un mes, decía ”escribir una novela con argumento es lo más fácil del mundo. Una vez abocetado, el propio argumento y los personajes tiran del escritor como unos caballos de las bridas. Lo difícil es escribir una novela sin argumento”.