«Lecciones y observaciones sobre el desgraciado accidente de Santiago de Compostela», por Enrique Castillo Ron

Leía hace unos días en Ingeniería en la Red un acertado tweet que afirmaba que la mejor información del accidente ferroviario de Santiago de Compostela estaba en los blogs especializados.

Algo muy parecido se podría decir de los más o menos acertados «comunicados oficiales» surgidos desde todo tipo de estamentos, tuvieran o no idea sobre el tema, y en algunos casos, sin firma visible…

Frente a esa anónima actitud, replico aquí el de la Real Academia de Ingeniería, titulado «Lecciones y observaciones sobre el desgraciado accidente de Santiago de Compostela», firmado por Enrique Castillo Ron, viejo conocido de este blog.

***

LECCIONES Y OBSERVACIONES SOBRE EL DESGRACIADO ACCIDENTE DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
Por el académico Enrique Castillo Ron, Doctor Ingeniero de Caminos

Cuando ocurre un grave accidente, como el de Santiago, es habitual tratar de buscar responsables cuanto antes y escandalizarse porque no se hayan evitado los errores que inicialmente se consideran causa del mismo. Además, algunos expertos, y otros que no lo son, explican los porqués de la tragedia sin tener un conocimiento completo de todos los factores que inciden en el suceso (esto sólo es posible tras un análisis detallado de todos los elementos que pueden contribuir al accidente y algunos de éstos todavía no son conocidos por los medios de comunicación por falta de información disponible). Sin embargo, parece razonable hacerse una reflexión: ¿opinaban éstos lo mismo el día antes?, o ¿esa opinión se basa principalmente en la observación de lo ocurrido?. Si opinaban lo mismo ¿por qué no lo han comunicado? Si lo han hecho ¿por qué no se les ha prestado la atención debida? Finalmente, si no se les ha prestado esta atención, ¿debería habérseles prestado incluso ante la existencia de otras opiniones, algunas contradictorias? Todo esto indica que el tema de los accidentes es mucho más complejo de lo que parece a primera vista y especialmente cuando se opina tras un análisis que solo tiene un carácter superficial.

En mi experiencia profesional, he tenido que elaborar informes, alguno de ellos judicial, tras un accidente. Recuerdo, en particular, un deslizamiento de tierras que tuvo lugar durante la construcción de una presa en el que desgraciadamente quedaron sepultadas 11 personas. Es obvio que si el estudio se lleva a cabo tras el suceso y se hace correctamente tiene que dar como resultado que el talud tenía que deslizar, es decir que estaba en estado crítico y que, por tanto, su coeficiente de seguridad era la unidad, ya que deslizó. Sin embargo, la pregunta que deberíamos hacernos tanto nosotros como el juez es si el día antes del accidente hubiéramos elaborado el mismo informe o si hubiera sido otro distinto. Este ejemplo, aunque diferente del caso que nos ocupa, ilustra la enorme dificultad del problema de la justicia y del riesgo de ser poco objetivos.

Por otra parte, se sabe que la incidencia del error humano en los accidentes es altísima y en bastantes casos inevitable y que nadie está exento de dicho error. Resultaría paradójico que algunos de los que se distraen, exceden la velocidad en autopistas, atienden el móvil mientras conducen o ingieren alcohol inmediatamente antes de conducir fueran ahora los que arremeten contra el maquinista y no tuvieran un poco de comprensión hacia un fallo que desgraciadamente cualquiera puede cometer. Nadie quisiera pasar por la experiencia que vive y vivirá el maquinista, una persona que el día anterior era uno de nosotros.

Puesto que ya hay quien tiene la responsabilidad de dilucidar a quién corresponde la culpa o no del accidente, alguien debería dedicar su tiempo y esfuerzo a investigar con rigor las causas y a tomar nota y aprender de los errores cometidos y de las deficiencias existentes detectadas para reducir la probabilidad de que esto o algo análogo se repita en cualquier parte del mundo en un futuro.

A este respecto, no deja de resultar sorprendente que nuestros automóviles posean limitadores de velocidad de serie y que se pueda hoy adquirir un pequeño aparato para nuestro coche que localice nuestra posición, determine su velocidad y nos informe de la velocidad máxima permitida por 130 euros y que no exista algo similar, de serie y a un precio bajo, ya instalado en el ferrocarril produciendo el frenado del tren en caso de que esa velocidad máxima se exceda, ya que existen medios técnicos que resuelven estos problemas a muy bajo coste. Para un observador externo, resulta llamativo conocer el elevado coste de los sistemas de seguridad ASFA y ERTMS que actualmente se utilizan tanto en la red española como en las europeas. Téngase presente que los sistemas de señalización y comunicaciones fijas y móviles superan el millón de euros por kilómetro. Con todo esto, uno se pregunta si no habría que investigar sistemas de seguridad alternativos más económicos y fiables.

Todo lo anterior cuestiona los sistemas de seguridad actualmente en funcionamiento y algunos de los que se programan para el futuro, ya que hoy la tecnología ha evolucionado mucho y deja obsoletas ciertas soluciones que se plantearon hace solo unos pocos años. Ante estas alternativas cabe preguntarse si tiene sentido mantener las señales al lado de las vías en vez de informar en cabina (esto ya se hace en algunos sistemas), o si vale la pena utilizar balizas que son caras y vulnerables o emplear sistemas de comunicación propios, cuando existen otros de uso general mucho más baratos y fiables y que permiten tanto la replicación como la independencia de los sistemas, que son elementos básicos en el mundo de la fiabilidad. De todas formas, conviene recordar que la seguridad no se limita a controlar las velocidades de los trenes con respecto a las máximas permitidos, ni a garantizar que se respete el sistema de señalización, sino que son necesarias otras actuaciones conducentes a garantizar una correcta posición relativa de unos trenes con respecto a otros considerando sus posiciones, velocidades y sentidos de circulación. Además debería tenerse en cuenta el estado de la vía, la detección de obstáculos (objetos caídos en la vía, posibles deslizamientos de taludes, etc.), el estado de los desvíos o cambios de aguja, travesías, etc., es decir un análisis conjunto de la red ferroviaria.

Desgraciadamente, los protocolos de homologación de los sistemas de seguridad son lentos y costosos y, en parte, responsables de su encarecimiento y de esta falta de flexibilidad y de agilidad para adaptarse a las nuevas tecnologías. Nuestra sociedad debería hacer algo para evitar o, al menos, aliviar estos graves problemas y nuestros políticos, en vez de pelearse en el Parlamento, dedicar el tiempo a resolver estos problemas.

Habría que emplear el sistema público de investigación y desarrollo, porque la garantía de encontrar nuevas soluciones a estos temas está asegurada. Las Universidades y Centros de Investigación existentes en España tienen mucho que decir y que aportar. Estamos a la espera de que salga la convocatoria del Plan Nacional, en el que encajaría perfectamente esta investigación, e incluso sugerimos destinar algunos fondos (no hacen falta muchos) a este problema.

En resumen, con esta aportación, que quiere ser constructiva y no va contra nadie sino a favor de todos, queremos destacar algunos de los problemas que vemos y que estamos obligados a señalar. Reconocemos que puede haber aspectos en los que hay otras opiniones muy respetables y posiblemente contrarias a las nuestras, por lo que manifestamos que no nos creemos ni poseedores de la verdad ni con las ideas más brillantes. Bienvenidas sean todas las ideas que añadan, complementen y mejoren lo aquí expuesto. Nuestro objetivo es solo contribuir con nuestro granito de arena al bien común.

Enrique Castillo Ron
Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
Catedrático de la Universidad de Cantabria
Miembro de Número de la Real Academia de Ingeniería
Miembro de Número de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

¿Qué es la acreditación ABET? (y qué no es)

En todo este jaleo del reconocimiento del máster a los titulados pre-Bolonia surge siempre alguien que nombra la acreditación ABET. No está muy seguro y habla de oídas, pero le han dicho que los ingenieros de caminos de Valencia ya tienen la acreditación ABET y con eso ya son máster, más listos y más guapos.

No voy a discutir si somos más listos y más guapos (eso es trabajo de las abuelas, que se peleen entre ellas), pero ya os digo yo que máster no somos. Aclaremos las cosas, en este momento ninguno de nosotros tiene homologado el dichoso máster, de hecho ni siquiera depende de la escuela o de la universidad, depende de nuestro amado Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que como bien sabemos, sigue sin mover ficha, a día de hoy.

¿Qué es la acreditación ABET?

Y en cuanto a la acreditación ABET, bueno, de forma muy breve:

¿Qué es la acreditación ABET?

  • ABET (Wikipedia) es una organización no gubernamental sin ánimo de lucro que desde 1932 se dedica a certificar programas de ingeniería.
  • El nombre ABET es reciente, en un principio se llamaba ECPD (Engineers’ Council for Professional Development), pero en 1980 lo cambiaron a ABET (Accreditation Board for Engineering and Technology). En 2005 dejaron de usar ese título, hoy por hoy ABET significa ABET, simplemente.
  • La acreditación ABET es voluntaria, por pares, y por lo que me han contado desde la escuela de Valencia, muy exigente. Además fomenta la mejora continua y tiene fecha de caducidad, pasados unos años hay que renovarla.

¿Qué estudios tienen la acreditación ABET en España?

Pues, salvo error u omisión por mi parte, tienen la acreditación ABET los estudios de:

  • Ingeniería Química – IQS-URL (01-10-2004)
  • Ingeniería de Telecomunicaciones – UPM (01-10-2008)
  • Ingeniería Industrial – UPM (01-10-2008)
  • Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos – UPV (01-10-2010)
  • Ingeniería Industrial – UPV (01-10-2010)
  • Ingeniero Agrónomo – UPV (01-10-2010)
  • Ingeniería de Telecomunicaciones – UPV (01-10-2010)

Entre paréntesis la fecha a partir de la cual es efectiva la acreditación.

¿Qué NO es la acreditación ABET?

  • No es oficial. Es una ONG reconocida a escala internacional que se dedica a acreditar estudios de ingeniería, pero no tiene validez oficial en nuestro país.
  • No es retroactiva. Esto va a sonar a tautología pero es lo que hay, ABET sólo acredita lo que ha acreditado. Las promociones anteriores a la fecha de obtención de la acreditación no tienen acreditación ABET.
  • No equivale a un máster. La acreditación ABET «reconoce» la equivalencia con los estudios de máster, si, pero no equivale a un máster. Es importante recalcarlo porque reconoce precisamente lo mismo que estamos pidiendo.

Por supuesto, si vas a trabajar/estudiar a Estados Unidos y tienes una acreditación ABET es casi seguro que te van a reconocer la equivalencia con el nivel de máster, pero para el resto de países ya no está tan claro, y en un concurso internacional, todavía menos. Hace unos meses hubo una charla en Valencia sobre las posibilidades de emigrar a Australia y surgió esta cuestión, precisamente. El agente migratorio dijo que no se aceptaba la acreditación ABET, que para justificar el nivel de máster se necesita un título oficial.

En resumen, la acreditación ABET está muy bien, proporciona un valor añadido al título, es una muestra de que algunas escuelas se están poniendo las pilas, y reconoce lo mismo que estamos pidiendo, que nuestros estudios equivalen a un máster, pero no es oficial ni tampoco retroactiva, así que… seguimos igual, esperando que el ministerio se digne a decir algo.


Manual de Geomecánica aplicada a la prevención de accidentes por caída de rocas en minería subterránea

Aprovechando que estos días me encuentro en Lima voy a enlazar un documento hecho en Perú, el interesante «Manual de Geomecánica aplicada a la prevención de accidentes por caída de rocas en minería subterránea«.

Manual-Geomecanica-Aplicada-Prevencion-Accidentes-Caida-Rocas

Editado por la Sociedad Nacional de Minería, Petroleo y Energía en junio de 2004 con el propósito de «contribuir al esfuerzo que realizan las empresas mineras y sus trabajadores por lograr una minería segura en el Perú«, el manual está estructurado en cinco capítulos dedicados a conocer la roca (1), identificar los problemas del terreno (2), controlar la estabilidad (3), sostenimiento (4), zonificación geomecánica del Perú (5), y el desatado de rocas (Anexo), todo ello a lo largo de 240 páginas.

Frente a otros libros con un planteamiento mucho más técnico (como el de mecánica de rocas del IGME, p.ej.), la intención de este manual es llamar la atención sobre los puntos más importantes, especialmente los relacionados con las clasificaciones geomecánicas RMR y GSI y la seguridad, y la verdad es que lo consigue, gracias a fotografías, esquemas y dibujos muy buenos.

Manual de geomecánica aplicada a la prevención de accidentes por caída de rocas en minería subterráneaManual de Geomecánica aplicada a la prevención de accidentes por caída de rocas en minería subterránea [pdf – 78 MB]

2ª ISRM Online Lecture: «Solving the Unsolved Problems in Rock Mechanics and Rock Engineering», por John Hudson

Hace unos días anuncié la primera ISRM Online Lecture diciendo que estaba previsto hacer cuatro al año. Pues bien, ya tenemos aquí la segunda, de intrigante título, «Solving the Unsolved Problems in Rock Mechanics and Rock Engineering«, por el profesor John Hudson, presidente del ISRM entre 2007 y 2011.

Pulsa en la imagen para acceder a la conferencia: 

2ª ISRM Online Lecture: "Solving the Unsolved Problems in Rock Mechanics and Rock Engineering", por John Hudson

El blog queda en estado latente por unos meses…

“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo”.

Historia de dos ciudades, Charles Dickens, 1859.

 

Dickens ambientó el inicio de su novela en el convulso año de 1775, comparando la pre-revolucionaria ciudad de París y la aparentemente tranquila Londres con una descripción que se ha convertido en un clásico, a la hora de comparar lo bueno y lo malo.

No sé si estamos en el mejor o en el peor de los tiempos, tampoco sé si estamos en la primavera de la esperanza o en el invierno de la desesperación. Lo que si sé es que a veces hay que tomar decisiones difíciles y afrontar nuevos retos.

La decisión difícil es emigrar.

Los nuevos retos… bueno, esos ya vendrán.

El blog va a seguir, tengo muchas cosas escritas y pienso seguir publicando, pero no con el ritmo actual, lo primero es lo primero.

Próxima parada, Perú…

Actualización Noviembre 2013. Para los que me preguntan cómo me ha ido, bueno, todos los comienzos son duros, pero ha valido la pena, estoy trabajando. Eso si, no estoy en Perú… ¡¡ un saludo desde Bosnia-Herzegovina !!

 

Ah, por cierto, me he dejado barba.

big-bang-theory-barbudos