La Clasificación Geomecánica de Lauffer

La clasificación geomecánica de Lauffer, de 1958, parte de las ideas de Josef Stini de 1950 sobre la importancia de los defectos del macizo rocoso en su comportamiento mecánico. La hipótesis principal de la clasificación es que el sostenimiento depende, en gran medida, de la calidad de la roca, lo cual suena muy bien, si, pero ¿cuánto depende, exactamente?

Para cuantificarlo, Lauffer estudió diferentes tipos de excavación (incluso minas abandonadas) en diferentes tipos de roca, midiendo el tiempo que eran capaces de mantenerse estables antes de desmoronarse.

A partir de los datos obtenidos, clasificó los terrenos en siete categorías, indicando el tipo de sostenimiento más apropiado para cada terreno en función de dos parámetros:

  • La longitud libre o vano crítico: Menor de las dos dimensiones -diámetro o longitud de galería- que se puede mantener estable sin revestimiento.
  • Tiempo de estabilidad o mantenimiento (Stand Up Time): Tiempo que puede mantenerse, sin desmoronarse, dicha longitud libre.

 

El trabajo de Lauffer no fue especialmente reconocido, sin embargo, resultó básico para que Rabcewicz, Pacher y Müller llegaran a desarrollar el llamado «Nuevo Método Austriaco o NATM«, unos años más tarde.

Enlaces relacionados:


Cálculo de asientos vs cálculo de tensiones, las ecuaciones de Holl

Hasta hace unos años, en los informes geotécnicos para edificación sólo se veían cálculos de asientos, generalmente por el método de Steinbrenner para cimentación sobre base rígida, sin embargo, desde hace un tiempo, se ven también con frecuencia las ecuaciones de Holl para el cálculo de tensiones bajo un área rectangular cargada uniformemente.

No es de extrañar, se trata de unas ecuaciones muy fáciles de programar que, no sólo proporcionan las tensiones verticales, sino también las horizontales y las tangenciales, lo que las hace muy útiles, si no fuera por un pequeño detalle… que sólo son válidas para un coeficiente de Poisson de 0,50, es decir, para un suelo perfectamente elástico, hipótesis que sólo se cumple, como ya sabemos, en las arcillas saturadas a corto plazo.

El problema es que, pese a tratarse de unas ecuaciones muy interesantes, no figuran en muchos textos. No estoy seguro, pero en español creo que únicamente aparecen en el tomo II del «Geotecnia y cimientos«, sin advertir nada sobre el coeficiente de Poisson de 0,5, de ahí que se estén usando incorrectamente.

Por cierto, el «Geotecnia y cimientos« tiene un error en estas ecuaciones que proviene del artículo original de Holl de 1940, en el que la ecuación de la tensión tangencial XY tenía un signo equivocado, lo he corregido en rojo.

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Como se puede ver, en el Elastic Solutions for Soil and Rock Mechanics, de Poulos y Davis, figura la expresión correcta y también el aviso del coeficiente de Poisson.

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Por si alguien se lo está preguntando, si, hay una versión «corregida» de las ecuaciones de Holl para poder utilizar cualquier valor del coeficiente de Poisson, pero ya habrá tiempo de hablar de ese tema…


La Clasificación Geomecánica de Terzaghi

La clasificación geomecánica de Terzaghi tiene como fecha de nacimiento 1946. Ese año, la «Commercial Shearing and Stamping Co.», una importante empresa fabricante de cerchas de acero para la entibación de túneles, aceptó que Karl Terzaghi se encargara de la parte de geología de su manual de entibaciones, el «Rock Tunnelling with Steel Supports«, escrito por Proctor y White.

Proctor era el vicepresidente de la compañía y White el ingeniero estructural, y aunque los dos llevaban 20 años en el tema y más de 300 túneles hechos, seguían sin tener claros ciertos conceptos geotécnicos. Hasta tal punto que, tras las primeras dos horas de conversación con Proctor, Terzaghi declaró «we both have the sensation that we lived for a long time in the same country but on opposite sides of an high wall«.

Casi al mismo tiempo (aunque se publicó mucho después) escribieron una versión para suelos, el «Earth Tunnelling with Steel Supports«, manteniendo los autores originales y sin mencionar a Terzaghi como coautor, algo «that seems somewhat scandalous» según Goodman, claro que Terzaghi decía de ellos que, pese a tener una buena capacidad de observación, eran «abominable writers«.

Fuera o no un error, el manual se hizo famoso por incluir la «clasificación geomecánica de Terzaghi«.

Desarrollada, evidentemente, a partir de experiencias en túneles de ferrocarril con cerchas de acero, y basada únicamente en el tipo de terreno, a partir de la anchura y la altura del túnel, proporciona la carga sobre las cerchas metálicas, permitiendo así un rápido dimensionamiento (de ahí el concepto «clasificación», ni más ni menos).

Según los expertos, para diámetros inferiores a 9 metros los resultados se pueden considerar buenos, incluso conservadores en de roca de buena calidad, pero no muy fiables en terrenos de comportamiento plástico o expansivo (además, como mantiene la tradición americana de usar mucho explosivo y la mayor cantidad posible de acero en las cerchas -lo más rígidas posible-, es demasiado conservadora también para túneles excavados con limitación de explosivos, con microretardos o con voladuras de contorno).


Aunque la primera versión sólo era para roca (el cuadro superior no es el original, sino el modificado por Deere y Rose en 1982), hay también versiones para suelos, como el cuadro inferior, publicado por Manuel Romana en el año 2000, en un librito en el que tuve el placer de colaborar.

Las tendencias actuales van encaminadas hacia sistemas de sostenimiento más flexibles (bulonajes y gunitados, principalmente) por lo que esta clasificación ha ido perdiendo aplicación, con los años.

Fuentes:


Las Circulares de Ingeniería Geotécnica de la FHWA

La Federal Highway Administration del U. S. Department of Transportation tiene documentos muy interesantes, entre ellos, toda esta serie de «circulares» sobre temas de geotecnia, indispensables en el disco duro.

Hay quien dice que eso de recopilar todo lo que se encuentra navegando no es más que la versión digital del «síndrome de Diógenes» pero, bueno, nunca se sabe cuando se tendrá que hacer una compactación dinámica o un «soil nailing», no está de más tener la información localizada.

Por cierto, la traducción de «soil nailing» por «suelo claveteado» no termina de convencerme, me suena raro.

FHWA GEC 1 – Dynamic Compaction [1995 – pdf, 20 MB]

FHWA GEC 2 – Earth Retaining Systems [1996 – pdf – 3,80 MB]

FHWA GEC 3 – Geotechnical Earthquake Engineering for Highways I – Principles [1997, pdf, 20 MB]

FHWA GEC 3 – Geotechnical Earthquake Engineering for Highways II – Examples [1997, pdf, 11 MB]

FHWA GEC 4 – Ground Anchors and Anchored Systems [1999, pdf, 4.5 MB]
Especialmente recomendable el capítulo sobre empujes del terreno.

FHWA GEC 5 – Evaluation of Soil and Rock Properties [2002, pdf, 8.5 MB]
Interesante, la parte de ensayos está muy bien.

FHWA GEC 6 – Shallow Foundations [2002, pdf, 7.7 MB]

FHWA GEC 7 – Soil Nail Walls [2015]

FHWA GEC 8 – Design and Construction of Continuous Flight Auger Piles [2007, pdf, 23.5 MB]
Vale la pena dedicarle un tiempo a la parte de métodos de cálculo.

FHWA GEC 9 – ¿¿??

FHWA GEC 10 – Drilled Shafts: Construction Procedures and LRFD Design Methods [2010]

FHWA GEC 11 – Mechanically Stabilized Earth walls and Reinforced Soil Slopes [2010]

FHWA GEC 12 – Design and Construction of Driven Pile Foundations [2016]

 

Informes Geotécnicos, Seguros Decenales y Organismos de Control Técnico

Dado el inesperado (y celebrado) porcentaje de visitas desde fuera de España, creo que es conveniente explicar ciertas peculiaridades de la geotecnia de edificación en España durante esta última década, a fin de que se entiendan algunas de las cosas que cuento por aquí.

Va a ser un post largo. Lo aviso desde el principio.

La obligatoriedad del informe o estudio geotécnico figura en las normativas estructurales desde hace muchos años, como parte del dimensionamiento de la estructura. Al igual que se supone una resistencia de cálculo para el hormigón y/o el acero, el suelo tiene la suya. Lo malo es que (normalmente) el suelo no lo fabricamos, es el que hay in situ. Suponer un valor de resistencia sin más y pretender luego que el suelo lo verifique no es muy inteligente pero, por desgracia, es lo más habitual.

Como suele ocurrir, la ley se acata pero no se cumple. Por supuesto, se decía que se hacía un informe geotécnico, pero era mentira, no se hacía excepto en casos muy concretos (anejos de obra civil y edificios grandes o con varios sótanos). En las viviendas unifamiliares, por ejemplo, no se hacía, en esos casos se funcionaba por «experiencia local«, socorrido concepto que sirve para todo, desde fijar la resistencia del terreno hasta decir «esas grietas son normales, es el terreno, que siempre asienta«, una falsedad que la gente se cree en las paredes de su casa pero no en un ruidito del coche, curioso porque, normalmente, la casa vale mucho más que el coche y está mucho peor construida.

En el año 1999 se aprueba la Ley de Ordenación de la Edificación [pdf] y, entre otras novedades, añade la obligatoriedad de contratar un Seguro Decenal que asegure durante diez años los posibles vicios de la estructura, inclusive fallos estructurales debidos a errores de la cimentación. Tiene algunos matices un tanto extraños entre los artículos 17 y 19, pero si algo tan evidente se tiene que imponer por ley es mala señal.

De nuevo vuelve a pedirse por escrito un informe geotécnico, pero esta vez con un detalle que va a traer muchos problemas futuros, al igual que cuando te das un golpe en el coche hay un tasador que valora el coste de la reparación, la Compañía de Seguros exige que un Organismo de Control Técnico (el famoso OCT) valore la idoneidad o no del informe geotécnico a la edificación.

Atención al tema, porque el Organismo de Control Técnico no figura en la ley, sino que lo impone la Compañía de Seguros para otorgar el Seguro Decenal. Lo cierto es que no era mala idea, después de todo, puesto que se trata de un informe técnico es perfectamente lógico y normal que exista un perito técnico que actúe como asesor y compruebe que todo esté bien hecho y sea correcto…

… pero resulta ser un problema. Primero, porque mucha gente descubre aquí el informe geotécnico, a pesar de que ya figuraba en las normativas desde 1971; y segundo, porque se pone como condición para trabajar en un OCT tener unos determinados años de experiencia que nadie cumple. Por ejemplo, para un OCT de nivel C se exige tener dos titulados superiores con no menos de ocho años de experiencia, una buena idea pero en muy mal momento, con el mercado laboral al alza y todos los técnicos colocados ya.

Como no hay mucha gente disponible con esa experiencia (recordemos, la ley se acata pero no se cumple) ni tampoco están dispuestos a pagar lo necesario para conseguirlos, en un ejercicio de incoherencia próximo a la ilegalidad, los OCT deciden contratar a gente sin experiencia y darles un cursillo básico de mecánica de suelos, ni cimentaciones ni estructuras, sólo nociones básicas de mecánica de suelos… el desastre está servido.

De un día para otro, técnicos con un cursillo de una semana se convierten en «censores» de gente que lleva años trabajando, con sus virtudes y sus defectos… el horror.

¿Era necesario el seguro decenal?

Si, todos conocíamos algún caso de una empresa desconocida que promueve y construye una serie de viviendas y, una vez vendidas, cambia de nombre y deja de existir legalmente… el truco perfecto, si hay defectos o se quiere protestar por algo, las reclamaciones quedan en el limbo, nadie responde, bueno, si, la Compañía de Seguros.

Alguien puede decir que el cometido de una Compañía de Seguros es justamente ese, asumir un riesgo y cobrar por ello, de acuerdo, pero el riesgo se asume y cobra en función de una cierta información sobre lo asegurado. Para hacerte un seguro de vida por lo menos ven como estás y estiman el riesgo de que no tengas nada grave (y les salgas rentable) o te tires toda la vida de hospitales (y seas una ruina), dependiendo de tu salud te cobran más o menos. Aquí no se sabía nada de nada, las viviendas se aseguraban a ciegas. Con el tiempo, las puertas no cerraban, las paredes se agrietaban, la piscina perdía agua y todo eran problemas, especialmente en las viviendas unifamiliares, hechas con mucho menos control.

¿Cómo se lo tomaron los constructores?

Como siempre que se aprueba una ley que te perjudica, los afectados son los últimos en (querer) enterarse, y este caso no fue una excepción, los constructores se hicieron los sordos y siguieron como si nada hasta el último momento, cuando te llamaban por teléfono para pedirte «el papel ese del suelo«.

La situación era más cómica que otra cosa, desde el tipo que te traía una foto del solar o un saco de tierra para que lo analizaras deprisa porque tenía la obra parada, al que te amenazaba con no pagarte si no le dabas el informe esa misma tarde… antes de haber hecho siquiera un sondeo. Para variar, todos ellos te decían menos alturas y menos sótanos, pensando que eso daba igual y que así les iba a salir más barato, lo que todavía creaba más problemas cuando no coincidía con el proyecto final.

Surgen OCT y laboratorios de geotecnia por todas partes, los fabricantes de máquinas de sondeos y equipos de laboratorio no paran. Las empresas del ramo, algunas con muchos años de experiencia, se ven desbordadas por ofertas de la «nueva competencia» con informes casi regalados y promesas de tensiones de 2 kp/cm² antes incluso de haber hecho los trabajos… lo cual lleva a un razonamiento lógico por parte del cliente, si los laboratorios pueden dar un «informe previo de tensión» antes de hacer los ensayos… es que no son necesarios, ¿por qué contratarlos entonces?

Es difícil razonar contra esa lógica, y ciertas empresas, ignorantes de lo que se traían entre manos, metieron la pata hasta las orejas bajando los precios, es un problema muy conocido en economía, al igual que está prohibido pactar los precios, si uno los baja demasiado, los demás nunca deben seguirle el juego, so pena de perder todos, exactamente lo que pasó.

Se pueden bajar los precios optimizando procesos, eliminando pérdidas por recálculos estúpidos, por desplazamientos inútiles, por mil cosas, pero no a costa de eliminar ensayos, eso era lo peor que se podía hacer, y lo hemos pagado todos.

Volvamos al tema. En el año 2001, superado ya el plazo de dos años establecido en la LOE, el supuesto documento técnico que debe desarrollar la LOE, el esperado y estricto Código Técnico de la Edificación (CTE) sigue sin salir… aparecen dos o tres borradores, si, pero el documento definitivo no lo hace hasta 2006, y no entrará en vigor hasta 2007, demasiado estricto, demasiado ambiguo y demasiado tarde, para ese momento la confusión existente ha llegado a tal punto que las Compañías de Seguros tienen sus propios técnicos para revisar las revisiones de los OCT… sin comentarios.

¿Cuál es ahora el papel del OCT?

Nadie lo sabe con seguridad, hemos pasado de que nos hagan un seguro de vida a ciegas, a que nos hagan una revisión, que un médico diga que si, que estamos bien, que otro lo confirme y luego, aparte, que se nos prohíba salir de casa… pues hombre, ni una cosa ni la otra.

¿De verdad eran tan malos los Organismos de Control Técnico?

No, claro que no, como suele decirse «de todo hay en la viña del señor«. A lo largo de estos diez años he tratado con muchos técnicos de muy distintos OCT, algunos eran buenos, otros no tanto; de este segundo grupo, muchos se esforzaron por aprender, al comprobar que en geotecnia no existían esos suelos perfectos de los libros, por desgracia, hubo quien ni se molestó, ¿para qué?, mandaban ellos… esos han sido los peores, bajo el Principio de Peter han dado muchos dolores de cabeza.

(No exagero, guardo faxes y correos electrónicos enviados a OCT con cálculos de hundimiento, asientos, pilotes, etc, explicados paso a paso. Por supuesto, lo que te pedía el cuerpo era mandarlos a estudiar, pero no podías hacerlo, tu cliente era el constructor y si el OCT te ponía pegas y no te aceptaba el informe, tú no lo cobrabas, estuviera bien o mal hecho. Te comes el orgullo y das cuántas explicaciones te solicitan, inclusive cómo cambiar de kp/cm² a N/m², patético pero cierto).

¿Qué nos depara el futuro?

Lo discutía el otro día con el responsable de geotecnia de uno de los pocos OCT que ha conseguido mantener constante su nivel de calidad. Por supuesto, a base de perder clientes que se han ido a otros OCT más baratos, de esos que «revisan» por encima informe y proyecto, sólo para quedar bien.

Es de suponer que estos próximos años ya no se va a construir tanto, lo que no implica que las cosas se vayan a hacer mejor, sino que habrá menos clientes a los que «engañar«, así que ¿que opciones tenemos?

  1. Se mantienen los Organismos de Control Técnico y las Compañías de Seguros aceptan su dictamen, sin protestar, como hacen con los demás peritos.
  2. Desaparecen los Organismos de Control Técnico en favor de los técnicos de la Compañía de Seguros. Esta opción sería curiosa, porque la única Compañía de Seguros que intentó hacerlo así hace unos años fue «bloqueada» por las demás, hasta el punto de tener que acudir a los tribunales.
  3. Seguir igual y jugar la gran baza de este país, el inmovilismo, es decir, esperar hasta que otro nos resuelva los problemas y así tener a alguien a quien culpar.

Me inclino por la primera o la segunda opción, pero no por la tercera, no beneficia a nadie. La realidad es que el OCT no aparece citado expresamente en la LOE y no tiene ninguna responsabilidad legal, ante cualquier problema el Arquitecto siempre es el último responsable, no es serio seguir así, debe cambiar.


Lo que he escrito, claro está, es mi versión personal tras muchos años e informes. En defensa de los técnicos de los OCT o de la Compañía de Seguros, reconozco que es necesario que alguien revise los informes, ya no porque somos todos humanos y podemos equivocarnos (que lo somos y lo hacemos), sino porque en todas partes hay «listos». En mi opinión, hay laboratorios que no deberían dedicarse a esto, por lo menos hasta que no aprendan la diferencia entre corto y largo plazo, lo de calcular tensiones efectivas o ajustar una curva edométrica lo doy ya por perdido.

Hemos esperado largo tiempo un Código Técnico que ha salido demasiado tarde, cualquier día entrarán en vigor los Eurocódigos, mucho más laxos y ambiguos, ¿volveremos a discutir otra vez? Posiblemente si.

Por supuesto me he dejado muchas cosas en el tintero, la gran chapuza de eliminar el Seguro Decenal para las viviendas en autopromoción, las Entidades de Control de Calidad o ECC, las especificaciones imposibles de cumplir del Código Técnico, la conocida falacia de «las naves industriales no son edificación y no necesitan estudio geotécnico«, etc., pero ya habrá tiempo de mencionarlo todo.