Conversación verídica, de no hace mucho:
– Tengo los planos en el ordenador del despacho. En cuanto llegue lo imprimo todo en papel continuo a una escala en la que más o menos se pueda ver bien, lo corto con la guillotina en formato A4 y te lo mando todo por fax. Cuando los recibas, simplemente colócalos en orden y mira a ver si te sirve así o necesitas que te amplíe alguna zona en concreto.
– Ya… ¿y por qué no me envías el plano por correo electrónico?
– Me lo dice todo el mundo, pero lo veo demasiado complicado.
Los franceses tienen un término exclusivo para la paramnesia y una novela insoportable sobre las magdalenas en ausencia de sueño (¡¡ en siete tomos !!). El término es Déjà vu… y el Déjà vu que tuve gracias a esa conversación fue la nota al pie de página sobre los chelines de «Buenos presagios«, aquella novela que escribieron, mano a mano, Terry Pratchett y Neil Gaiman a principios de los noventa.
Dicha nota decía así:
NOTA PARA LOS JÓVENES Y LOS AMERICANOS:Un chelín son cinco peniques. Es más fácil comprenderlo conociendo el viejo sistema monetario británico: Las unidades más pequeñas eran los cuartos de penique, medios peniques, monedas de tres peniques y monedas de seis peniques. Dos monedas de seis peniques = un chelín. Dos chelines = un florín. Un florín y seis peniques = media corona. Cuatro medias coronas = un billete de diez chelines. Dos billetes de diez chelines = una libra (o 240 peniques). Una libra y un chelín = una guinea.
Los británicos rechazaron el sistema decimal durante mucho tiempo porque lo veían demasiado complicado.