Una de tantas cosas que ocurren en la obra cuando menos se lo espera uno. Como se puede ver, se trata de un pilote metálico que sufre un «pequeño desvío» durante su hinca, surgiendo desde las profundidades para atacar a un pobre coche (un Honda) que no se esperaba nada, tan tranquilo él, allí aparcado, pensando en sus cosas (que si el cambio de aceite, que si la revisión de los 15.000 km, vamos, lo normal).
Ocurrió en los muelles del puerto de Uddevalla, en Suecia (aquí en Google Maps), en un terreno formado por arcillas blandas de origen marino sobre un suelo denso más competente en profundidad. La cimentación estaba compuesta por 66 pilotes metálicos, hincados a 34 metros de profundidad, el feroz ataque se produjo durante el hincado del 16º pilote.
Como dice el artículo (el enlace está más abajo), las empresas de pilotes siempre cuentan historias sobre pilotes que se tuercen y salen del suelo, historias que siempre tienen los mismos detalles y siempre son de «segunda mano», pero esta vez hay pruebas, las fotografías, la tierra movida, indicando que, efectivamente, el pilote ha salido por debajo y, por supuesto, la abolladura del coche.
Si alguien se está preguntando qué se hizo, el artículo lo aclara, nada, se repitió ese pilote, se continuó con la hinca de los que quedaban y ya está.
Y como dice también, menos mal que el pilote salió a superficie fuera del recinto, porque si hubiera salido dentro, el contratista lo hubiera contado como otro pilote ejecutado y nadie hubiera sabido nada.
Fuente: Geotechnical News, 1983 [pdf – 2,45 MB]