El Instituto Geológico y Minero de España, IGME, ha terminado y publicado ya on line su “INFORME GEOLÓGICO PRELIMINAR DEL TERREMOTO DE LORCA DEL 11 DE MAYO DEL AÑO 2011, 5.1 Mw”, con una portada en la que destacan los daños de la torre del convento de las Clarisas, del s. XVII.
El informe ocupa 7 MB, tiene 47 páginas, cuenta con licencia Creative Commons y tiene fecha del 20 de marzo pero, tranquilos, un vistazo a las propiedades del documento confirma que se trata del 20 de mayo.
PULSA SOBRE LA IMAGEN PARA ABRIR EL INFORME [pdf – 7 MB]
Muchas gracias al Delegado del ICOG en Valencia, Fernando Martínez, por mandarme una copia.
En Lorca se siguen cayendo edificios. El último, el edificio Grial. Aunque el Ayuntamiento quiso lanzar un mensaje de calma, numerosos vecinos desconfían y están contratando arquitectos independientes para saber el estado real de sus viviendas. A los recelos ha ayudado que el principal promotor de la ciudad, Eusebio Abellán, participara en la elaboración de los primeros informes. Casi todos los edificios que visitó fueron catalogados como verdes.
«Mis edificios se han comportado perfectamente. Sólo un 1% presenta fisurillas en la estructura«, aseguraba ayer a Público el propio Abellán, que también es presidente de la Cámara de Comercio lorquina. Tras el terremoto, se enfundó uno de los 400 chalecos verdes que distribuyó el Ayuntamiento y revisó 60 edificios levantados por su promotora. «Sólo tres los pusimos en amarillo tirando a verde. Todos los demás, en verde«, añadió.
Sin embargo, según denuncian los vecinos de alguna de sus promociones, a Abellán se le fue supuestamente la mano con la pintura. Es el caso del edificio Alhambra, en el número 47 de la Carretera de Granada, de tres años de antigüedad. En una primera inspección, el promotor lo pintó de verde. El viernes por la mañana, otro equipo con técnicos municipales elevó su riesgo hasta el negro. Antes del anochecer, volvió por allí Abellán. «Se puso a gritar preguntando quién lo había pintado de negro«, explica Juan Carlos Carrillo, uno de los vecinos del bloque. Esa noche, el edificio durmió como amarillo. Ayer, según el registro del Ayuntamiento, había vuelto a verde.
Para Abellán, tanto cambio se debe a que «hay técnicos con más miedo y otros con menos. El miedo y la ignorancia son libres«. Cuando se le pregunta por la reacción de los vecinos, insiste: «La ignorancia es muy atrevida«. Para él, «habrá excepciones, pero la normativa de edificación se ha cumplido«. En teoría, sólo arquitectos, aparejadores e ingenieros pueden decidir el color de una casa. Desde el consistorio aclaran que Abellán, además de promotor, es aparejador. «Soy ingeniero de edificaciones«, aseguraba él.
«Si los edificios son tuyos, tú no puedes valorarlos«, opinaba Juan Díaz, presidente de una comunidad de 78 vecinos cercana al edificio Alhambra. Este ex-gerente de una empresa de infraestructuras sostiene que «la vulnerabilidad de las estructuras de Lorca son fruto del boom urbanístico de estos años«. Tras el apuntalamiento, piensa pedir un informe independiente.
También lo han hecho los vecinos del número 47. Desconfían del informe municipal y han montado una plataforma (ejemplo seguido por otras comunidades), y pedido la opinión de la empresa Gabinete de Control. Su director, el arquitecto técnico Jesús Alcañiz, aseguraba ayer que el edificio Alhambra «es un amarillo y no se puede dormir en él«. Sostiene que hay daños en la cabeza de los pilares, pero aclara que, «aunque caro, se puede reparar«.
El ejemplo del Alhambra se extiende. En la misma calle, los vecinos del número 65 también han encargado un estudio de viabilidad por su cuenta. Lo mismo piensan hacer Juan Campos, albañil en paro, y sus vecinos de la calle Herrerías. En su caso, de 15 pilares, siete están dañados. «No podemos fiarnos de lo que nos dicen«, asegura.
Había escrito algo, a la vista de las imágenes del terremoto de Lorca pero, pensándolo bien, no lo voy a publicar. Después de todo, ¿quién soy yo para ir a contracorriente de las opiniones, juicios y conclusiones de los próceres del país, unánimes ellos en decir que todo está bien, que la normativa sólo es estructural y que la culpa es del terreno, que es malo malisimo?
Lo dejo estar, el que tenga interés que se lea a fondo la Norma de Construcción Sismorresistente para Edificación NCSE-02 hasta el final (muy especialmente el final), mire bien las fotos de los periódicos y saque después sus propias conclusiones, que ya somos todos mayorcitos.
El terremoto de Japón del pasado 11 de marzo ha sido el mejor retratado de la historia, la cantidad de información disponible es increíble y durante bastante tiempo van a seguir apareciendo cosas sorprendentes, como este impresionante vídeo con la llegada del tsunami o maremoto al puerto de Oirase, en la prefectura de Aomori, unos 270 km al norte de Sendai.
Ha sido un desastre complicado, un perfecto ejemplo de la ley de Murphy entre el terremoto, el tsunami y la central nuclear de Fukushima, pero desde un punto de vista técnico, hay un aspecto que es preciso destacar, la correcta actuación de la normativa sísmica porque si, los ensayos a escala son muy útiles (aquí ya hablé del tema), pero la “prueba del algodón” es comprobar cómo se comportan las estructuras en realidad… y en este caso se han portado bien, muy bien.
Podría parecer una obviedad, pero no lo es. En el terremoto de L’Aquila de 2009 existía normativa sísmica, pero los constructores la ignoraron, en el terremoto de Loma Prieta de 1989 también existía normativa sísmica, sin embargo el viaducto Cypress falló porque el armado, correctamente calculado, no se había colocado como indicaban los planos y, en el mismo Japón, el terremoto de Kobe de 1995 demostró que la normativa vigente hasta entonces era insuficiente, tumbando 650 metros de la autopista elevada Hanshin en una imagen que dio la vuelta al mundo.
Las autoridades y los constructores japoneses han hecho los deberes, 16 años después, los edificios se han movido, y mucho (véase el vídeo inferior), pero el cálculo sísmico, las hipótesis de ductilidad, los espectros de respuesta, los modos de oscilación, etc. han funcionado. Gracias a la ingeniería y a la normativa sísmica, siguen en pie… el tsunami ya es otro tema.
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