Las carreteras “made in China” llegan a Europa

Un amigo que se encuentra trabajando en Oriente Medio me decía hace unos días que la evolución del «made in China» en aquella zona se podía medir en meses. Llegaron allí como mano de obra barata, luego como subcontrata barata, más tarde como ingeniería barata y, ahora, se habían convertido en constructora barata. ¿El truco?, trabajo duro, sueldos bajos, y construcción ajustada a costes y plazos, es decir, obras terminadas y entregadas a tiempo y sin desviaciones económicas, lo que el cliente quiere, así de simple.

Sea por la razón que sea (la crisis, el paro, la falta de obras, etc), últimamente todas los conversaciones con los compañeros van sobre lo mismo, sobre el “fin del modelo actual de obra civil”. Hay excepciones, por supuesto, pero el descontento parece estar presente en todas las fases. Las consultoras se quejan porque los plazos de entrega obligan a redactar los proyectos demasiado rápido; las constructoras porque los proyectos no están bien definidos y son siempre los malos de la película cuando necesitan reformados y modificados; los técnicos de la Administración porque se encuentran atados de pies y manos por decisiones “mediáticas” y no tienen la más mínima opción de cambiar ni decidir nada; y el cliente final –los ciudadanos- porque la obra resulta siempre mucho más cara de lo que se había presupuestado, nunca está acabada en el plazo firmado y nadie se hace responsable de nada, ni de los costes ni del retraso.

Por supuesto, la geotecnia, que requiere desplazarse y acceder a la zona, perforar, extraer muestras, ensayarlas, esperar resultados y, finalmente, interpretarlos, está condenada a caerse de todo este proceso, no hace falta decirlo, pero nunca está de más recordarlo.

El sistema actual no es malo, el problema es que se ha ido cerrando poco a poco, y sin aire fresco, cualquier sistema cerrado termina viciándose. Cual Titanic o Post-Panamax, el sistema ha crecido tanto, ha adquirido tanta inercia que virar es, hoy por hoy, una complicada operación que requiere mucha preparación, mucho tiempo y mucho esfuerzo.

Ante este sombrío panorama son muchas las voces que alertan de icebergs en el horizonte y claman por un cambio de rumbo hacia técnicas más productivas, tipo “lean construction” o “construcción sin pérdidas” pero, ¿es posible hacerlo?

Los detractores de estas técnicas afirman que no es posible, que la construcción no es una industria y no tiene sentido plantearlo. Tienen parte de razón, formalmente la construcción no es una industria, no se fabrica en serie, lo que se construye son obras únicas, prototipos ad hoc de distintas dimensiones, en terrenos muy variables, con materiales de diversa procedencia, sometidos a condiciones ambientales cambiantes y con una mano de obra no siempre especializada… la cuestión es, ya que no es posible industrializar el resultado final, la obra terminada, ¿podemos industrializar los métodos de trabajo, los procesos intermedios?

Dicen los expertos que si, que se puede… pero más nos vale averiguarlo pronto, porque el modelo chino ya ha llegado a Europa.

Según el artículo “Llegan las carreteras made in China” de la revista independiente checa RESPEKT (traducida por PressEurop), el modelo chino ha llegado a Polonia y está entrando ya en la República Checa, ¿cómo?, con una receta muy simple, rebajas del 40%, obras acabadas puntualmente y, a diferencia de lo que ocurre en Oriente Medio, contratando a la población local.

Copio aquí los dos párrafos finales del artículo:

La perspectiva de la presencia de las empresas chinas de construcción y obras públicas al mercado suscita inquietud en Praga, donde la llegada de los chinos se percibe de forma positiva más bien en el mundo político. Vít Bárta, ministro checo de Transporte, por ejemplo, cree que el caso polaco, si bien sus resultados aún están por ver, puede ser una fuente de inspiración. Al recurrir a empresas chinas tienen la oportunidad de acabar con la maldición de la corrupción endémica que rodea la construcción de autovías en la República Checa.

Sin embargo, la entrada de los chinos en el mercado de la construcción y las obras públicas tiene sus riesgos. Los precios reducidos que ofrecen las empresas chinas se explican sobre todo por el apoyo financiero y político que reciben de Pekín. Las autoridades chinas controlan el conjunto de las empresas del sector y esperan ampliar al máximo su expansión por Europa.

¿Nos hemos dormido en los laureles?, ¿es el revulsivo que necesitamos para ponernos las pilas y cambiar el modelo?, ¿se puede competir con ofertas así, apoyadas por un gobierno en la sombra?, ¿estamos ante un dumping de libro?, ¿podrá mantener China estos precios contratando mano de obra europea?, ¿buscará mano de obra más barata en otros países una vez se haya implantado?

Hundimiento por colapso de una dolina en O Courel, Lugo

Un colega de aficiones geotécnicas, José Antonio González Meijide, me envía esta noticia sobre el colapso de una dolina que, a pesar de haberse producido el verano pasado, es ahora cuando ha salido publicada en prensa, concretamente en La Voz de Galicia.

Se trata de una sima de unos 12 x 8 m² de sección y 28 metros de profundidad en una inclinada ladera muy próxima a la carretera que une los pueblos de Mostaz y Millares, en la sierra de O Courel, en Lugo.

Por las imágenes se puede adivinar un nivel de suelo de espesor variable (entre 1 y 3 metros, según zonas) sobre unos niveles de pizarra que parecen buzar paralelamente a la ladera.

Según la entrada del periódico, que cita al director del instituto geológico de la Universidade da Coruña, Juan Ramón Vidal Romaní, “Gran parte del terreno de la sierra es calizo y en esta zona se hallan algunas de las cuevas más profundas de Galicia”, por lo que podría tratarse de una disolución cárstica y el posterior desplome a flexión de los niveles de pizarra de abajo hacia arriba.

En este vídeo se puede apreciar mejor el estado del terreno.

 Si alguien quiere saber más le recomiendo leer la noticia en La Voz de Galicia y visitar el blog del Espeleo Club de Descenso de Cañones, que dedicó una entrada a este colapso en julio y cuenta con dos reportajes con fotografías muy interesantes ( y ).
Fotografía publicada en La Voz de Galicia

Carga de hundimiento en generador eólico

Los aerogeneradores o generadores eólicos, como el resto de estructuras, también tienen corazón problemas. Normalmente se trata de fallos mecánicos por rachas de viento inesperadas y cosas así, no es frecuente que sean fallos de cimentación, y mucho menos todavía, que lleguen hasta la rotura por carga de hundimiento pero, bueno, a veces ocurre.

Fallos típicos de los aerogeneradores / generadores eólicos

Estructuralmente, la cimentación superficial de un generador eólico es una zapata aislada grande, con una carga vertical centrada y una resultante horizontal pasando a cierta distancia de la base, que debe verificar unos determinados Estados Límite Últimos, normalmente rotura, estabilidad global, deslizamiento, vuelco y carga de hundimiento.

Para la comprobación de carga de hundimiento pueden utilizarse las fórmulas de Brinch Hansen, Vesic o similares, pero siempre teniendo en cuenta la posición de la resultante en el plano de cimentación, lo que la  Guía de Cimentaciones en Obras de Carreteras llama “área cobaricéntrica” y el Código Técnico de la Edificación “área equivalente”.

Si alguien está interesado en hacer un numero gordo y quiere buscar más información, se trata de un modelo GET41 de 600 kW de 1997, con una altura total de 70 metros y un diámetro de 41 metros.

Fallo por carga de hundimiento en la cimentación de un generador eólico

Fallo por carga de hundimiento en la cimentación de un generador eólico

Fallo por carga de hundimiento en la cimentación de un generador eólico

Pido disculpas por el reducido tamaño de las fotografías, no he encontrado nada mejor. En cuanto al dónde y el cuándo, en esta página dice que están tomadas en Goldenstedt, Alemania, el 28 de octubre de 2002, tras una tormenta, y en esta otra que son del 22 de junio de 2008. Los dos enlaces pertenecen al mismo dominio pero el primero parece ser el correcto.


Protección laboral, predicando con el ejemplo

La protección laboral no sólo es obligatoria, también es molesta. El casco da calor, las botas pesan, los guantes son incómodos, el arnés aprieta y las gafas se empañan, pero resulta que no están ahí para hacer bonito, están ahí porque «más vale prevenir que curar» y «un mal día lo tiene cualquiera«, por citar sólo un par de frases hechas, como podrían ser también «qué le vamos a hacer, ya le tocaba» o «pues ya es mala suerte, siempre lo hacía así y nunca le había pasado nada«.

El Ministro de Trabajo, mal ejemplo de protección laboral

El Ministro de Trabajo dando ejemplo de cómo no hacer las cosas

Imaginen -sólo por un momento- qué hubiera pasado si a alguno de los asesores del Ministro de Trabajo (el Thor de la foto) o incluso al propio Ministro, se le hubiera ocurrido plantarse allí mismo, delante de fotógrafos y ciudadanos, y decir en voz alta que no, que sin guantes, gafas protectoras y una valla allí no se mueve nadie, que el casco ayuda, vale, pero que las cosas se hacen bien o no se hacen, y chapuzas las justas, que otra cosa no tendremos, pero de accidentes laborales vamos bien servidos.

Pues no, no ocurrió nada parecido, y eso que el tipo de detrás lleva puestas las gafas de protección, gafas que el Ministro no hubiera rechazado, vista la expresión de su rostro, al más puro estilo «vas a ver tú como hoy es el día que me saco un ojo«.

Toda una oportunidad de dar ejemplo desaprovechada, una verdadera lástima.

Como era de esperar, desde un bando echan leña al asunto y desde el otro replican con el habitual «pues tú más» recordando el vídeo de Rajoy sin cinturón de seguridad de hace unos días… crítica constructiva, como debe ser.

Evaporación de embalses, un problema de pelotas

Controlar la evaporación de embalses es un arma de doble filo. Evitar la evaporación, la salinización y el crecimiento de algas es positivo, por supuesto, pero si se hace tapando el embalse se corre el riesgo de modificar el estado trófico del agua, lo cual es negativo, así que las mejores soluciones son también las más simples, mallas de sombreo y barreras antiviento (atacando directamente a la línea de flotación de la fórmula de Penman, oiga).

Dicho lo anterior, ¿cómo se explica que en Los Ángeles decidieran gastarse 2 millones de dólares echando 3 millones de pelotas de plástico negro para impedir la evaporación de un embalse…?

Pues se explica por dos razones; la primera, porque no es agua de riego sino de consumo humano, y no interesa que se posen aves (y mucho menos que hagan «otras cosas», una vez se han acomodado); y segundo, porque en este caso el problema no es la evaporación, sino la luz solar. El agua de la zona tiene determinados compuestos químicos que resultan cancerígenos en combinación con el cloro y la luz solar, de ahí que se haya optado por la solución provisional «más opaca posible» hasta encontrar la definitiva (que seguramente será subterránea).

Por cierto, este tipo de pelotas se llama «bird balls» y se usa, precisamente, para putear impedir que se posen las aves, especialmente cerca de los aeropuertos.

Más información aquí y aquí.