Dado el inesperado (y celebrado) porcentaje de visitas desde fuera de España, creo que es conveniente explicar ciertas peculiaridades de la geotecnia de edificación en España durante esta última década, a fin de que se entiendan algunas de las cosas que cuento por aquí.
Va a ser un post largo. Lo aviso desde el principio.
La obligatoriedad del informe o estudio geotécnico figura en las normativas estructurales desde hace muchos años, como parte del dimensionamiento de la estructura. Al igual que se supone una resistencia de cálculo para el hormigón y/o el acero, el suelo tiene la suya. Lo malo es que (normalmente) el suelo no lo fabricamos, es el que hay in situ. Suponer un valor de resistencia sin más y pretender luego que el suelo lo verifique no es muy inteligente pero, por desgracia, es lo más habitual.
Como suele ocurrir, la ley se acata pero no se cumple. Por supuesto, se decía que se hacía un informe geotécnico, pero era mentira, no se hacía excepto en casos muy concretos (anejos de obra civil y edificios grandes o con varios sótanos). En las viviendas unifamiliares, por ejemplo, no se hacía, en esos casos se funcionaba por «experiencia local«, socorrido concepto que sirve para todo, desde fijar la resistencia del terreno hasta decir «esas grietas son normales, es el terreno, que siempre asienta«, una falsedad que la gente se cree en las paredes de su casa pero no en un ruidito del coche, curioso porque, normalmente, la casa vale mucho más que el coche y está mucho peor construida.
En el año 1999 se aprueba la Ley de Ordenación de la Edificación [pdf] y, entre otras novedades, añade la obligatoriedad de contratar un Seguro Decenal que asegure durante diez años los posibles vicios de la estructura, inclusive fallos estructurales debidos a errores de la cimentación. Tiene algunos matices un tanto extraños entre los artículos 17 y 19, pero si algo tan evidente se tiene que imponer por ley es mala señal.
De nuevo vuelve a pedirse por escrito un informe geotécnico, pero esta vez con un detalle que va a traer muchos problemas futuros, al igual que cuando te das un golpe en el coche hay un tasador que valora el coste de la reparación, la Compañía de Seguros exige que un Organismo de Control Técnico (el famoso OCT) valore la idoneidad o no del informe geotécnico a la edificación.
Atención al tema, porque el Organismo de Control Técnico no figura en la ley, sino que lo impone la Compañía de Seguros para otorgar el Seguro Decenal. Lo cierto es que no era mala idea, después de todo, puesto que se trata de un informe técnico es perfectamente lógico y normal que exista un perito técnico que actúe como asesor y compruebe que todo esté bien hecho y sea correcto…
… pero resulta ser un problema. Primero, porque mucha gente descubre aquí el informe geotécnico, a pesar de que ya figuraba en las normativas desde 1971; y segundo, porque se pone como condición para trabajar en un OCT tener unos determinados años de experiencia que nadie cumple. Por ejemplo, para un OCT de nivel C se exige tener dos titulados superiores con no menos de ocho años de experiencia, una buena idea pero en muy mal momento, con el mercado laboral al alza y todos los técnicos colocados ya.
Como no hay mucha gente disponible con esa experiencia (recordemos, la ley se acata pero no se cumple) ni tampoco están dispuestos a pagar lo necesario para conseguirlos, en un ejercicio de incoherencia próximo a la ilegalidad, los OCT deciden contratar a gente sin experiencia y darles un cursillo básico de mecánica de suelos, ni cimentaciones ni estructuras, sólo nociones básicas de mecánica de suelos… el desastre está servido.
De un día para otro, técnicos con un cursillo de una semana se convierten en «censores» de gente que lleva años trabajando, con sus virtudes y sus defectos… el horror.
¿Era necesario el seguro decenal?
Si, todos conocíamos algún caso de una empresa desconocida que promueve y construye una serie de viviendas y, una vez vendidas, cambia de nombre y deja de existir legalmente… el truco perfecto, si hay defectos o se quiere protestar por algo, las reclamaciones quedan en el limbo, nadie responde, bueno, si, la Compañía de Seguros.
Alguien puede decir que el cometido de una Compañía de Seguros es justamente ese, asumir un riesgo y cobrar por ello, de acuerdo, pero el riesgo se asume y cobra en función de una cierta información sobre lo asegurado. Para hacerte un seguro de vida por lo menos ven como estás y estiman el riesgo de que no tengas nada grave (y les salgas rentable) o te tires toda la vida de hospitales (y seas una ruina), dependiendo de tu salud te cobran más o menos. Aquí no se sabía nada de nada, las viviendas se aseguraban a ciegas. Con el tiempo, las puertas no cerraban, las paredes se agrietaban, la piscina perdía agua y todo eran problemas, especialmente en las viviendas unifamiliares, hechas con mucho menos control.
¿Cómo se lo tomaron los constructores?
Como siempre que se aprueba una ley que te perjudica, los afectados son los últimos en (querer) enterarse, y este caso no fue una excepción, los constructores se hicieron los sordos y siguieron como si nada hasta el último momento, cuando te llamaban por teléfono para pedirte «el papel ese del suelo«.
La situación era más cómica que otra cosa, desde el tipo que te traía una foto del solar o un saco de tierra para que lo analizaras deprisa porque tenía la obra parada, al que te amenazaba con no pagarte si no le dabas el informe esa misma tarde… antes de haber hecho siquiera un sondeo. Para variar, todos ellos te decían menos alturas y menos sótanos, pensando que eso daba igual y que así les iba a salir más barato, lo que todavía creaba más problemas cuando no coincidía con el proyecto final.
Surgen OCT y laboratorios de geotecnia por todas partes, los fabricantes de máquinas de sondeos y equipos de laboratorio no paran. Las empresas del ramo, algunas con muchos años de experiencia, se ven desbordadas por ofertas de la «nueva competencia» con informes casi regalados y promesas de tensiones de 2 kp/cm² antes incluso de haber hecho los trabajos… lo cual lleva a un razonamiento lógico por parte del cliente, si los laboratorios pueden dar un «informe previo de tensión» antes de hacer los ensayos… es que no son necesarios, ¿por qué contratarlos entonces?
Es difícil razonar contra esa lógica, y ciertas empresas, ignorantes de lo que se traían entre manos, metieron la pata hasta las orejas bajando los precios, es un problema muy conocido en economía, al igual que está prohibido pactar los precios, si uno los baja demasiado, los demás nunca deben seguirle el juego, so pena de perder todos, exactamente lo que pasó.
Se pueden bajar los precios optimizando procesos, eliminando pérdidas por recálculos estúpidos, por desplazamientos inútiles, por mil cosas, pero no a costa de eliminar ensayos, eso era lo peor que se podía hacer, y lo hemos pagado todos.
Volvamos al tema. En el año 2001, superado ya el plazo de dos años establecido en la LOE, el supuesto documento técnico que debe desarrollar la LOE, el esperado y estricto Código Técnico de la Edificación (CTE) sigue sin salir… aparecen dos o tres borradores, si, pero el documento definitivo no lo hace hasta 2006, y no entrará en vigor hasta 2007, demasiado estricto, demasiado ambiguo y demasiado tarde, para ese momento la confusión existente ha llegado a tal punto que las Compañías de Seguros tienen sus propios técnicos para revisar las revisiones de los OCT… sin comentarios.
¿Cuál es ahora el papel del OCT?
Nadie lo sabe con seguridad, hemos pasado de que nos hagan un seguro de vida a ciegas, a que nos hagan una revisión, que un médico diga que si, que estamos bien, que otro lo confirme y luego, aparte, que se nos prohíba salir de casa… pues hombre, ni una cosa ni la otra.
¿De verdad eran tan malos los Organismos de Control Técnico?
No, claro que no, como suele decirse «de todo hay en la viña del señor«. A lo largo de estos diez años he tratado con muchos técnicos de muy distintos OCT, algunos eran buenos, otros no tanto; de este segundo grupo, muchos se esforzaron por aprender, al comprobar que en geotecnia no existían esos suelos perfectos de los libros, por desgracia, hubo quien ni se molestó, ¿para qué?, mandaban ellos… esos han sido los peores, bajo el Principio de Peter han dado muchos dolores de cabeza.
(No exagero, guardo faxes y correos electrónicos enviados a OCT con cálculos de hundimiento, asientos, pilotes, etc, explicados paso a paso. Por supuesto, lo que te pedía el cuerpo era mandarlos a estudiar, pero no podías hacerlo, tu cliente era el constructor y si el OCT te ponía pegas y no te aceptaba el informe, tú no lo cobrabas, estuviera bien o mal hecho. Te comes el orgullo y das cuántas explicaciones te solicitan, inclusive cómo cambiar de kp/cm² a N/m², patético pero cierto).
¿Qué nos depara el futuro?
Lo discutía el otro día con el responsable de geotecnia de uno de los pocos OCT que ha conseguido mantener constante su nivel de calidad. Por supuesto, a base de perder clientes que se han ido a otros OCT más baratos, de esos que «revisan» por encima informe y proyecto, sólo para quedar bien.
Es de suponer que estos próximos años ya no se va a construir tanto, lo que no implica que las cosas se vayan a hacer mejor, sino que habrá menos clientes a los que «engañar«, así que ¿que opciones tenemos?
- Se mantienen los Organismos de Control Técnico y las Compañías de Seguros aceptan su dictamen, sin protestar, como hacen con los demás peritos.
- Desaparecen los Organismos de Control Técnico en favor de los técnicos de la Compañía de Seguros. Esta opción sería curiosa, porque la única Compañía de Seguros que intentó hacerlo así hace unos años fue «bloqueada» por las demás, hasta el punto de tener que acudir a los tribunales.
- Seguir igual y jugar la gran baza de este país, el inmovilismo, es decir, esperar hasta que otro nos resuelva los problemas y así tener a alguien a quien culpar.
Me inclino por la primera o la segunda opción, pero no por la tercera, no beneficia a nadie. La realidad es que el OCT no aparece citado expresamente en la LOE y no tiene ninguna responsabilidad legal, ante cualquier problema el Arquitecto siempre es el último responsable, no es serio seguir así, debe cambiar.
Lo que he escrito, claro está, es mi versión personal tras muchos años e informes. En defensa de los técnicos de los OCT o de la Compañía de Seguros, reconozco que es necesario que alguien revise los informes, ya no porque somos todos humanos y podemos equivocarnos (que lo somos y lo hacemos), sino porque en todas partes hay «listos». En mi opinión, hay laboratorios que no deberían dedicarse a esto, por lo menos hasta que no aprendan la diferencia entre corto y largo plazo, lo de calcular tensiones efectivas o ajustar una curva edométrica lo doy ya por perdido.
Hemos esperado largo tiempo un Código Técnico que ha salido demasiado tarde, cualquier día entrarán en vigor los Eurocódigos, mucho más laxos y ambiguos, ¿volveremos a discutir otra vez? Posiblemente si.
Por supuesto me he dejado muchas cosas en el tintero, la gran chapuza de eliminar el Seguro Decenal para las viviendas en autopromoción, las Entidades de Control de Calidad o ECC, las especificaciones imposibles de cumplir del Código Técnico, la conocida falacia de «las naves industriales no son edificación y no necesitan estudio geotécnico«, etc., pero ya habrá tiempo de mencionarlo todo.