Acciones del viento en cubiertas ligeras a dos aguas

Método simplificado: Se coge el Código Técnico de la Edificación, se abre por el Documento Básico SE-AE (Seguridad Estructural – Acciones en la Edificación), se mira el Apartado 3.3. Acciones Variables: Viento, se consultan los coeficientes eólico (cp) y de exposición (ce) en el anejo D, se piensa un poco, se hacen unos números y se obtiene la presión (o succión) creada por el viento en cada uno de los elementos.

Y después se reza una oración (a quien sea menester, en eso no entro) para que el cambio climático (si es que existe) no nos traiga un tifón como el Megi, de gira triunfal por Filipinas esta semana, porque si uno de esos asomara el morro por aquí, nos íbamos a enterar muy pronto de la cantidad de cosas que tenemos calculadas «a ojo» con el típico «pues claro que está bien sujeto, si lo sabré yo, así va que vuela«. Y resulta que si, que lo que se dice volar, vuela…

acciones del vientoUna fotografía de la agencia Reuters vista en el Photoblog de la msbnc.com

La Guía de Cimentaciones en Obras de Carreteras (3ª Edición)

En 2002, la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento de España publicó la Guía de Cimentaciones en Obras de Carreteras, dejando claro en su presentación:

«este documento describe una serie de conceptos técnicos y reglas de buena práctica que conviene tener en cuenta en el diseño, construcción, y conservación de cimentaciones en obras de carreteras. Aun cuando lo especificado en la presente publicación no sea de obligado cumplimiento, se recomienda su uso en obras de la Dirección General de Carreteras, sin perjuicio de la adopción de otras medidas que circunstancias particulares de la obra o proyecto pudiesen aconsejar en cada caso.»

En mi opinión, es una guía muy correcta, en algunos aspectos quizá excesivamente «académica» (con planteamientos más propios de un libro de texto que de una guía), y en otros algo «etérea» (con los grupos de pilotes o las cimentaciones en roca, por ejemplo) pero, en general, es un buen texto.

A destacar el planteamiento de los dos apéndices dedicados a los coeficientes de seguridad parciales y la incertidumbre de los datos, similar al de las Recomendaciones Geotécnicas para Obras Marítimas. Si de verdad queremos, algún día, adoptar los Eurocódigos y estudiar la geotecnia bajo la filosofía de los coeficientes parciales tendremos que tomárnoslo muy en serio, y estos dos apéndices son un buen punto de partida.

Como indica el título de la entrada, el archivo que enlazo es el de la tercera edición revisada, publicado en 2009. Curiosamente, pese a tener el mismo número de páginas (304), el archivo ocupa ahora algo menos de la mitad, pasando de 13,3 a 5,9 MB (no parece que falte nada, alguien debe haberse molestado en optimizar el archivo).

(si no quieres que se abra el archivo pdf, pulsa el botón derecho sobre el enlace y elige «guardar como»)

En cualquier caso, si prefieres la versión impresa, porque te gusta tener los libros encuadernados en papel, porque quieres regalarlo o, simplemente, porque no te gusta consultar documentos por pantalla, puedes comprarlo en el siguiente enlace patrocinado:

Ingeniería Sísmica, la Shaking Table de la UCSD

En el Art. 3.6.2.3.2 de la Norma de Construcción Sismorresistente para Edificación NCSE-02, al hablar de osciladores, modos de vibración y amortiguamiento, se establece que las características de la construcción deben determinarse «por alguno de los siguientes procedimientos, por orden de preferencia:

  • Ensayos sobre construcciones de características iguales o semejantes a las que se considera.
  • Ensayos sobre modelos de la construcción considerada.
  • Procedimientos teóricos de la mecánica y la elasticidad.
  • Fórmulas aproximadas o empíricas, […]».

Evidentemente, esa debería ser la secuencia a seguir en casi cualquier disciplina, «Realidad → Modelo → Teoría → Empirismo» pero, lamentablemente, no es el caso de la geotecnia, en la que el empirismo prima sobre la realidad hasta tal punto que podría decirse aquello de «nunca dejes que un mal terreno te estropee una buena correlación«.

Al final, ser más o menos estricto depende de las condiciones sísmicas de la zona, por supuesto, pero hay que reconocer que tener una «mesa vibratoria» como la del vídeo, en la que poder «marear» la construcción hasta su colapso, y comprobar así cómo y cuánto aguanta en realidad… es todo un lujo.

 

Es la «shaking table» de la Universidad de California en San Diego, mide 12,20 m x 7,60 m, y es la segunda mayor del mundo, detrás de la impresionante E-Defence de Japón, de 20 x 15 m² (aquí tienes un «listado de las «shaking table» que hay por el mundo, vía Wikipedia).

Recomiendo ver el vídeo en calidad máxima, a 720p, y comprobar cómo fallan los paños de ladrillo (min. 1:18) y aparecen las grietas de tracción en diagonal (min. 0:58 y 1:55), por no hablar del movimiento de los pilares.


Investigar es algo más que publicar

El primer apartado del primer artículo de la Ley Orgánica de Universidades [pdf] dice «La Universidad realiza el servicio público de la educación superior mediante la investigación, la docencia y el estudio«, tres cosas muy distintas entre sí, pese a quien pese .

Trabajar en la universidad no es investigar, como tampoco lo es dar clase o publicar. Investigar es añadir algo nuevo a lo que ya se sabe, aumentar el nivel de conocimiento sobre una cuestión, y eso exige esfuerzo, ilusión y mucha dedicación.

El problema es que investigar está mal pagado y mal considerado, y a juzgar por el segundo borrador de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) [pdf], va a seguir así los próximos años. No hay problema, se lo pueden permitir… porque investigar es algo tan íntimo y vocacional que siempre habrá algún idiota dispuesto a hacerlo… yo mismo llegué a trabajar gratis los últimos meses que colaboré con la universidad, pagándome incluso los desplazamientos, con tal de acabar lo que había empezado.

Por eso, justamente, veo con cierto escepticismo (y algo de tristeza) las recientes protestas por el recorte de las dotaciones para investigación de las universidades públicas, porque he visto cómo se gastaban esos fondos y cómo determinadas personas boicoteaban y dejaban morir de aburrimiento iniciativas, ilusiones y ánimos con tal de mantener intacto su recinto de poder, velar por sus protegidos o simplemente, para mantener su tranquila rutina de cada día.

Las generalizaciones son falsas y las comparaciones odiosas, ni la investigación privada es la solución perfecta ni la pública un «monstruo endogámico», pero algo falla en el sistema, la manida frase de «hecha la ley, hecha la trampa» no puede ser siempre la excusa ante la falta de resultados, si lo que se publica no vale para nada pero se admite como mérito se va a seguir haciendo, no quepa la menor duda.

El siguiente artículo, firmado por Araceli Mangas Martín, catedrática de Derecho Internacional Público de la Universidad de Salamanca, aparecía el martes pasado en la sección de opinión de El Mundo. Recomiendo su lectura, todo lo que dice es perfectamente extrapolable desde la investigación humanista a la técnica y científica… por desgracia.

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Dispendio universitario en proyectos fantasma

El interés por la situación de la investigación científica viene ocupando algo más de lo habitual a los medios de comunicación en la medida en que la innovación, el conocimiento y la competitividad puedan contribuir a alcanzar la llamada «nueva economía» que nos alejará de la crisis económica y financiera.

Como a otros muchos profesores de universidad y desde hace muchos años, la agencia estatal (ANEP) y agencias autonómicas me encargan evaluar proyectos de investigación que presentan grupos aleatorios de profesores (ni tan siquiera grupos de investigación consolidados) para optar en los ámbitos del Derecho, a veces de las Ciencias Sociales y de las Humanidades, a una financiación con dinero público. También he formado parte, en el pasado, en varias ocasiones del comité ministerial que finalmente selecciona los proyectos y el reparto del dinero para cada proyecto. En todos mis informes e intervenciones he expuesto ya estas preocupaciones.

En pocas ocasiones (¿un 10 o 15%?), tras hacer la evaluación, me he encontrado con verdaderas propuestas de investigación. La mayoría de las solicitudes son temas muy trillados, con decenas de monografías o artículos ya publicados en España (y por ende, con centenares de trabajos en nuestro entorno europeo o internacional). Son asuntos, con demasiada frecuencia, muy generales y, por tanto, sin posibilidad alguna de añadir conocimiento.

Sin precisar el concreto objeto de investigación, piden decenas o centenares de miles de euros para viajar por un sinnúmero de países, por ejemplo, para encontrar las normas, sentencias y otros documentos que están a un golpe de ratón en el ordenador que le paga el Estado, incluida la conexión a Internet, en su despacho o que se encuentran en nuestras bibliotecas (en general, muy bien dotadas en la democracia?). Y tales proyectos obtienen financiación pública porque la inmensa mayoría de los expertos que hacen los informes actúan como en una sociedad de socorros mutuos, hoy por ti, mañana por mí.

En los casos más honrados, las solicitudes de proyectos son una forma de financiar el mantenimiento de las revistas, asistir selectivamente a algún buen congreso y la renovación del material informático. Pero no es investigación.

A su vez, para completar el despilfarro, las universidades, endeudadas por generaciones, asignan, para contentar a su clientela más mediocre, partidas de dinero para investigación a favor de proyectos que fueron rechazados por las agencias nacionales o regionales o simplemente que ni se molestaron en competir. Fiesta para todos, ahora paga la Comunidad Autónoma; todos nosotros.

Estuve unos años en un comité que examinaba las propuestas de estancias breves en el extranjero y ¡qué curioso! una gran mayoría era en agosto, cuando en muchos centros universitarios europeos y norteamericanos de investigación, aunque abiertas su bibliotecas como las nuestras, los principales responsables de los grupos de investigación están de vacaciones y difícilmente podían entablar relaciones científicas con ellos, que sería hoy el principal objetivo de esos viajes? Vacaciones pagadas con el presupuesto del Estado.

No voy a resolver la vieja cuestión de qué es investigar. Pero lo que no es, debería ser claro, es la repetición de conocimientos ya existentes; eso no es investigación. Que los profesores deben formarse y ampliar sus conocimientos, es necesario, pero eso es formación continuada y no precisa más que unos presupuestos ordinarios y estables que mantengan adecuadamente las bibliotecas (colecciones de revistas científicas -digitales si las hubiere o de la galaxia Gutemberg- y las adquisiciones de los libros); muchos proyectos son falsos proyectos de investigación y lo que se pretende se puede conseguir como se hacía antiguamente cuando no había dinero que despilfarrar: se hacen lecturas sistemáticas y amplias de la investigación ya publicada por otros, accesible y ya pagada en las bibliotecas universitarias; así es como debemos formarnos e investigar nosotros nuevos horizontes.

Investigar es crear conocimiento, añadir conocimiento nuevo al ya existente; tratar de resolver los problemas nuevos de la sociedad. Con temas generales, reinventando la rueda, publicando sobre lo ya publicado mil veces, en los ámbitos científico-jurídicos que me son próximos, no se hace investigación. Un gran maestro decía que no se puede hacer investigación sobre «el océano Atlántico» sino sobre una gota del océano? No nos extrañe que no nos tomen en serio los científicos de «bata blanca» (aunque habría que reflexionar también sobre el control de sus proyectos, su verdadero nivel y la fácil y asequible forma de obtener sexenios o tramos de investigación para todos).

El fraude de la investigación en España es grave. Además de financiar proyectos de supuestos grupos sobre temas ya estudiados, a las universidades se las evalúa y a los profesores se le añaden puntos en su promoción profesional por el número de los proyectos de investigación obtenidos y las cantidades financiadas retroalimentando el fraude. Importan las cantidades, no la calidad de los resultados. Y también se evalúa a universidades y profesores por el número de tesis dirigidas; así que ya no importa si están plagiadas, o son un centrifugado de Google o de miles de documentos de la red; cuantas más mejor. Todos sabemos lo que hacen los miembros de los tribunales, nadie quiere problemas; es un acto social y unos puntos más para la hucha de la evaluación positiva en las futuras promociones o para quitarse carga docente. Y una tesis más para las estadísticas españolas y el equipo rectoral agradecido.

Muchos compañeros estiman que publicar es investigar. La investigación requiere transmitir a la comunidad científica y a la sociedad y, por tanto, requiere publicar por los cauces adecuados, pero no todo lo que se publica es investigación. Con toda seguridad, nunca se había publicado tanto y con tanta facilidad en las ciencias sociales y jurídicas. Pero también sabemos que trabajos de innovación hay pocos. Publicamos porque con frecuencia la sociedad (las administraciones públicas, las empresas, etc.) requieren nuestros conocimientos y su sistematización. Pero no es investigación. Aportar ideas nuevas o enfoques originales no es fácil ni se llega a ello todos los días? Todos publicamos más que investigamos.

Es más, se publica tanto en los últimos tiempos porque los sistemas de evaluación de la Aneca y de las anequitas regionales son tan perversos que, de nuevo, sólo les interesa la cantidad de tesis, el número de proyectos financiados y el número de publicaciones y no los contenidos? Incluso demostrando que el mismo trabajo, sólo que con distinto título y párrafo de inicio -por si piden fotocopia de la primera página-, estaba incluido varias veces, valoran positivamente cada uno de ellos. Los profesores ya se saben la trampa y un mismo trabajo lo publican varias veces, con títulos distintos, en libros colectivos o en diversas revistas o, eso sí, indexadas -que es cumplir unos meros formalismos en la gran mayoría de las revistas- como exigen las burocracias educativas boloñesas. A nadie debe extrañar que nuestras universidades ocupen lugares muy bajos en la valoración europea y mundial.

En España, a los docentes y a las universidades se les evalúa por acumulación y por indicios externos… Sin leer los contenidos. Como el hidalgo de El Buscón, con el palillo en la boca para aparentar que había comido carne. La investigación no interesa en España. Sólo las apariencias y gastar y gastar en una economía tambaleante (aunque no por causa de la no política de investigación). No estoy en condiciones de saber si España necesita asignar más recursos en investigación; pero sé que no hay buenas prácticas que seleccionen proyectos sobre problemas nuevos, desconocidos, y que requieran soluciones nuevas. Hay despilfarro, con o sin crisis económica. Como siempre, haciendo amigos.

Araceli Mangas Martín.

Más información:

Enlace al artículo en El Mundo

Segundo borrador de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) [pdf]

Ley Orgánica de Universidades de 2001  y modificación de 2007


La Instrucción de Acciones a considerar en Puentes de Ferrocarril IAPF-07

Versión actualizada con las correcciones de noviembre de 2008

Instrucción de Acciones en Puentes de Ferrocarril IAPF-07

Resulta difícil de creer, pero la Instrucción de Acciones a considerar en Puentes de Ferrocarril IAPF-07 del Ministerio de Fomento sustituye a la Orden del Ministro de Obras Públicas de junio de 1975… pocas normativas técnicas han durado tanto.

La IAPF-07 corresponde a la Orden 3671/2007 del Ministerio de Fomento y es de aplicación en el proyecto de puentes de ferrocarril de nueva construcción que formen parte de las infraestructuras ferroviarias integradas en la Red Ferroviaria de Interés General, es decir, prácticamente en todos.

El documento ya incorpora las correcciones de noviembre de 2008.

 

Instrucción de Acciones a considerar en Puentes de Ferrocarril IAPF-07