VII Simposio Nacional sobre Taludes y Laderas Inestables de Barcelona. Octubre 2009

Con cierto retraso, voy a escribir algo sobre el VII Simposio Nacional sobre Taludes y Laderas Inestables que se celebró hace unos días en Barcelona.

En primer lugar he de decir que llegué tarde, obligaciones laborales me retuvieron en Valencia hasta última hora del martes, así que no puedo opinar sobre lo que ocurrió el primer día (por lo menos, no de primera mano).

En segundo lugar diré que, nada más llegar, todo el mundo parecía tener la misma pregunta preparada «¿tío, has visto a las azafatas…?»

… la insistencia parecía exagerada, pero no lo era, llamaban la atención, hay que reconocerlo, tanto que consiguieron el efecto contrario al buscado, porque ni Dios se acercaba a aquel stand, ¿traumas de juventud con chicas guapas?, ¿venustrafobia?, ¿caliginefobia?… seguramente.

Por cierto, hablando de stands de publicidad, faltaba una empresa, Tubosider, ¿por qué no puso un stand? A saber, sus dos técnicos desplazados al evento, muy discretos ellos, no quisieron contestar, pero desde GeoTalud, off the record, me dieron algunas razones muy interesantes.

El recinto fue muy correcto, ni el excesivo Palacio de Congresos de Valencia de la VI Edición ni el jaleo de salas de la V Edición en Madrid. Las dos salas estaban bastante próximas y se podía entrar y salir sin molestar (es inevitable, lo programen como lo programen, cuando hay dos sesiones simultáneas siempre coinciden las presentaciones que quieres ver).

En el tema de las comidas hubo división de opiniones, unos dijeron que eran escasas por el carácter catalán, tradicionalmente derrochador, otros que así era mejor porque con la tripa llena no era cómodo sentarse a escuchar sesudas presentaciones, me adhiero a la segunda opción (bromas aparte, todo fue perfecto).

Eso si, había que comer de pie, no había sillas, ¿para evitar la tertulia después de comer? Supongo que si, porque tampoco hubo café (tuvimos que acercarnos a la cafetería por nuestra cuenta). Los plazos eran muy ajustados y había que mantener la organización pero hay gente que no lleva bien eso de comer de pie, contratistas y gente de la administración, sobre todo, acostumbrados a otro tipo de trato.

En cuanto a los cotilleos durante las comidas, destacaron la crisis (como no), el túnel bajo la Sagrada Familia, y también el reciente doctorado del webmaster del Foro de Ingeniería Geológica, al que aprovecho para volver a dar la enhorabuena desde aquí.

Centrándome ya en las exposiciones, podemos hablar de forma y de contenido:

En cuanto a la forma, hubo de todo. Se nota quién está acostumbrado a dar clase y/o hablar en público y quién no, lo cual no implica ser buen orador (que cantidad no siempre implica calidad). También era evidente quién pasaba por esa tensa experiencia por primera vez, doctorandos sobre todo. Tienen todo mi apoyo, he pasado por esa situación y es horrible (en mi caso fue en inglés, para terminar de arreglarlo).

En el aspecto informático, predominio total del Power Point y de sus plantillas por defecto, ni Beamer ni Impress, Microsoft sigue copando el mercado.

En cuanto al contenido de las presentaciones, como era de esperar, mucha variedad, mejores y peores, claras y oscuras, fáciles y complicadas, concisas y difusas… y algunas obtusas, muy obtusas.

Personalmente, hubo unos cuantos artículos que me gustaron bastante y que iré comentando en el blog, también fue agradable comprobar que los temas de monitorización y auscultación de deslizamientos ya no son «esas cosas raras que sólo hacen las universidades«, y que ya empiezan a verse como algo habitual, especialmente mediante Láser Escáner y LIDAR.

La presentación del túnel de cremallera de Núria tuvo su parte divertida cuando, después de justificar la construcción del túnel por las caídas de bloques sobre la vía, terminaron diciendo que, a partir de ahora, la vía se iba a «reciclar» como sendero para excursionistas.

Interesantes, como siempre, los artículos sobre casos reales. Existe cierto prurito a publicar casos reales. En España se despelleja vilmente al que destaca, es un hecho, de ahí que sólo se publiquen éxitos del tipo «mira que listos y buenos somos, y que bien nos sale todo», cuando a veces interesaría tener información del tipo «ojo no hagas esto, que sale mal» pero, bueno, tenemos que conformarnos con lo que hay.

En este sentido destacaría la instructiva comunicación que presentó Aurea Perucho sobre los deslizamientos de la autovía de Málaga, estudiando todas las alternativas posibles y explicando las razones por las que habían escogido una u otra opción.

Por último, no puedo dejar de mencionar las reflexiones con las que cerraron el simposio los organizadores. Jordi Corominas se centró en las cuestiones organizativas, confirmando que habría otra edición del simposio, pero Eduardo Alonso fue más crítico, mucho más.

Cierta persona del comité técnico me decía, posteriormente, que alguna comunicación no cumplía los requisitos pero que, ya se sabe, en estos eventos hay muchos intereses y se deben muchos favores… puede ser, pero la mayor parte de los que estábamos allí asentíamos mientras escuchábamos lo que decía Alonso. En octubre de 2009, seguir diciendo que las cosas se caen porque llueve no es de recibo, que lo digan los periódicos, pues vale, pero en un sitio como el que estábamos, pues no, la verdad.


El ataque del pilote hincado contra el coche aparcado

Una de tantas cosas que ocurren en la obra cuando menos se lo espera uno. Como se puede ver, se trata de un pilote metálico que sufre un «pequeño desvío» durante su hinca, surgiendo desde las profundidades para atacar a un pobre coche (un Honda) que no se esperaba nada, tan tranquilo él, allí aparcado, pensando en sus cosas (que si el cambio de aceite, que si la revisión de los 15.000 km, vamos, lo normal).

Ocurrió en los muelles del puerto de Uddevalla, en Suecia (aquí en Google Maps), en un terreno formado por arcillas blandas de origen marino sobre un suelo denso más competente en profundidad. La cimentación estaba compuesta por 66 pilotes metálicos, hincados a 34 metros de profundidad, el feroz ataque se produjo durante el hincado del 16º pilote.

Como dice el artículo (el enlace está más abajo), las empresas de pilotes siempre cuentan historias sobre pilotes que se tuercen y salen del suelo, historias que siempre tienen los mismos detalles y siempre son de «segunda mano», pero esta vez hay pruebas, las fotografías, la tierra movida, indicando que, efectivamente, el pilote ha salido por debajo y, por supuesto, la abolladura del coche.

Si alguien se está preguntando qué se hizo, el artículo lo aclara, nada, se repitió ese pilote, se continuó con la hinca de los que quedaban y ya está.

Y como dice también, menos mal que el pilote salió a superficie fuera del recinto, porque si hubiera salido dentro, el contratista lo hubiera contado como otro pilote ejecutado y nadie hubiera sabido nada.

Fuente: Geotechnical News, 1983 [pdf – 2,45 MB]


Coeficientes de empuje: ¿activo, pasivo o en reposo?

En mecánica de suelos es habitual expresar la tensión horizontal como un porcentaje de la tensión vertical (normalmente más fácil de calcular). Ese porcentaje es lo que se denomina coeficiente de empuje K.

El problema es que el coeficiente de empuje K depende del estado del terreno ya que, como cualquiera puede imaginar (o debería), no «empuja» igual un terreno en reposo (Ko), que un terreno que está cargando contra un muro (Ka), o siendo cargado por el muro (Kp).

Seguramente el lector tiene muy claro el concepto, y todo lo que viene a continuación sobra, pero los empujes son uno de esos temas recurrentes en las reuniones técnicas, y por aquello de las reuniones «multidisciplinares», siempre hay alguien con la geotecnia más que olvidada y toca explicarlo.

Y por extraño que parezca, la mayor complicación no es el empuje en sí, sino el porqué de llamarlo activo o pasivo.

Cada uno tiene su método para entender las cosas, pero la película de miedo que se montó un compañero de carrera para entender la diferencia entre ambos empujes fue tan impactante que, años después, cuando he tenido que explicarlo, he optado por usar su «método», y la verdad es que no funciona mal del todo.

► Como algún comentario ha señalado, muy correctamente, el método no es del todo correcto, los empujes son horizontales y yo menciono todo el rato empujes verticales. Bien, tenéis toda la razón, pero como he dicho, el problema no es el empuje sino el porqué de llamarlo activo o pasivo, y creo (quiero pensar) que eso queda bastante claro con este método◄

Bien, a lo que vamos. El método parte de una situación muy simple, pensar que te están enterrando vivo (si, como suena).

A continuación, Uma Thurman (también conocida como Beatrix Kiddo, La Novia, o Mamba Negra) ilustrando el concepto (peliculón):

¿En qué situación nos encontramos?

  • Al principio, conforme el terreno se acumula sobre la tapa, ejerce un empuje activo sobre la tapa (Ka). El terreno empuja la tapa de forma activa.
  • Una vez cerrada la tapa, el terreno está quieto, en reposo. Se trata, pues, de empuje al reposo (Ko).
  • Cuando Uma quiere abrir la tapa desde dentro*, debe empujar el terreno hacia arriba. El terreno «es empujado», ahora ejerce un papel pasivo (Kp).

(*) No, romper la tapa como ocurre en Kill Bill no vale (perdón por el spoiler), además,
te deshaces los nudillos, no se puede manejar una katana después (sorry, otro spoiler).

Si, la cara que pone la gente cuando se lo cuento es un poema pero, oye, se quedan con la idea y no lo vuelven a olvidar, así que no es tan mal método, ¿no? (la terapia por electroshock funciona de forma similar, pero tiene mala prensa porque muere gente).

Y ya que hablamos de empujes, planteo aquí una duda: la antigua NBE AE-88, «Acciones en la Edificación», tenía un par de páginas con los coeficientes de empujes tabulados, mientras que el nuevo Código Técnico de la Edificación sólo proporciona fórmulas, cambiando además la notación, ¿por qué?

No se me malinterprete, no tengo nada en contra de las fórmulas pero, ¿qué han ganado quitando unas tablas que resultaban más que útiles? No parece muy coherente, sobre todo si tenemos en cuenta que la ROM 0.5-5 «Recomendaciones Geotécnicas para Obras Maritimas y Portuarias» no sólo mantiene los cuadros, sino que además ha añadido gráficas.

Aunque para dudas, el porqué de tanta diferencia entre normativas, siendo que todas están hechas por el mismo equipo…

La carta de Vauban, un clásico de 1683 contra los malos contratistas

Decía Italo Calvino que «un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir«. No sé si la carta de Vauban al Marqués de Louvois se puede considerar un clásico, bajo esa definición, porque lo que dice, lo dice muy claro.

Belle-Île-en-Mer, 17 de julio de 1683

Monseñor:

[…] hay algunos trabajos en los últimos años que no han terminado y que no se terminarán, y todo, Monseñor, por la confusión que causan las frecuentes rebajas que se hacen en sus obras, lo cual no sirve más que para atraer como contratistas a miserables, pillos e ignorantes, y ahuyentar a aquellos que son capaces de conducir una empresa. Y digo más, y es que retrasan y encarecen considerablemente las obras, porque esas rebajas y economías tan buscadas son imaginarias, y lo que hace un contratista que pierde es lo mismo que un naufrago que se ahoga: agarrarse a todo; y eso en el oficio de contratista es no pagar a los suministradores, dar salarios bajos, tomar peores obreros, engañar sobre todas las cosas y siempre pedir misericordia contra esto y aquello.

Y de ahí bastante Monseñor, para hacerle ver la imperfección de esa conducta; abandónela, pues, y en el nombre de Dios, reestablezca la buena fe: encargar las obras a un contratista que cumpla con su deber será siempre la solución mas barata que podréis encontrar.

Marqués de Vauban

 

Carta de Sébastien Le Prestre (1633 – 1707), Marqués de Vauban, Ingeniero Militar y Mariscal de Francia, a François Michel Le Tellier (1641 – 1691), Marqués de Louvois, ministro de guerra de Luis XIV (1638 – 1715), El Rey Sol.


El extraño caso de la casa inclinada de Bomarzo

Ante ustedes, la casa inclinada (o casa pendente) del «Parque de los Monstruos«, en Bomarzo, al norte de Roma. El perfecto ejemplo de estructura inclinada pero totalmente compatible con los asientos admisibles… básicamente porque no tiene ningún tipo de asiento ni distorsión angular. El Duque Orsini, propietario del parque, la hizo así a propósito, allá por 1560, en recuerdo de su vecino, el cardenal Cristoforo Madruzzo.