Ensayo SPT, ¿hasta rechazo o hasta rotura?

Cuando fijamos un clavo en la pared hay tres criterios (por lo menos) para dejar de dar golpes; atravesar la pared (a veces pasa); que todavía pueda entrar más pero ya esté bien sujeto; y que ya no se clave más por muchos golpes que le sigamos dando, bien, pues ese “deja-de-pegarle-que-ya-está-bien” es lo que se denomina “rechazo” en los ensayos de penetración.

Si de algo vamos sobrados en geotecnia es de ensayos de penetración, el más conocido es el ensayo SPT, pero los tenemos de todos los gustos y colores, CPT, CPTu, SCPT, SCPTu, RCPT, RCPTu, DPL, DPM, DPH, DPSH, Borro, Delft, Meurisse, de sonda lastrada, PANDA, DCP, Gouda, Becker, Begemann, Mackintosh, DPZ, HSC, etc… los hay antiguos y modernos, estáticos y dinámicos, mecánicos y eléctricos, sísmicos y resistivos, en presiones totales y en presiones efectivas, por punta y por fuste, con toma de muestras y sin toma de muestras, baratos y muy caros, normalizados y fuera de la ley, con conteo manual y conteo automatizado, útiles e inútiles, reales y falsos… vamos, por pedir, incluso los hay con cámara de vídeo incorporada, por no mencionar los pilotes hincados, ensayos de penetración a escala 1:1 en su mismidad.

Sobre la protección de las cabezas de los pilotes hincados ya escribí hace unos meses, al hablar de la Punta de Oslo, esta vez le toca al ensayo SPT, que también sufre sus particulares migrañas.

cabeza de tomamuestras de ensayo SPT abollada

Pues si, en el caso del ensayo SPT, la norma UNE 103-800-92 establece que el “rechazo” se produce en dos circunstancias, cuando el tomamuestras necesita más de 50 golpes para penetrar 15 cm en el terreno o cuando la suma de dos tramos alcanza los 50 golpes pero, claro, golpe a golpe y verso a verso, la cabeza del SPT termina deformándose… falseando al alza los resultados del ensayo, cual puntaza miope.

cabeza de tomamuestras de ensayo SPT abollada


Cálculo de asientos en suelos granulares (2ª parte)

Vuelvo sobre el tema del cálculo de asientos en suelos granulares, aunque esta vez sí puedo dar un enlace al artículo, escrito por Braja M. Das y Nagaratnam Sivakugan y publicado en octubre de 2007 en el International Journal of Geotechnical Engineering con el título de «Settlements of shallow foundations on granular soil – An overview [pdf – 356 KB]» (disponible también en MediaFire).

Como ya dije en la primera parte, el mayor problema de los suelos granulares es la extracción de muestras inalteradas, de ahí que, al final, este tipo de suelos terminen calculándose simplemente con el ensayo de penetración SPT, ya sea directamente o mediante correlaciones, una simplificación que no está exenta de errores, precisamente.

El artículo es bastante más extenso que la nota técnica publicada en 2004 a la que hacía referencia en aquella entrada aunque, curiosamente, cambia las fechas de los métodos analizados, así, estudia los métodos de Terzaghi y Peck (de 1948 en lugar de 1967), Schmertmann (de 1970, y no 1978), Burland y Burbidge (1985), Berardi y Lancellotta (de 1991, no 1994), Mayne y Poulos (1999) y Sivakugan y Johnson (2004)… siendo éste último justamente el que presentaban en aquel artículo.

Las conclusiones siguen siendo las mismas, básicamente, lo que nos ahorramos en geotecnia lo gastamos de más en la cimentación (¿alguien lo dudaba?):

Un artículo recomendable para todos aquellos que se plantean preguntas y quieren saber de dónde salen las cosas y cuál es su rango de validez. Para los aficionados a recopilar correlaciones, en el artículo hay unas cuantas, por supuesto, todas para suelos granulares.


Las Recomendaciones Geotécnicas para Obras Marítimas y Portuarias (ROM 0.5-05)

Mencionadas ya alguna que otra vez, toca hablar de las ROM 0.5-05 o Recomendaciones Geotécnicas para Obras Marítimas y Portuarias.
 
Recomendaciones Geotécnicas para Obras Marítimas y Portuarias (ROM 0.5-05)
 
Editadas por Puertos del Estado, organismo público dependiente del Ministerio de Fomento de España, las Recomendaciones para Obras Marítimas son una especie de «Guía de Infraestructuras Portuarias» a lo largo de todas sus fases, desde diseño y proyecto (geotecnia, estructuras, acciones, climatología, oleaje, etc) hasta gestión y explotación, pasando por construcción y mantenimiento, y hay que reconocer que si la idea inicial del Programa ROM era superar al «Shore Protection Manual» americano, lo han conseguido.
 
De todas las publicadas, una de las más completas e interesantes es la relativa a temas geotécnicos, la 0.5-05, Recomendaciones Geotécnicas para Obras Marítimas y Portuarias, que cuenta ya con dos ediciones, de 1994 y de 2005, respecto de esta última edición dice la propia página de Puertos del Estado:
 
Una vez actualizada, esta nueva Recomendación mantiene esencialmente la finalidad última de su precedente, que no es otra que conjugar aspectos metodológicos, normativos y tecnológicos con objeto de disponer una verdadera Guía, moderna, completa y exhaustiva, para Ayuda técnica en todo lo referido a los aspectos que inciden, afectan o condicionan a las infraestructuras portuarias desde el punto de vista geotécnico.
 
La edición de 2005 se puede descargar en formato pdf de forma gratuita en castellano y en inglés, lo que nos permite ahorrarnos los 50 € que cuesta. Está disponible en cinco archivos independientes más una fe de erratas.

Puesto que no se han corregido las erratas, mi contribución al blog es una versión «ensamblada» en un único archivo pdf de 546 páginas con las erratas incluidas al final (para no estropear la numeración) y resaltadas en el texto en color amarillo, algunas son meras cuestiones tipográficas pero, bueno, no dejan de ser erratas.

Espero que le sea útil a alguien, es un texto muy completo y muy recomendable.

Recomendaciones Geotécnicas para Obras Marítimas y Portuarias (ROM 0.5-05)

En cualquier caso, si lo quieres en papel porque lo vas a manejar mucho, porque te gusta tener los libros encuadernados, porque quieres regalarlo o, simplemente, porque no te gusta consultar documentos por pantalla, puedes comprarlo en el siguiente enlace:

Ensayos SPT, en cualquier sitio y a cualquier hora

En el MOMA, el Museum Of Modern Art de Nueva York, hay una sección para esos objetos que, por su diseño, han conseguido ser «algo más», entre ellos, allí, en mitad de una sala, hay un Jeep de 1952. El vehículo-para-todo que utilizó el ejercito americano durante la 2ª Guerra Mundial, con más de 600.000 unidades fabricadas, y que llegó a definirse como «la mayor contribución de los Estados Unidos a las operaciones de guerra modernas«.

Hay dos versiones sobre el nombre «Jeep«. La oficial es que, al ser su código interno «GP» (de «General Purpose Vehicle» o vehículo multipropósito) empezaron a llamarlo «Ge-Pe» y terminaron en «Jeep». La no oficial, que recibió el nombre de Eugene the Jeep, una especie de oso o perro narizón de color amarillo que salía en los dibujos de Popeye, sólo sabía decir «jeep» y era capaz de llegar a cualquier sitio (aquí se llamó Eugenio en algunos números).

No sé cuál de las dos explicaciones es más o menos creíble, lo que si es cierto es que, una vez acabada la guerra, cada modelo de Jeep que salía de fábrica era mejor y más potente que el anterior, tanto que incluso se llegó a vender como «minitractor» para labores agrícolas.

Bien, ¿y qué tiene que ver el Jeep con la geotecnia?, se estarán preguntando los más impacientes.

Pues este anuncio, publicado en agosto de 1954 en la revista Fortune, (pulsa sobre las imágenes para verlas mejor).

Como se puede ver, es un Jeep modificado para hacer ensayos de penetración SPT, y no se trata de un «tuning» cualquiera, es uno de los 28 Jeeps que utilizaba en aquel momento la RAYMOND CONCRETE PILE COMPANY, la empresa que desarrolló el ensayo SPT tal y como lo conocemos hoy en día.

Según dice aquí, podía llegar a cualquier parte, ya fuera por malos terrenos o por estrechos solares urbanos, permitiendo investigar el terreno ocho horas al día. Personalmente me ha encantado lo de «Para construir algo grande, lo primero es tomar muestras de suelo«, 55 años después, todavía hay gente que no lo tiene muy claro.

El texto del anuncio es:

«In building anything big, the first step is soil sampling. Gow Division of the Raymond Concrete Pile Company, 57-year-old construction company with projects around the world, keeps its 28 ‘Jeeps’ going eight hours a day in its work of investigating soil conditions to furnish information to architects and designers so they can determine the best type of foundations for construction projects of all kinds. Here is one of Raymond’s ‘Jeeps’ with power take-off being used to operate an exploratory boring outfit. The manager of Raymond’s Gow Boring Division says: «We were the first to use the ‘Jeep’ in soil testing work, and we have been using more and more ‘Jeeps’ ever since. The ‘Jeep’ helps cut our costs by getting more done. It can maneuver over rough ground in the country and get into tight spots between buildings in the city. It furnishes the power for operating our rigs and carries our equipment quickly from job to job so that we’re always ready to go.»

Confirmando aquello de «el arca fue construida por aficionados, el Titanic por profesionales«, he encontrado más información en la página web de un aficionado, con imágenes de un ejemplar que todavía funciona, incluso hay una animación flash del ensayo SPT.

PD: Para los aficionados a los comics, una cosa más, Eugene the Jeep se llamó Pilou-Pilou en Francia y Franquin se inspiró en él para uno de sus personajes más conocidos, el marsupilami («marsupial-pilou-ami» o «amigo-marsupial-pilou»). Por supuesto, también es amarillo.


Cálculo de asientos en suelos granulares ¿exactos o probables?

El cálculo de asientos en suelos granulares es un problema recurrente, sobre todo en edificación, donde es muy habitual fijar la tensión admisible de un suelo granular «por condiciones de asiento».

Salvo en estructuras singulares, esta convención suele ser correcta y basta un simple cálculo de hundimiento para confirmarlo. A partir de un cierto tamaño de cimentación, no muy grande, la tensión necesaria para que se produzca la rotura por hundimiento del suelo es muy superior a las utilizadas habitualmente en edificación.

Pero los suelos granulares tienen un problema, que es muy difícil extraer muestras inalteradas y, caso de lograrlo, más difícil todavía ensayarlas. Justamente por eso, y puesto que son las relaciones mecánicas entre partículas las que parecen controlar su comportamiento, terminan estudiándose a partir del golpeo del ensayo SPT, ya sea directamente o por medio de correlaciones para obtener sus parámetros elásticos.

Vale, bien, calculamos la tensión admisible bajo condiciones de asiento con el SPT pero… ¿con qué método?, ¡¡ hay más de 40 !!

Comparada con otras materias, la geotecnia no tiene muchas revistas especializadas, lo cual no implica necesariamente que se cumpla la Ley de Parkinson. Además, como ocurre en todas las revistas, hay grupos de presión, amiguismo y favores por doquier.

No estoy muy al día de factores de impacto e índices ISI, pero tengo entendido que Géotecnique ya no es de las primeras de la lista. Sea cual sea su posición, es innegable que llegó un momento en el que se volvió muy teórica, con artículos y estudios muy correctos desde un punto de vista formal pero de escasa utilidad práctica a nivel de calle.

Por eso sorprende encontrar en el número 7 del año 2004 un artículo, bueno, una Nota Técnica, de Sivakugan y Johnson, sobre la fiabilidad de los métodos de cálculo en suelos granulares que uno esperaría encontrar en otro tipo de revistas, como el Journal of Geotechnical and Geoenvironmental Engineering del ASCE, que ya hizo una monografía sobre el tema en 1994, «Behavior of five large spread footings in sand«, de Briaud y Gibbens, de muy recomendable lectura y que, posteriormente, ha publicado algunos artículos más sobre este mismo tema.

Independientemente de dónde se publiquen, bienvenidos sean este tipo de estudios, porque si hay algo que necesitamos en geotecnia, y sobre todo en el cálculo de asientos en suelos granulares, es poder cuantificar la incertidumbre, ya sabemos que los métodos no son exactos pero ¿por cuánto no lo son?.

La novedad, esta vez, radica en el tipo de análisis realizado sobre las parejas de valores «asientos calculados – asientos observados», ajustando los resultados a una distribución beta, con resultados bastante aparentes, por lo que se ve.

Los autores analizan los cuatro métodos más usados, el de Terzaghi y Peck (1967), el de Schmertmann et al. (1978), el de Burland y Burbidge (1985) y el de Berardi y Lancellotta (1994), obteniendo gráficas de densidad de probabilidad para distintos asientos, calculados y observados, desde 20 a 40 mm.

Hay dos párrafos de esta Nota Técnica que hacen referencia a la monografía del ASCE que comentaba antes que no me resisto a copiar:

The settlement prediction exercise in Texas, USA, in 1994 clearly demonstrated the inadequacy of the current state of the art of settlement prediction (Briaud & Gibbens, 1994). In spite of having abundant soil data through extensive laboratory and in-situ tests, the predictions were quite poor. In a typical design situation, where the engineer has only access to very limited soil data, the problems can only be compounded.

Geotechnical engineers often have their preferred methods based on their beliefs. For example, in the Settlement ’94 prediction session held in Texas, the 31 international experts used 22 different methods: the most popular ones among the consultants were the Schmertmann et al. (1978) and Burland & Burbidge (1985) methods, whereas the academics preferred finite element methods.

Sólo es una nota técnica, así que se limitan a dar las conclusiones, dejando algunas cosas en el aire, que supongo estarán en el documento principal (que no he podido encontrar todavía), como son las granulometrías y los datos relativos al ensayo SPT (eficiencia, correcciones, etc). En cualquier caso es una lástima que no hayan considerado otros métodos, como el de Schultze y Sherif (1973) o el de Papadopoulos (1992).

Conclusiones, las esperadas:

  • Todos los métodos indican más asiento del que se produce en la realidad
  • Los asientos pequeños son los que marcan las mayores diferencias entre métodos, a partir de una cierta magnitud los métodos coinciden razonablemente
  • El método más antiguo es el más conservador y el método moderno el que se más se aproxima a la realidad, algo lógico si se tiene en cuenta que los sucesivos métodos se han ido desarrollando conforme se iba comprobando que los anteriores no eran correctos.

Un ejemplo:

cálculo de asientos

Dimensionada la cimentación para un asiento de 25 mm calculado por el método de Terzaghi y Peck, la probabilidad de que el asiento real sea igual o mayor de 25 mm es del 26%. Es decir, que el método sobredimensiona la cimentación un 74%, mientras que el método de Berardi y Lancellota tiene una probabilidad de superación del 60%, es decir, que sobredimensiona la cimentación un poco menos, un 40%, lo cual sigue siendo bastante seguro.

Evidentemente, a pesar de haber fijado el mismo asiento, las tensiones obtenidas en cada método no son iguales, por tanto, habrá que estudiar qué interesa más, si sobredimensionar la cimentación con una seguridad del 80% o ahorrar material tomando una tensión mayor, contando todavía con una seguridad del 40%.

Desgraciadamente, proporcionar una tensión mayor o menor no sólo depende del método de cálculo utilizado, si el cliente no se quiere gastar el dinero en un buen informe geotécnico no hay nada que hacer. La cimentación resultará mucho más cara que el potencial ahorro obtenido haciendo el informe geotécnico más barato, es un hecho, pero el cliente estará contento… y ya se sabe, el cliente manda.

PD: El método sólo es válido para suelos granulares, lo recuerdo por si alguien ya está pensando en usarlo en arcillas.