Día Internacional de la Mujer 2010

Hace ya unos años, cierta empresa me pidió que buscara a la «persona» más adecuada para un determinado puesto. Era un puesto técnico, complicado y con responsabilidad, así que busqué muy bien, seleccioné todavía mejor, y cuando presenté a la «persona», el primer comentario -delante de ella, y antes de ver su currículum- fue un despectivo «si, pero… es que es mujer…»

Que era mujer saltaba a la vista… que aquello terminó mal, también.

Cuando alguien se empeña en mantener que hombres y mujeres somos iguales, pienso que: a) esa persona no ha ido nunca a la playa (y si ha ido, no se ha fijado mucho); o b) nunca ha trabajado en equipos mixtos; porque de haber hecho alguna de las dos cosas sabría que no somos iguales.

No lo somos, no aprovechamos el tiempo igual, no analizamos las cosas del mismo modo, ni siquiera enfocamos los problemas bajo la misma perspectiva… y eso es lo bueno, precisamente, esa es la ventaja, esa amplitud de miras que hace que los equipos mixtos rindan mucho más… salvo para cierta gente, anclada en sus particulares ideas, élites y parcelas que no me merece ni siquiera un comentario.

Que para el mismo trabajo se gane el mismo sueldo no es cuestión de igualdad, sino de justicia, y para eso ya había un ministerio.

Investigar es algo más que publicar

El primer apartado del primer artículo de la Ley Orgánica de Universidades [pdf] dice «La Universidad realiza el servicio público de la educación superior mediante la investigación, la docencia y el estudio«, tres cosas muy distintas entre sí, pese a quien pese .

Trabajar en la universidad no es investigar, como tampoco lo es dar clase o publicar. Investigar es añadir algo nuevo a lo que ya se sabe, aumentar el nivel de conocimiento sobre una cuestión, y eso exige esfuerzo, ilusión y mucha dedicación.

El problema es que investigar está mal pagado y mal considerado, y a juzgar por el segundo borrador de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) [pdf], va a seguir así los próximos años. No hay problema, se lo pueden permitir… porque investigar es algo tan íntimo y vocacional que siempre habrá algún idiota dispuesto a hacerlo… yo mismo llegué a trabajar gratis los últimos meses que colaboré con la universidad, pagándome incluso los desplazamientos, con tal de acabar lo que había empezado.

Por eso, justamente, veo con cierto escepticismo (y algo de tristeza) las recientes protestas por el recorte de las dotaciones para investigación de las universidades públicas, porque he visto cómo se gastaban esos fondos y cómo determinadas personas boicoteaban y dejaban morir de aburrimiento iniciativas, ilusiones y ánimos con tal de mantener intacto su recinto de poder, velar por sus protegidos o simplemente, para mantener su tranquila rutina de cada día.

Las generalizaciones son falsas y las comparaciones odiosas, ni la investigación privada es la solución perfecta ni la pública un «monstruo endogámico», pero algo falla en el sistema, la manida frase de «hecha la ley, hecha la trampa» no puede ser siempre la excusa ante la falta de resultados, si lo que se publica no vale para nada pero se admite como mérito se va a seguir haciendo, no quepa la menor duda.

El siguiente artículo, firmado por Araceli Mangas Martín, catedrática de Derecho Internacional Público de la Universidad de Salamanca, aparecía el martes pasado en la sección de opinión de El Mundo. Recomiendo su lectura, todo lo que dice es perfectamente extrapolable desde la investigación humanista a la técnica y científica… por desgracia.

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Dispendio universitario en proyectos fantasma

El interés por la situación de la investigación científica viene ocupando algo más de lo habitual a los medios de comunicación en la medida en que la innovación, el conocimiento y la competitividad puedan contribuir a alcanzar la llamada «nueva economía» que nos alejará de la crisis económica y financiera.

Como a otros muchos profesores de universidad y desde hace muchos años, la agencia estatal (ANEP) y agencias autonómicas me encargan evaluar proyectos de investigación que presentan grupos aleatorios de profesores (ni tan siquiera grupos de investigación consolidados) para optar en los ámbitos del Derecho, a veces de las Ciencias Sociales y de las Humanidades, a una financiación con dinero público. También he formado parte, en el pasado, en varias ocasiones del comité ministerial que finalmente selecciona los proyectos y el reparto del dinero para cada proyecto. En todos mis informes e intervenciones he expuesto ya estas preocupaciones.

En pocas ocasiones (¿un 10 o 15%?), tras hacer la evaluación, me he encontrado con verdaderas propuestas de investigación. La mayoría de las solicitudes son temas muy trillados, con decenas de monografías o artículos ya publicados en España (y por ende, con centenares de trabajos en nuestro entorno europeo o internacional). Son asuntos, con demasiada frecuencia, muy generales y, por tanto, sin posibilidad alguna de añadir conocimiento.

Sin precisar el concreto objeto de investigación, piden decenas o centenares de miles de euros para viajar por un sinnúmero de países, por ejemplo, para encontrar las normas, sentencias y otros documentos que están a un golpe de ratón en el ordenador que le paga el Estado, incluida la conexión a Internet, en su despacho o que se encuentran en nuestras bibliotecas (en general, muy bien dotadas en la democracia?). Y tales proyectos obtienen financiación pública porque la inmensa mayoría de los expertos que hacen los informes actúan como en una sociedad de socorros mutuos, hoy por ti, mañana por mí.

En los casos más honrados, las solicitudes de proyectos son una forma de financiar el mantenimiento de las revistas, asistir selectivamente a algún buen congreso y la renovación del material informático. Pero no es investigación.

A su vez, para completar el despilfarro, las universidades, endeudadas por generaciones, asignan, para contentar a su clientela más mediocre, partidas de dinero para investigación a favor de proyectos que fueron rechazados por las agencias nacionales o regionales o simplemente que ni se molestaron en competir. Fiesta para todos, ahora paga la Comunidad Autónoma; todos nosotros.

Estuve unos años en un comité que examinaba las propuestas de estancias breves en el extranjero y ¡qué curioso! una gran mayoría era en agosto, cuando en muchos centros universitarios europeos y norteamericanos de investigación, aunque abiertas su bibliotecas como las nuestras, los principales responsables de los grupos de investigación están de vacaciones y difícilmente podían entablar relaciones científicas con ellos, que sería hoy el principal objetivo de esos viajes? Vacaciones pagadas con el presupuesto del Estado.

No voy a resolver la vieja cuestión de qué es investigar. Pero lo que no es, debería ser claro, es la repetición de conocimientos ya existentes; eso no es investigación. Que los profesores deben formarse y ampliar sus conocimientos, es necesario, pero eso es formación continuada y no precisa más que unos presupuestos ordinarios y estables que mantengan adecuadamente las bibliotecas (colecciones de revistas científicas -digitales si las hubiere o de la galaxia Gutemberg- y las adquisiciones de los libros); muchos proyectos son falsos proyectos de investigación y lo que se pretende se puede conseguir como se hacía antiguamente cuando no había dinero que despilfarrar: se hacen lecturas sistemáticas y amplias de la investigación ya publicada por otros, accesible y ya pagada en las bibliotecas universitarias; así es como debemos formarnos e investigar nosotros nuevos horizontes.

Investigar es crear conocimiento, añadir conocimiento nuevo al ya existente; tratar de resolver los problemas nuevos de la sociedad. Con temas generales, reinventando la rueda, publicando sobre lo ya publicado mil veces, en los ámbitos científico-jurídicos que me son próximos, no se hace investigación. Un gran maestro decía que no se puede hacer investigación sobre «el océano Atlántico» sino sobre una gota del océano? No nos extrañe que no nos tomen en serio los científicos de «bata blanca» (aunque habría que reflexionar también sobre el control de sus proyectos, su verdadero nivel y la fácil y asequible forma de obtener sexenios o tramos de investigación para todos).

El fraude de la investigación en España es grave. Además de financiar proyectos de supuestos grupos sobre temas ya estudiados, a las universidades se las evalúa y a los profesores se le añaden puntos en su promoción profesional por el número de los proyectos de investigación obtenidos y las cantidades financiadas retroalimentando el fraude. Importan las cantidades, no la calidad de los resultados. Y también se evalúa a universidades y profesores por el número de tesis dirigidas; así que ya no importa si están plagiadas, o son un centrifugado de Google o de miles de documentos de la red; cuantas más mejor. Todos sabemos lo que hacen los miembros de los tribunales, nadie quiere problemas; es un acto social y unos puntos más para la hucha de la evaluación positiva en las futuras promociones o para quitarse carga docente. Y una tesis más para las estadísticas españolas y el equipo rectoral agradecido.

Muchos compañeros estiman que publicar es investigar. La investigación requiere transmitir a la comunidad científica y a la sociedad y, por tanto, requiere publicar por los cauces adecuados, pero no todo lo que se publica es investigación. Con toda seguridad, nunca se había publicado tanto y con tanta facilidad en las ciencias sociales y jurídicas. Pero también sabemos que trabajos de innovación hay pocos. Publicamos porque con frecuencia la sociedad (las administraciones públicas, las empresas, etc.) requieren nuestros conocimientos y su sistematización. Pero no es investigación. Aportar ideas nuevas o enfoques originales no es fácil ni se llega a ello todos los días? Todos publicamos más que investigamos.

Es más, se publica tanto en los últimos tiempos porque los sistemas de evaluación de la Aneca y de las anequitas regionales son tan perversos que, de nuevo, sólo les interesa la cantidad de tesis, el número de proyectos financiados y el número de publicaciones y no los contenidos? Incluso demostrando que el mismo trabajo, sólo que con distinto título y párrafo de inicio -por si piden fotocopia de la primera página-, estaba incluido varias veces, valoran positivamente cada uno de ellos. Los profesores ya se saben la trampa y un mismo trabajo lo publican varias veces, con títulos distintos, en libros colectivos o en diversas revistas o, eso sí, indexadas -que es cumplir unos meros formalismos en la gran mayoría de las revistas- como exigen las burocracias educativas boloñesas. A nadie debe extrañar que nuestras universidades ocupen lugares muy bajos en la valoración europea y mundial.

En España, a los docentes y a las universidades se les evalúa por acumulación y por indicios externos… Sin leer los contenidos. Como el hidalgo de El Buscón, con el palillo en la boca para aparentar que había comido carne. La investigación no interesa en España. Sólo las apariencias y gastar y gastar en una economía tambaleante (aunque no por causa de la no política de investigación). No estoy en condiciones de saber si España necesita asignar más recursos en investigación; pero sé que no hay buenas prácticas que seleccionen proyectos sobre problemas nuevos, desconocidos, y que requieran soluciones nuevas. Hay despilfarro, con o sin crisis económica. Como siempre, haciendo amigos.

Araceli Mangas Martín.

Más información:

Enlace al artículo en El Mundo

Segundo borrador de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) [pdf]

Ley Orgánica de Universidades de 2001  y modificación de 2007


Excel, ¿cómo ocultar el cero en el eje de coordenadas?

A veces, cuando los dos ejes de una gráfica parten de cero o se hace alguna composición de gráficas, puede ser recomendable eliminar uno de los dos ceros (o incluso los dos), lo malo es que en la ayuda de Excel no queda muy claro cómo hacerlo.

Para conseguirlo hay que pulsar el botón derecho del ratón sobre el eje, escoger «Formato de ejes…» y luego, en la pestaña «Número», bajar hasta la categoría «Personalizada», donde se debe escribir: #0;-#0;;

En este caso, tratándose de límites de plasticidad, basta con números enteros, si interesa tener decimales (dos, por ejemplo) hay que escribir: #,##00;-#,##00;;

Por cierto, si eres de los que prefieren los atajos de teclado, como yo, pulsando CTRL+1 en Excel ya se accede directamente a la ventana de formato (de celdas, ejes o lo que sea).

Mapas del Instituto Geográfico Nacional de España

El otro día escribí sobre cómo consultar fotografías aéreas «caducadas», pero no es la única opción que tenemos, también se pueden conseguir los mapas topográficos «de toda la vida», los de papel, aquellos con los que salíamos al campo hace apenas unos años, sin GPS ni cosas de esas.

Pues si, los mapas del Instituto Geográfico Nacional se pueden descargar en formato pdf, aunque sólo a escala 1:50.000, los 1:25.000 no están disponibles todavía (si no lo están a estas alturas, ¿lo estarán algún día?).

Hay que entrar en la web del Instituto Geográfico Nacional, ir a «Cartoteca – Mapas Topográficos«, y escoger la opción «Mapas MTN50-MTN25».

Ya sea por número de hoja o por palabras clave podemos ver las ediciones disponibles del mapa en dos tamaños, A3 y original (de mejor calidad). Como el fichero pdf se abre en el propio navegador, recomiendo no tener prisa y esperar, a veces le cuesta un poco.

Tendremos más o menos suerte dependiendo de la zona. Por ejemplo, la hoja de Madrid tiene 13 ediciones entre 1875 y 2002, la de Barcelona 5 ediciones entre 1926 y 2004, pero de Valencia sólo hay dos ediciones, de 1938 y 1944, y la de 1938 es un mapa militar… curioso.

Relacionado:

Cartografía aérea en los reconocimientos geotécnicos

La cartografía aérea en los estudios geotécnicos

Disponer de una buena cartografía, lo más actual y exacta posible, siempre es importante a la hora de plantear un estudio geotécnico, y si se trata de cartografía aérea, todavía mejor.

Sin embargo, a veces no interesa una cartografía muy actual, porque cualquier obra de urbanización, por pequeña que sea, puede hacer totalmente irreconocible un terreno, y una parcela que «desde arriba» parece una maravilla, al perforar puede dar sorpresas muy desagradables: niveles de terreno vegetal muy por debajo de lo esperado, escombreras, animales muertos, vertidos de hormigón, lavadoras, incluso residuos peligrosos con metales pesados (eso es lo que me he encontrado yo, otros podrán contar cosas peores).

[Por supuesto, cuando aparecen estas cosas la respuesta siempre es la misma: «¿rellenos?, imposible, ahí no ha habido nunca nada, no puede haber rellenos…«]

¿Qué opciones gratuitas tenemos?

  • Google Maps, permite ver la última foto aérea y una vista «a pie de calle» (Street View).
  • Google Earth, activando la opción «Ver – Imágenes históricas» muestra todas las fotos disponibles. Depende de la zona, claro, pero en mi caso hay 16 tomas entre 2001 y 2007 del lugar desde el que estoy escribiendo.
  • Bing Maps (antes Live Maps), la respuesta de Microsoft al Google Maps. Ofrece muy buenas fotos para lo que nos interesa, a baja altura, oblicuas y desde cuatro orientaciones, por desgracia no abarca mucho territorio ni indica las fechas en las que fueron tomadas.
  • Algunos ayuntamientos también han puesto en red sus fotos históricas, el de Valencia tiene nueve ortofotos tomadas entre 1980 y 2008, Madrid unas cuantas (también con vistas oblicuas) y supongo que el resto de ciudades tendrá algo similar.
  • El SIGPAC y el SIG OLEICOLA siguen siendo muy útiles, a pesar de su escala y de no indicar la fecha, de hecho, el SIGPAC está integrado en el Catastro Virtual (desgraciadamente el SIG OLEICOLA se ha quedado tan anticuado que ya ni lo gestionan, según qué navegador uses, ni siquiera permite entrar).
  • Dependiendo de la zona, incluso es posible acceder a los fotogramas del «vuelo americano» de 1956. No hay un sitio o servidor genérico en el que esté disponible toda la península pero Andalucía, Alicante, Navarra, Murcia y Madrid si permiten su consulta. A pesar de su edad, sigue siendo una información muy útil (sobre todo a gran escala, para cambios en el perfil de la costa, morfología de playas, zonas húmedas y todo ese tipo de cosas).

 

[Actualización del 25-12-2009]

Un comentario anónimo me recuerda la existencia de Iberpix, un servicio del Instituto Geográfico Nacional que tenía olvidado y que ahora ofrece mucha más información que antes (inclusive descargar imágenes), así como un blog especializado en cartografía, Todocartografía, recomiendo pegarle un vistazo, tiene información muy útil.