Nubes de tormenta

Esta tarde, conforme la tormenta iba pasando por Valencia de SO a NE, más iba pensando yo que hoy era el día que enviaba una fotografía a la sección del tiempo del telediario de TVE… y eso mismo han debido pensar casi todos en un radio de 50 km porque, según el presentador (Albert Barniol, creo que se llama), han recibido un montón de fotografías desde Valencia durante la tarde.

No es para menos, los nubarrones daban miedo, y aunque al final han sacado fotos mucho mejores que la mía (aquí está la prueba), ya que me he molestado en pasarla a jpg y enviarla, la añado también al blog.

El mismo instante, con las nubes llegando al mar, en SAT24:


Ranking de Universidades, ¿de verdad estamos tan mal?

Hay muchas clasificaciones académicas de universidades y todas ellas son discutibles, tanto en criterios como en planteamientos (sean o no bibliométricos).

El pasado 13 de agosto Francis (th)E mule Science’s News adelantaba cambios en el Ranking Mundial de Universidades que establece el Times Higher Education, de próxima publicación. Sólo un día después se publicaba otro ranking, el Academic Ranking of World Universities 2010 (ARWU) que publica la Shanghai Jiao Tong University.

El ranking ARWU ha sido desastroso para las universidades españolas. La primera en aparecer, la Autónoma de Madrid, lo hace en la posición 201, y hay quien habla ya de fracaso mundial.

No estoy de acuerdo con esa definición, más que nada porque fracasar implica haberlo intentado, y no creo que sea ese el caso. Uno de los análisis más acertados que he visto al respecto es el que hacen en Amazings, y es que el problema no es salir mejor o peor situado en ese ranking, el problema es que jugamos en otra liga, con otras reglas y otros jugadores, y así difícilmente vamos a poder clasificarnos nunca.
Teniendo en cuenta el sistema español, a saber, democracia mal entendida, meritocracia nula, universidades por doquier, vistas por la sociedad como «fábricas de parados» y bajo la demagogia barata de siempre, además… ¿vale la pena hacer el esfuerzo de tener una universidad entre las mejores del mundo?

En mi opinión si, tener una entre las 100 primeras no estaría nada mal, crearía un efecto llamada, y eso siempre es positivo (por no mencionar que los países de nuestro entorno europeo las tienen). El problema es ¿qué universidad?, porque tendremos que elegir una a la que proporcionar fondos y ayudas, ¿no?, una universidad a la que la gente quiera ir, por prestigio y preparación, en lugar de estudiar en la que caiga más cerca de casa.

Todavía mejor, deberían ser dos. Los detractores de este tipo de universidades dicen que son elitistas, así que lo mejor sería apoyar dos universidades, de forma que se generara competencia y afán de superación.

Bien, apoyamos dos universidades entonces, ¿bajo qué criterios…?

Pues seguramente los que ya ha decidido el gobierno, recomiendo leer esta interesante charla (no consta fecha o yo no la encuentro) de QUO entre Juan Luis Arsuaga y nuestra actual ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, en la que ésta asegura que, gracias al plan Estrategia Universidad 2015, España tendrá 2 universidades entre las 50 mejores del mundo en el año 2015…

Por supuesto, la Ministra no es tonta y sabe perfectamente que, para entonces, ya será problema de otro, por no mencionar que, mientras tanto, es muy probable que se saquen de la chistera otra Ley Orgánica de Universidades o de Investigación o similar, ¿será por leyes…?

«Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes» le dijo Yoda a Luke, y más nos valdría hacer caso del consejo. Si no estamos dispuestos a hacerlo, apliquemos el sentido común y dejemos ese anhelo para días mejores, no están los tiempos ahora para tirar el dinero intentándolo, y menos teniendo en cuenta que uno de los criterios es que los egresados consigan trabajo…

Si has llegado hasta aquí y eres profesor asociado no mires este enlace, so pena de cabrearte mucho.

LyX 1.6.7, última versión antes de la 2.0

El chiste de Mel del martes 17 de agosto de 2010

Puede que sólo sea una impresión mía, pero últimamente parece como si todo, absolutamente todo, tuviera que ser rápido y fácil de usar: «enchufar y listo», «hable inglés en dos semanas», «toque la zambomba como un experto desde el primer día», «hable esperanto como un nativo en tres cuartos de hora». Lo dicho, como si esforzarse por aprender a hacer algo que costara más de quince días estuviera mal visto o fuera una vergüenza.

Algo de razón tienen porque, a ver, seamos sinceros, existiendo procesadores de texto WYSIWYG fáciles de usar, como pueden ser el Microsoft Word o el OpenOffice Writer, ¿qué justifica usar un «compilador de textos» WYSIWYM con una curva de aprendizaje tan elevada como LaTeX?

Supongo que las mismas razones que explican que todavía haya gente que escriba con pluma estilográfica, que se empeñe en aprender Octave existiendo Matlab o Mathematica, que siga utilizando calculadoras HP con RPN existiendo otras mucho más fáciles de usar o, geotécnicamente hablando, que se empeñe en calcular asientos de consolidación unidimensional o módulos de balasto en lugar de buscarlos en una tabla o inventarlos directamente (como hacen muchos)… una mezcla a partes iguales de cabezonería + individualismo + nostalgia + «si es que hay gente pa tó» (como dijo el torero al conocer al ilustre filósofo) + «cada uno es como es y cada quién es cada cual» (esto lo cantó muy bien Serrat).

No escribo con LaTeX (nadie es perfecto), pero intento aprovechar casi todas sus ventajas escribiendo con LyX, y de eso trata esta entrada, justamente, de LyX, porque hace unos días se presentó la versión 1.6.7 y todo indica que será la última versión antes de la esperada y definitiva 2.0.

Desde la página web oficial garantizan que han corregido todos los fallos detectados en la versión anterior (de mediados de mayo) y que se trata de una versión «estable». Si alguien quiere probarla le recomiendo la versión «alternativa». Es la más fácil de instalar e incluye todos los programas necesarios. Eso si, recomiendo también que se lea los manuales y se arme de paciencia, va a necesitar ambas cosas para aprender a usarlo.

Para los impacientes, Un Bioinformatiquillo explica cómo instalar la versión 2.0alpha3 en Ubuntu, por si no puede esperarse a la versión 2.0 estable definitiva, prevista para septiembre, en principio. Personalmente, no uso versiones alpha, utilizo LyX para trabajos e informes técnicos y no me gusta pensar que puedo perder lo que estoy escribiendo (¡¡ horror !!), pero lo que anuncian en LyX Wiki para la versión 2.0 tiene muy buena pinta.

Por cierto, el corrector ortográfico no funciona muy bien, así que si eres de los que le echa la culpa al corrector del Word cuando aparece una errata, despídete de LyX, esto no es lo tuyo.

Más información:

¿Cómo utilizar programas en Fortran desde Excel?

En la actualidad tenemos a nuestra disposición una gran variedad de software de cálculo numérico. Tenemos software libre (Octave, FreeMat, Scilab, Sage, Maxima, …), software comercial (Mathematica, Maple, MATLAB, …) y un número casi indeterminado de librerías de funciones numéricas (listado), pero es evidente que las hojas de cálculo están ganando la partida, básicamente por su comodidad y facilidad de uso.

Actualmente, es Excel quien domina el mercado, por desgracia no se diseñó pensando en cálculos de ingeniería, precisamente, y tiene grandes carencias en cuanto a funciones para análisis numérico, resueltas sólo en parte con el paquete de macros SOLVER, muy útil, si, pero no siempre válido. 

Es decir, que si queremos tantear resultados o resolver ecuaciones no lineales complicadas con Excel, las opciones disponibles son:

  1. Usar soluciones abiertas tipo XNUMBERS (ya descatalogada, por desgracia).
  2. Utilizar soluciones comerciales cerradas, tipo «caja negra».
  3. Programar las funciones por nuestra cuenta… 🙁

Bien, pues si todavía conservas rutinas escritas en Fortran y quieres «llamarlas» desde Excel sin tener que «traducirlas» a VBA, en Newton Excel Bach, Not (Just) An Excel Blog explican cómo hacerlo en dos partes ( y ).

El proceso consiste, básicamente, en crear una librería DLL compatible mediante el compilador Silverfrost Personal Fortran 95 (libre para uso personal), y definir después las funciones en VBA. Una vez hecho esto, se pueden usar las funciones de la librería DLL como si se tratara de las típicas funciones de Excel.

Es una lástima no haber encontrado antes este enlace (es de diciembre de 2008), porque ya tengo casi todos mis antiguos programas «reconvertidos» a VBA, pero puede ser un buen método para «resucitar» los listados en Fortran que aparecen en libros de geotecnia y mecánica de suelos de hace ya unos años.

En cuanto a la proverbial rapidez de Fortran, en el blog hacen un comentario al respecto también, pero en esta interesante presentación [pdf – 1,90 MB] sobre modelos constitutivos del Grupo de Investigación en Geotecnia de la Universidad de los Andes, en Colombia, se cita un texto en el que se afirma que, para determinados cálculos, 10 segundos de Fortran son equivalentes a 80 horas de Visual Basic… no está mal para un lenguaje de 1957.


Demasiado complicado…

Conversación verídica, de no hace mucho:

– Tengo los planos en el ordenador del despacho. En cuanto llegue lo imprimo todo en papel continuo a una escala en la que más o menos se pueda ver bien, lo corto con la guillotina en formato A4 y te lo mando todo por fax. Cuando los recibas, simplemente colócalos en orden y mira a ver si te sirve así o necesitas que te amplíe alguna zona en concreto.

– Ya… ¿y por qué no me envías el plano por correo electrónico?

– Me lo dice todo el mundo, pero lo veo demasiado complicado.

 

Los franceses tienen un término exclusivo para la paramnesia y una novela insoportable sobre las magdalenas en ausencia de sueño (¡¡ en siete tomos !!). El término es Déjà vu… y el Déjà vu que tuve gracias a esa conversación fue la nota al pie de página sobre los chelines de «Buenos presagios«, aquella novela que escribieron, mano a mano, Terry Pratchett y Neil Gaiman a principios de los noventa.

Dicha nota decía así:

NOTA PARA LOS JÓVENES Y LOS AMERICANOS:Un chelín son cinco peniques. Es más fácil comprenderlo conociendo el viejo sistema monetario británico: Las unidades más pequeñas eran los cuartos de penique, medios peniques, monedas de tres peniques y monedas de seis peniques. Dos monedas de seis peniques = un chelín. Dos chelines = un florín. Un florín y seis peniques = media corona. Cuatro medias coronas = un billete de diez chelines. Dos billetes de diez chelines = una libra (o 240 peniques). Una libra y un chelín = una guinea.

Los británicos rechazaron el sistema decimal durante mucho tiempo porque lo veían demasiado complicado.