El sinkhole de Guatemala de mayo de 2010

Tres años después, la historia se repite, mismo fenómeno y de la misma forma, y aunque al principio se culpó a la tormenta tropical Ágatha, la causa vuelve a ser el sistema de colectores de la ciudad.

¿Disolución kárstica?, ¿arrastre de suelos? posiblemente una combinación de ambos mecanismos, como la otra vez.

Ha ocurrido en la colonia Ciudad Nueva, Zona 2, de la capital de Guatemala, muy cerca del hundimiento de 2007. Hay una víctima mortal, dos personas desaparecidas y 720 desplazadas. El bloque de tres plantas que ha caído era una fábrica de uniformes, vacía en ese momento (20:00, hora local).

Como suele pasar, las medidas no concuerdan, en unos sitios dice que tiene 60 metros de profundidad y 30 de diámetro y en otros que no pasa de 30 metros de profundidad y 20 metros de diámetro.

Desde un blog local, Ciudad Nueva Zona 2 Guatemala, han situado los dos hundimientos, separados unos 1500 metros, y se han sorprendido de su perfecta alineación.

Al igual que la otra vez, los vecinos de la zona ya habían denunciado movimientos y ruidos al paso de vehículos pesados, con poco éxito, por lo que se ve.

La primera fotografía es de AFP-Getty, las dos siguientes, de Paulo Raquec, están en Flickr, en la cuenta Galería del Gobierno de Guatemala, las dos últimas son del blog Ciudad Nueva Zona 2 Guatemala.

Respecto de la perfecta alineación entre los dos hundimientos…. bien, no dudo que eso pueda indicar algo, sobre todo si están unidos por el mismo sistema de colectores o la misma fracturación, es más, la vista en Google Maps indica que es una via de desagüe preferente hacia el Este, pero seamos serios, dos puntos siempre están alineados, por definición, no busquemos cosas raras dónde no las hay.

Actualización:  Gracias a un comentario descubro que la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) del Gobierno de Guatemala ha publicado un informe [pdf – 2,6 MB] con las conclusiones sobre el hundimiento de 2007.


 

Móviles, Brújulas y Buzamientos

Si el tiempo me lo permite, esta semana utilizaré mucho mi brújula tectónica (concretamente una Freiberger de círculo completo, modelo Clar, con el norte invertido), «auscultando» un talud en roca, a ver qué tal anda de salud.

Y hablando de rocas y buzamientos, presento en el blog lo que yo llamo el «Clinómetro Nokia». Es una aplicación gratuita, llamada Angle Meter Touch, disponible en la OVI Store de Nokia para móviles Symbian (S60v5) con acelerómetro, y dudo mucho que al programarla estuvieran pensando en mecánica de rocas y buzamientos, precisamente.

No tiene burbuja pero puede ponerse a cero en cualquier posición y la medida es bastante exacta, como se ve en las imágenes, con mi maltratado Nokia Xpress Music 5800.

Teniendo en cuenta que hay aplicaciones que utilizan los dos sensores y que los móviles tienen ya también GPS, no sería muy complicado añadirle una «burbuja» (para asegurar la medida a lo largo de la linea de máxima pendiente) y un sistema de registro de datos, de forma que la aplicación grabara en cada punto el ángulo respecto al norte y la inclinación (es decir, dirección de buzamiento y buzamiento) y las coordenadas, permitiendo después un volcado a una hoja de cálculo.

Tendríamos así una «brújula tectónica electrónica» quizá no muy exacta, pero si mucho más barata que algún modelo del mercado, que pasa de 4.000 €.

Lo malo del asunto es que el GPS tarda mucho en situarse, que la batería no aguantaría una jornada entera en campo y que la pantalla se ve francamente mal a plena luz de día pero, bueno, ahí queda la idea, la tecnología existe, llevamos en el bolsillo teléfonos móviles mucho más potentes que los ordenadores (por llamarlos de algún modo) que llevaron al Apolo 11 a la luna, y no lo estamos aprovechando mucho, que digamos.

Dicen que el acelerómetro más sensible es el del iPhone, y puede que sea cierto, porque en iTunes hay una aplicación para mecánica de rocas por 2,99 $. Se llama, como no, Strike and Dip y está en español. Hay un vídeo en el que se puede ver cómo funciona (formato m4v, 9,26 MB). Tiene buena pinta, pero de tres comentarios, uno es negativo.

Visto el vídeo, seguro que si tuviera un iPhone ya me habría gastado los 3 dolares.

 

El deslizamiento de Yallourn, Australia

Una de las ventajas de tener un blog «atemporal» es la de poder tratar por igual un deslizamiento actual y otro de hace ya unos años, como el de este vídeo, el deslizamiento de Yallourn, en Australia.

El deslizamiento se produjo la madrugada del 14 de noviembre de 2007, a unos 150 km al este de Melbourne, Australia, en la mina de carbón a cielo abierto de la planta térmica de Yallourn, perteneciente a la compañía TRUenergy y responsable del 8% de la producción eléctrica de todo el país.

En un principio se culpó exclusivamente a las lluvias (un día de estos bajará alguien y dirá que ya está bien eso de echarle las culpas al cielo), pero luego se confirmó el fallo humano. Por error, unos días antes un operario había entrado en la zona de servidumbre (210 metros) del río Latrobe y había excavado a tan sólo 150 metros del cauce, acelerando algo que los piezómetros venían avisando ya tiempo atrás…

En otro momento quizá no hubiera pasado nada pero en ese preciso momento llovía mucho, tanto, que el lago Narracan, justo aguas arriba, llegó al 95% de su capacidad, así que abrieron las compuertas… la rotura del cauce, el deslizamiento y la entrada del agua en la excavación dejaron la central funcionando a un tercio de su capacidad durante semanas. Por suerte, no hubo víctimas

Según el informe posterior del Mining Warden, el deslizamiento afectó a una longitud de talud de 500 metros, con un desnivel máximo de 80 metros y fue el resultado de la desafortunada combinación de una serie de errores previos, dejar de drenar el plano de deslizamiento (un nivel de arcillas buzando a 47º en la base del talud), ignorar los piezómetros, que llevaban tiempo indicando un aumento del empuje hidrostático en las tres familias de juntas subverticales que atravesaban el talud, confiar en un análisis numérico que tanteaba superficies de rotura circular… y más cosas que se detallan en el informe.
 

Tanto el  informe sobre la rotura [pdf] como la respuesta oficial posterior [pdf] están disponibles on line, con conclusiones muy interesantes, como esta conclusión de la respuesta oficial:

As identified by the Mining Warden, the fundamental cause of the mine batter failure was a lack of sufficient expertise within the mining industry, both within the mine operator and external to the mine operator, to interpret the available information to TRUenergy.

Insufficient geotechnical and hydrogeological expertise is a symptom of a global skills shortage in these professions. In considering how to best address this problem, Government agrees with the key findings of the Mining Warden to enhance and supplement processes and procedures to respond to the changing environment and address the information gaps resulting from the skills shortage in the mining sector. Such information gaps, if left unremedied, may lead to significant adverse environmental, social or economic outcomes.

 

Más información:


La Guía de Cimentaciones en Obras de Carreteras (3ª Edición)

En 2002, la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento de España publicó la Guía de Cimentaciones en Obras de Carreteras, dejando claro en su presentación:

«este documento describe una serie de conceptos técnicos y reglas de buena práctica que conviene tener en cuenta en el diseño, construcción, y conservación de cimentaciones en obras de carreteras. Aun cuando lo especificado en la presente publicación no sea de obligado cumplimiento, se recomienda su uso en obras de la Dirección General de Carreteras, sin perjuicio de la adopción de otras medidas que circunstancias particulares de la obra o proyecto pudiesen aconsejar en cada caso.»

En mi opinión, es una guía muy correcta, en algunos aspectos quizá excesivamente «académica» (con planteamientos más propios de un libro de texto que de una guía), y en otros algo «etérea» (con los grupos de pilotes o las cimentaciones en roca, por ejemplo) pero, en general, es un buen texto.

A destacar el planteamiento de los dos apéndices dedicados a los coeficientes de seguridad parciales y la incertidumbre de los datos, similar al de las Recomendaciones Geotécnicas para Obras Marítimas. Si de verdad queremos, algún día, adoptar los Eurocódigos y estudiar la geotecnia bajo la filosofía de los coeficientes parciales tendremos que tomárnoslo muy en serio, y estos dos apéndices son un buen punto de partida.

Como indica el título de la entrada, el archivo que enlazo es el de la tercera edición revisada, publicado en 2009. Curiosamente, pese a tener el mismo número de páginas (304), el archivo ocupa ahora algo menos de la mitad, pasando de 13,3 a 5,9 MB (no parece que falte nada, alguien debe haberse molestado en optimizar el archivo).

(si no quieres que se abra el archivo pdf, pulsa el botón derecho sobre el enlace y elige «guardar como»)

En cualquier caso, si prefieres la versión impresa, porque te gusta tener los libros encuadernados en papel, porque quieres regalarlo o, simplemente, porque no te gusta consultar documentos por pantalla, puedes comprarlo en el siguiente enlace patrocinado:

Los laboratorios de geotecnia, el mercado y la Ley Ómnibus

Entre las geniales ocurrencias de nuestra clase política destaca la mala costumbre de resolver de forma tajante y expeditiva justamente los temas que más cuidado y atención requieren. Así, ante cuestiones incómodas se prohibe sin más (prohibido fumar, prohibido correr, prohibido comprar alcohol pasadas las 22:00, etc), y ante cualquier «duda razonable» de la Ley se redacta una nueva sin estudiar primero dónde, cómo y por qué fallaba la anterior (¿cuantas leyes de educación llevamos ya?).

El problema es que zanjar una cuestión al estilo «muerto el perro se acabó la rabia» sólo es válido si únicamente hay un perro y si, efectivamente, está rabioso… so pena de hacer el idiota, quedarnos sin perro y seguir con el contagioso problema de la rabia, cual película de zombies.

Que las competencias en urbanismo sean autonómicas es parte de la Constitución (Art. 148), que entre esas competencias vaya incluido el control de calidad de la edificación es, hasta cierto punto, discutible, ya que si una vivienda digna es un derecho (Art. 47), no está muy claro que el grado de dignidad pueda ser distinto en cada autonomía (digo yo), pero que la acreditación para que un laboratorio pueda medir esa dignidad dependa de cada autonomía… es complicado de entender.

Y si eso era extraño, todavía lo es más comprobar cómo, de un día para otro, y con la Ley Ómnibus en la mano, ya ni siquiera es necesario tener una acreditación para montar un laboratorio de ensayos, tan sólo una declaración responsable y un sistema de gestión de calidad.

¿Cúal es el problema?

Pues, básicamente, que en construcción cualquiera puede confirmar que los ensayos de rotura de probetas de hormigón o de doblado-desdoblado del acero verifican lo esperado. Y lo mismo ocurre con los ensayos de calidad para viales, se miran las actas, se comprueba si verifican los límites establecidos en los pliegos y ya está.

Pero la geotecnia no funciona así, en geotecnia el resultado de un ensayo no proporciona directamente la tensión admisible o la estabilidad de un talud, antes se requiere un análisis en conjunto de todos los datos para comprobar si son o no coherentes entre sí, y para eso necesitamos que los datos sean correctos, algo que, por muy acreditado que esté el laboratorio, no siempre se cumple.

¿Qué quiero decir?

Que si yo tengo una empresa de topografía, me encargan la medida exacta de un árbol centenario que, a ojo, tiene unos 15 metros y obtengo una altura de 10.000 km… tengo un problema, porque aunque el aparato esté perfectamente calibrado, la medida bien tomada y yo esté dispuesto a jurar que todo se ha hecho correctamente, también sé que el resultado está mal

Con la geotecnia ocurre justamente lo contrario. Las acreditaciones son útiles para comprobar que la muestra se extrae y ensaya correctamente, los acreditadores lo preguntan y comprueban todo, pero en ningún momento verifican si alguien es capaz de interpretar el resultado del ensayo y saber, a la vista de ese resultado, si el ensayo se ha hecho bien o mal. 

Ese es el problema, no conocer el producto.

Hace unos días me decía un amigo que debía hacer un informe pericial y le habían dado unos resultados que no servían para nada, con lo que el juicio estaba totalmente perdido, eso si, su cliente se había ahorrado un dinero contratando el laboratorio más barato…

No es nuevo, conozco un laboratorio acreditado en el que la clasificación del suelo la decide el sondista, digan lo que digan granulometrías y límites de plasticidad, al igual que hay laboratorios acreditados entregando actas con ángulos de rozamiento de 75º y cohesiones efectivas de 200 MN, justificando esos resultados desde la más absoluta ignorancia con un «pues es lo que ha salido«, excusa que le recuerda a uno aquello de «una vez hemos eliminado todo lo probable, solo queda lo improbable«, y lleva a pensar en hombrecillos verdes empecinados en estropear los ensayos con nocturnidad, alevosía y peleas a navajazos entre kilopondios, Newtons y Pascales.

Evidentemente, todos esos errores pueden «explicarse» más o menos bien en el informe geotécnico, pero si se trata de un informe para edificación te encuentras de frente con el revisor del Organismo de Control Técnico que, aún siendo consciente de que los ensayos están mal, tiene entre manos una memoria -firmada y visada por un técnico responsable- que no se corresponde con unas actas -firmadas por un laboratorio acreditado-, lo cual le crea no pocos conflictos en su propia empresa.

Hacer un edómetro o un triaxial no es lo mismo que romper una piedra o doblar un hierro. Hay ensayos que requieren interpretación y ensayos que por si solos proporcionan un resultado, no darse cuenta es un error, un error que llevamos ya mucho tiempo señalando con el dedo… tiempo que las entidades acreditadoras han  malgastado mirando el dedo.

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