«Geotecnia y Cimientos», una visión personal de un clásico

Dos lectores habituales del blog, Sure y Yorch (lectores por decisión propia, lo prometo, ni son familia ni los conozco ni les pago nada) me han solicitado una opinión personal sobre uno de los libros más conocidos de la geotecnia española, el «Geotecnia y Cimientos» de Jiménez Salas et al.

Bien, si la “Guía del autoestopista galáctico” se define como una trilogía en cinco partes, podría decirse que el enciclopédico “Geotecnia y Cimientos” es una trilogía en cuatro partes. Para muchos, es el mejor libro de geotecnia, por encima de cualquier otro, olvidando que no se trata de un libro, sino de cuatro, y es que sus casi 4.000 páginas y 21 cm de grosor otorgan cierta ventaja a la hora de compararlo con cualquier otro texto, inclusive contra los tres completos tomos del «Mecánica de Suelos» de Juárez Badillo & Rico Rodríguez.

Portada del Tomo I del Geotecnia y Cimientos, de J. A. Jiménez Salas

El primer tomo, con Justo Alpañés de coautor, es el más ordenado pero también el más conceptual y difícil. La primera parte del libro estudia el suelo como material (identificación, clasificación, propiedades, etc) y la segunda parte, su comportamiento (deformación, consolidación, rotura a esfuerzo cortante, etc). Es el tomo más complicado de entender y el que más rechazo genera (basta preguntar un poco para comprobarlo) pero, nos guste o no, hay que dominar los conceptos básicos antes de continuar.

El segundo tomo, para el que contaron también con Alcibíades Serrano (Premio Nacional de Ingeniería Civil 2007) es, con diferencia, el más matemático de los tres, con capítulos mucho más completos que algunos libros, como los de Redes de filtración (II-1), Ecuaciones constitutivas (II-2) o Sólido elástico (II-3), éste último únicamente superado por el “Elastic Solutions for Soil and Rock Mechanics” en cuanto a la cantidad de información aportada.

El tercer tomo, en dos gruesos volúmenes de más de mil páginas, añade al título un «Cimentaciones, excavaciones y aplicaciones de la geotecnia». Está enfocado a problemas más concretos, pero sin perder de vista en ningún momento el carácter generalista de la obra. Para este tomo contaron con la ayuda de mucha gente: Cañizo, Escario, Lorente, Muzás, Oteo, Manuel Romana, Soriano, Uriel, etc., actuando Jiménez Salas como coordinador y director.

Portada del Tomo II del Geotecnia y Cimientos, de J. A. Jiménez Salas

Entrando ya en el contenido, podría decirse que el problema del “Geotecnia y Cimientos” es -recurriendo al tópico-, que su mayor virtud es también su mayor defecto. Con la mejor de las intenciones, los autores se empeñaron en que fuera lo más completo, útil y actual posible, pero para ello sacrificaron la coordinación entre capítulos, creando verdaderos quebraderos de cabeza a la hora de buscar algo. Como dice un profesor y amigo “hay cosas que lees una vez en el Jiménez Salas y no vuelves a encontrar nunca…”

Por poner dos ejemplos:

La carga de hundimiento: Se trata de una rotura plástica del suelo, así que aparece explicada en la parte del Sólido plástico (II-4), poco después tiene un capítulo dedicado, Carga de hundimiento en cimentaciones superficiales (II-13) pero luego vuelve a aparecer al tratar las Cimentaciones semiprofundas (III-2) y, por supuesto, la información es distinta en cada una de las partes.

Las cimentaciones mediante pilotes: Las discusiones sobre la forma de trabajar del pilote en función de la profundidad de empotramiento están en el capítulo de Ensayos in situ (II-5) al estudiar la resistencia a la penetración por punta de los penetrómetros, más adelante, en el mismo tomo, hay todo un capítulo dedicado, Carga de hundimiento y asientos de pilotes (II-15), pero en el tercer tomo aparecen más cosas, en la parte de Cimentaciones semiprofundas (III-2) y en otro capítulo dedicado también a Pilotajes (III-3)… cómodo, ¿no?

Y lo mismo ocurre con los taludes, los empujes en muros o las tablestacas y entibaciones, por no mencionar que hay dos capítulos, Casos especiales de cimentación (III-6) y Patologías (III-8), en los que se habla prácticamente de todo otra vez, por lo que siempre es interesante pegarles un vistazo.

Lo dicho, que aún teniendo claro lo que se esté buscando, no está asegurado que se vaya a encontrar, crítica que ya se temían los autores, por lo que se ve, porque en el prólogo del segundo tomo (si, los prólogos también se leen) llegaron a decir, en un planteamiento muy epistemológico:

“Aún a riesgo de que se tache nuestra obra de desordenada, entremezclamos, a lo largo de todos ellos [los tres volúmenes], métodos experimentales, teorías de cálculo y técnicas de aplicación. Creemos que unos y otras son tan sólo puntos de vista diferentes sobre un mismo objeto, y que este examen múltiple es necesario para que cada nueva noción aprendida quede encajada en la exacta perspectiva de su significación real.”

Vale, queda claro.

¿Podríamos ver algún día una edición actualizada y ordenada…?

Uno de los autores me dijo una vez que Editorial Rueda se había quedado con todos los derechos (y que nadie había visto jamás un duro), así que eso no sería un problema, pero actualizarlo… no, no lo creo.

En resumen, “Geotecnia y Cimientos” es un completo libro de consulta, seguramente el mejor, pero muy penalizado por una ordenación caótica que sólo «revela» sus secretos mejor guardados conforme se van pasando las hojas, cuando uno menos se lo espera, como esos supermercados en los que cambian las cosas de sitio para obligarnos a “descubrir” lo que no estábamos buscando. Como digo, es un estupendo libro de consulta pero, en mi opinión, hoy en día hay textos mucho más didácticos con los que aprender (y aprehender) los conceptos más básicos.

Corolario final: Si ves el “Geotecnia y Cimientos” lleno de notas y Post-Its amarillos, es que lo han usado; si se ve limpio e inmaculado, es que no lo han abierto nunca (bueno, eso o que tienen una memoria prodigiosa y saben dónde está cada cosa, claro).


      

 


Concluye la perforación del Túnel de San Gotardo

Aún hay que terminarlo, por supuesto, pero lo más difícil ya está hecho. Con fecha 15 de octubre de 2010 ha concluido la perforación del túnel base del nuevo Túnel de San Gotardo, el nuevo túnel más largo del mundo, 57 km, superando los 53,85 km del túnel de Seikan.

Ha sido necesario perforar 153 km con cuatro tuneladoras TBM (Gabi I, Gabi II, Sissi y Heidi) para conseguir un tramo de 57 km de longitud que, junto con los túneles de Lötschberg y Monte Ceneri, dejará el trayecto Zurich-Milán en dos horas y media, frente a las casi cuatro actuales.

esquema túnel San Gotardo

Entre 1872 y 1882, durante la construcción de los 15 km del primer túnel de san Gotardo (ferroviario), murieron 177 trabajadores, superando el tópico imperante de “diez muertos por kilómetro de túnel”, a ese número habría que añadir cuatro muertos más en las huelgas de julio de 1875 por las malas condiciones de trabajo.

Entre 1970 y 1980, en la construcción del segundo túnel (carretero), de 17 km de longitud, murieron 57 trabajadores.

Este nuevo túnel ferroviario se ha cobrado la vida de 8 trabajadores… parece que vamos mejorando, después de todo.

 

Y ahora, una imagen escogida del momento en el que los 9,50 metros de diámetro de la tuneladora Sissi superan los escasos (y artificiales para la ceremonia) 180 cm de “roca” que separan los dos frentes, mostrando sus dientes (discos, en realidad) a las autoridades congregadas al evento.

Túnel San Gotardo

Christian Hartmann / Reuters

Más información:

Rotura de la balsa de lodos de Ajka, Hungría

Se calcula que unos 700.000 metros cúbicos de «lodo rojo», el residuo corrosivo (pH>12) que se obtiene al refinar la bauxita para extraer alúmina, han podido escapar de la balsa de lodos de la imagen, en Ajka, al SO de Budapest, a unos 120 km en línea recta (la balsa en Google Maps).

La escena recuerda mucho a la rotura del dique de Aznalcóllar, en 1998, y puede convertirse en un problema todavía mayor si alcanza el Danubio, aunque desde el punto de vista geotécnico, lo más interesante es la rotura del dique.

Con el tiempo se publicará algo más o menos técnico, por ahora, nos tenemos que conformar con ver las fotografías. Adjunto las más interesantes que he localizado, casi todas de György Varga para MTI, publicadas en Index (pulsa encima para verlas mejor y presta atención al tamaño de las máquinas en la última imagen).

 

La balsa en Google Maps, antes de la rotura.

Sandor H. Szabo para AP, vía msbnc

Fallo en muro de escollera en Busot, Alicante

La diferencia básica entre un muro de escollera (estructural) y un paramento o encachado de escollera (ornamental) es el número de bloques que componen cada una de las hiladas. Para garantizar un comportamiento estructural, cada hilada debe estar formada, al menos, por dos bloques de escollera. Y siempre, en todo caso, debe rellenarse el trasdós con material granular.

En cualquier urbanización hay «muros» como el que traigo hoy al blog. Son más económicos, más bonitos y soportan mejor las deformaciones del terreno que los muros de hormigón, con un poco de suerte incluso se pueden cubrir de vegetación, todo son ventajas… si no tenemos en cuenta esa manía que tienen de caerse, por aquello de no ser estructurales.

El derrumbe se produjo el pasado lunes 20 de septiembre. Ha afectado a cinco viviendas, afortunadamente sin causar daños personales. Ocurrió justo antes de empezar a llover pero,  visto el relleno, es muy probable que esté causado por los empujes activos en el trasdós.

El muro estaba ahí desde 2005, la vivienda a la que pertenece todavía no está habitada ni tiene licencia. Según parece, había quejas desde hace tiempo pero, como siempre ocurre, eran únicamente verbales, nada por escrito. El primer vídeo da una idea general de la noticia, el segundo, con mucha mejor calidad (hasta 1080p), deja ver un poco mejor el relleno del muro, por lo que se ve, parece tener un único bloque por hilada, cantos a modo de filtro y después tierra natural.

 

 
Más información:

Se derrumba un chalé construido sobre una falsa montaña [ABC]

Cinco chalés desalojados al derrumbarse parte de un muro de contención en Busot [Información]

Busot da 24 horas al promotor de la vivienda que causó el derrumbe para que inicie las obras [Información]